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Contexto histórico

Javier Osuna, historiador: "El Día de la Hispanidad no debería reducirse a una lectura de opresores y oprimidos"

La celebración del 12 de octubre cuenta con un trasfondo histórico muchos más trascendente de lo que el tópico le atribuye y el experto ha expuesto a LA RAZÓN los puntos claves de esta fecha

Francisco Javier Osuna, historiador: "El Día de la Hispanidad no debería reducirse a una lectura de opresores y oprimidos" Cedida a La Razón

Cada 12 de octubre, España conmemora el Día de la Hispanidad con actos institucionales que reflejan tanto el orgullo nacional como el vínculo histórico con los países hispanohablantes. En Madrid, el desfile militar presidido por los Reyes y el presidente del Gobierno reúne a miles de personas y se convierte en un símbolo de unidad y fuerza institucional. La jornada incluye también recepciones oficiales, ofrendas a los caídos y una destacada presencia de representantes autonómicos, aunque no todos acuden, lo que en ocasiones refleja las tensiones territoriales dentro del propio país. La festividad coincide además con el día de la Virgen del Pilar, patrona de la Guardia Civil, lo que añade una dimensión religiosa al programa oficial.

En el ámbito internacional, la celebración ha sido objeto de crecientes críticas por parte de varios gobiernos y colectivos de América Latina, que cuestionan su significado desde una perspectiva histórica más crítica. Acusan a esta efeméride de glorificar un proceso de imposición cultural, política y económica que marcó profundamente a los pueblos originarios. Esta visión ha generado un debate sobre el papel de España en la historia compartida, que ya no se limita al ámbito académico o simbólico, sino que entra de lleno en la diplomacia y el discurso político. Las diferencias en la interpretación de esta fecha revelan una herida histórica que aún divide percepciones entre quienes la celebran como una expresión de hermandad y quienes la denuncian como una forma de justificación del pasado colonial.

En este contexto, Francisco Javier Osuna Molina, historiador graduado en la Universidad de Córdoba y especializado en Geografía e Historia, explica a LA RAZÓN todos los detalles de esta festividad y las claves históricas que conciernen a la fecha en cuestión. Para ello, desde un punto de vista objetivo y con el fin de esclarecer todos los detalles de la historia que a menudo se han olvidados, comentando así los discursos opuestos a la celebración, promovidos por figuras políticas de la talla de Irene Montero, junto a las verdades y los mitos existentes respecto a esta narrativa.

El Día de la Hispanidad y el 12 del octubre

Hay quienes desconocen por completo la historia de la festividad más importante del calendario patrio y es que la elección de esta fecha no es fruto de la aleatoriedad, sino de un ejercicio consciente de significación histórica. "El 12 de octubre se eligió, con muy buen criterio bajo mi punto de vista, porque simboliza el punto de encuentro entre dos mundos: Europa y América", explica el historiador. Y es que, tal y como esclarece el licenciado, "ese día de 1492, Cristóbal Colón y su expedición, avistaron tierra en la isla de Guanahaní, en las actuales Bahamas", como hecho histórico que da sentido a la conmemoración. Por el contrario, el significado real que se le ha atribuido con el paso de los años ha sido cambiante.

"En lo simbólico, representa el inicio de una historia común, con sus luces y sombras, pero también con una herencia que ha tejido una de las mayores redes culturales del planeta y que hoy compartimos en torno a unas 600 millones de personas alrededor del planeta", argumenta Osuna en relación a la importancia que abarca su legado. Con el fin de dar a conocer la historia detrás de esta fecha concreta, el historiador, que se ha dado a conocer en redes sociales por sus vídeos divulgativos acumulando más de cien mil seguidores en el conjunto de ellas, ha elaborado una serie de vídeos explicativos aclarando lo estipulado en la hemeroteca histórica.

