El personaje

Ione Belarra: Fría venganza contra Yolanda

Ahora tendrá mando en plaza y ejercerá de portavoz de los morados, algo que se le impedía en Sumar

Ione Belarra
Ilustración de Ione BelarraIlustraciónPlatón

Sobrevuelan puñales por el espacio de la izquierda radical. La decisión de Unidas Podemos de abandonar el grupo parlamentario de Sumar en el Congreso para marcharse al Mixto ha desatado un crudo enfrentamiento entre las dos fuerzas políticas y es el capítulo de una crisis anunciada que se venía gestando hace ya tiempo. Las divergencias entre la secretaria general de Podemos, Ione Belarra, y su íntima compañera Irene Montero con la lideresa de Sumar, Yolanda Díaz, eran un secreto a voces dentro del anterior gobierno de coalición. La negativa de mantener a Montero en el Ejecutivo y sobre todo la falta de protagonismo de los morados en el llamado grupo plurinacional de Sumar en la Cámara Baja fueron la gota que colmó el vaso. «Tenían cinco Ferraris aparcados en un garaje», sentenció Belarra durante los actos del 45 aniversario de la Constitución. La tensión se desató por momentos y el gran líder Pablo Iglesias, auténtico muñidor de la decisión del divorcio con Yolanda, confesó sentirse aliviado y feliz, ya que el partido no tenía otra alternativa. A pesar de sus cinco diputados, los podemitas quedaban apartados de portavocías en las Comisiones y sometidos a cualquier decisión de la cúpula de Sumar. «Nos han querido cerrar la boca», acusó Ione Belarra a su eterna rival «Yolanda Iscariote», como llaman en la dirección de Podemos a la vicepresidenta y ministra de Trabajo, a quien consideran una «traidora» en toda regla.

Las reacciones no tardaron en aflorar. Sumar y la portavoz de Mas Madrid en la Asamblea, Manuela Bergerot, exigieron a los cinco diputados morados que devolvieran sus actas al haberse presentado a las elecciones bajo las siglas de Sumar. En respuesta a sus acusaciones se les tildaba de «traidores y desleales». Yolanda Díaz, con un careto hasta el suelo en los actos de la Constitución, denunció que actuaban «por intereses de parte», y el gran jefe Pablo Iglesias advirtió: «Quienes tienen que dejar el acta son los que mienten». Su fiel escudera, Ione Belarra, aseguró que era una decisión difícil pero necesaria para cumplir sus compromisos con la militancia. Pese a que Belarra telefoneó al ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, para garantizarle que no pondrán en peligro la Legislatura, en la formación de Yolanda Díaz no lo tienen tan claro y se temen una ofensiva contra la vicepresidenta. «La venganza es un plato que se sirve frío, Pablo Iglesias la diseña y Belarra la ejecuta», afirman en su entorno. La decisión de impedir la intervención de la secretaria general de Podemos en la Comisión de Exteriores dónde el ministro José Manuel Albares explicó la posición de España en la guerra de Israel y la franja de Gaza enfureció a Iglesias, quien ordenó de inmediato la marcha al Grupo Mixto.

Aquí Ione Belarra tendrá mando en plaza y ejercerá de portavoz de los morados, algo que se le impedía en Sumar, dónde mantenía un gran enfrentamiento con la protegida de Yolanda, la diputada gallega Marta Lois, a quien considera «floja y poco apta para el cargo». En el Grupo Mixto dispondrán de más dinero, libertad para contratar asesores sin pasar por el filtro de Marta Lois y compartirán medios e iniciativas con los dos diputados de UPN, el BNG y la de Coalición Canaria. En total el Grupo queda ahora integrado por ocho parlamentarios y la lideresa podemita tendrá «perfil propio». En el Gobierno no se esperaban tan pronto esta decisión, mientras que en los partidos del bloque «Frankenstein» como ERC y Bildu se han posicionado a favor de Podemos y en contra de Yolanda Díaz, a quien sectores del PSOE acusan de no saber imponerse y tener una ambición desmedida. Lo cierto es que ahora el Ejecutivo de Pedro Sánchez queda en minoría con cinco escaños menos y tendrá que negociar con los morados. Ione Belarra, teledirigida por Pablo Iglesias, piensa recobrar influencia política y vender muy caros sus cinco escaños.

Las espadas están en alto y prosigue la batalla mantenida desde hace tiempo entre Belarra e Irene Montero contra Yolanda Díaz, con el objetivo de recuperar el espacio de la espacio de la izquierda radical desde su batacazo en las elecciones del 28-M. «Pelea de gatas», decían algunos ministros ante la enemistad entre ellas en el anterior gobierno de coalición. El gran líder Pablo Iglesias, verdadero mentor de Yolanda Díaz, nunca le perdonará su deslealtad y el «ninguneo» a que ha sometido a su señora. Las tensiones eran enormes y tanto Belarra como Montero, desde sus ministerios, se dedicaron a contraprogramar todas las leyes de la vicepresidenta. En su entorno acusan a la dirigente navarra de ser «el brazo armado» del verdadero jefe de Podemos, Pablo Iglesias. «Belarra sigue la estrategia que Iglesias le marca», aseguran en Sumar. El líder morado pensó que podría manejar a Yolanda Díaz desde fuera y no ha sido así. Por ello, Belarra fue su embajadora dentro del Ejecutivo y lo será ahora desde el Congreso. Pasó de activista callejera, sin experiencia de gestión y un currículum profesional en blanco, a ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030 en el Gobierno de España. Secretaria General de Unidas Podemos por el dedazo de Pablo Iglesias, llegó a lo más alto de la política merced a su amistad con Iglesias e Irene Montero.

La bicefalia que Iglesias diseñó al designar sucesora a Yolanda Díaz nunca ha funcionado. Las relaciones entre Belarra y la otra musa roja siempre han sido malas. «Cuando dos mujeres quieren mandar, lío seguro», advertían algunos en el partido. Ione Belarra Urteaga nació en Pamplona y vino a Madrid para estudiar Psicología y participar en foros migratorios, contra los desahucios y movimientos de izquierdas próximos al 15-M. Entonces conoció a los activistas del núcleo fundacional de Podemos y de inmediato sintonizó con el tándem Iglesias-Montero, que la auparon al estrellato. Ahora, todos ellos preparan su venganza contra Yolanda.