La transformación de la celebración en tradición

En palabras del profesional, todo comienza en el siglo XX, en un momento de profunda crisis de identidad nacional tras el desastre del 98 y la guerra hispano-estadounidense. "Fue entonces cuando algunos intelectuales y políticos propusieron establecer una jornada de unión entre España y las jóvenes Repúblicas hispanoamericanas", agrega. Por el contrario, no es hasta el año 1918 cuando se concreta esta fecha como festivo nacional a manos de Alfonso XIII, proponiendo así el acercamiento y la alianza entre América, España y su pasado conjunto. Sin embargo, es aquí donde comienza todo el entramado político y la variación gubernamental provoca ciertas modificaciones en torno al modo de concebir la fiesta.

Por un lado, con la llegada de la Segunda República, y su régimen laico, se optó por mantener "la conmemoración despojándose de su carga religiosa y el papel evangelizador de España". Es decir, todo acontecimiento religioso que se había contemplado en relación a esta festividad concreta desaparece. Pero, unos años después, con Franco en el poder, la visión ideológica dio un giro rotundo, volviendo a ensalzar la simbología nacional-católica. "Con el franquismo, el 12 de octubre se reinterpretó desde una óptica ideológica más sesgada donde se buscaba ensalzar las viejas glorias de España", expresa.

Finalmente, la democracia jugó un papel fundamental para representar la festividad que hoy se celebra. "Tras la transición, el día se mantuvo tanto como ‘Día de la Hispanidad’ como festivo nacional, pero desde una visión totalmente distinta, que desde entonces y hasta hoy, no busca tanto ensalzar el hecho histórico y la posterior conquista, sino que se sirve de este para poner en valor a la comunidad Hispana", afirma. Por ende, se concibe como un estrechamiento fraternal entre todos los pueblos hispanohablantes que cruzaron sus caminos hace siglos y hoy comparten muchas de las costumbres que han pasado de generación en generación.

La polémica generada en torno al pasado

Una vez más, la controversia depende de las palabras que analicen la historia, aportando una posición ideológica al debate y sobreponiendo intereses a la veracidad del relato. "En el contexto postcolonial, el 12 de octubre se revisa críticamente: muchos países latinoamericanos lo rebautizan —'Día de la Resistencia Indígena', 'Día de los Pueblos Originarios', 'Día del Respeto a la Diversidad Cultural'—, buscando subrayar el punto de vista de quienes sufrieron la conquista", clarifica en función de la percepción de ciertas naciones. A su juicio, el verdadero problema de todo este entramado proviene del uso de "términos modernos con fines políticos demagogos para explicar problemáticas del siglo XVI-XVII".

"Desde una mirada histórica rigurosa, el Día de la Hispanidad no debería reducirse a una lectura de opresores y oprimidos", sentencia. Al mismo tiempo, razona la posición actual de la celebración como una forma de dar visibilidad al comienzo de una "transformación global, el surgimiento de una civilización mestiza que, con todas sus contradicciones, dio lugar al mundo iberoamericano actual".

¿Una posible reformulación de la festividad?

A raíz del continuo debate se han llegado a proponer distintas variaciones que modifiquen la significación política del 12 de octubre en favor del "perdón". En cambio, el profesional expone la visión actual del sector y cómo una la documentación histórica con todos los matices posibles es la única salida para zanjar de una vez el conflicto ideológico. "En el ámbito historiográfico, lo que se ha intentado en las últimas décadas es precisamente superar ambas visiones simplistas. Ni la conquista fue una epopeya civilizadora sin tacha, ni un genocidio sistemático", informa.

Siguiendo en esta línea, la reformulación antes mencionada, para el historiador, debería tener una conexión con el carácter educador de la sociedad y la importancia de revisitar el pasado para entender el presente. "Para mí, repensar el Día de la Hispanidad no significa eliminarlo ni convertirlo en un acto de culpabilidad colectiva. Significa dotarlo de contenido histórico, educativo y cultural real, que ayude a las nuevas generaciones a entender qué ocurrió aquel 12 de octubre de 1492 y qué consecuencias tuvo, sin simplificaciones ideológicas", concluye.