El personaje
José Luis Martínez-Almeida: puerta Grande en Cibeles
Conformará su gobierno con menos concejales, aprobará los Presupuestos y desbloqueará las normas urbanísticas boicoteadas por Vox
Es un gran aficionado taurino, y por ello conoce muy bien lo que representa la Puerta Grande del coso. Ahora, José Luis Martínez-Almeida hace su entrada triunfal en el emblemático edificio de Cibeles, sede del Ayuntamiento de Madrid. El ya investido alcalde de la capital del Reino ha logrado, por primera vez en más de una década, gobernar en solitario con 29 concejales que le otorgan una holgada mayoría absoluta. Supera en 14 ediles los resultados de las últimas elecciones, aventaja en 17 a Mas Madrid, el PSOE aguanta el tipo como tercera fuerza, mientras Ciudadanos y Podemos desaparecen del mapa. Una rotunda victoria para este hombre de figura pequeña, pero de cabeza grande y bien amueblada, a quien desde que llegó al Ayuntamiento de Madrid en 2019 nada le ha sido fácil.
La tremenda crisis de la pandemia y la descomunal nevada «Filomena» le pusieron a prueba. En medio de duros ataques de toda la izquierda, con el boicot permanente de Vox, Almeida lo afrontó con mesura, diálogo y buenas formas sin renunciar a la crítica cuando es necesario. «Es un buen capitán en medio de la tormenta», dicen en su equipo y en Génova 13, donde Almeida, que fue una apuesta de Pablo Casado, al igual que Isabel Díaz Ayuso, supo ganarse la confianza del actual líder del PP, Alberto Núñez Feijóo.
A pie de la calle, con su apariencia menuda a la par que enérgica, el alcalde ha visitado hospitales y centros de salud, se pateó los barrios sepultados por la nieve montado a lomos de un furgón de la Policía Municipal y logró la intervención de la Unidad Militar de Emergencias (UME) en total cercanía con sus vecinos. «Alcalde, ¿cómo usted por aquí?», le dicen a menudo por los barrios de Madrid que se conoce al dedillo y donde le gusta picar algo en sus típicas tabernas. «Almeida cae bien a todos», opinan expertos sociólogos de un hombre que, pese a la dura oposición, goza en privado del respeto de la izquierda.
No lo tenía fácil, las encuestas no le garantizaban la mayoría absoluta, pero finalmente el vuelco electoral se produjo con una victoria indiscutible para el PP desde los tiempos de Alberto Ruiz Gallardón. Tras empuñar de nuevo el bastón de mando, investido por el Pleno ayer, José Luis Martínez-Almeida conformará su gobierno municipal con menos concejales y un primer objetivo: aprobar los Presupuestos y desbloquear las normas urbanísticas boicoteadas por Vox. Madrid, ciudad abierta, libre, próspera y cosmopolita tiene muchos retos por delante y el alcalde podrá afrontarlos con total comodidad, aunque reitera que estará siempre predispuesto al diálogo con todos.
Simpático y socarrón, se ha bregado con sus rivales políticos en plenos municipales a veces muy tensos. El Ayuntamiento de Madrid, un coloso con más poder que muchos ministerios, lo gobierna Martínez-Almeida con humildad y templanza. «Hay que ser cercano con la gente», repite una y otra vez a cuántos le rodean. Durante la nevada «Filomena» no paró un minuto. «Alcalde, ¿cuándo quitan el hielo?». «Alcalde, que estamos en la ruina». «Alcalde, ¿cuándo abren los colegios?». «Alcalde, que se han caído los árboles»... Así, una tras otra, retumbaban en sus oídos las inquietudes de los vecinos. Por los barrios más afectados, con su jersey «pulligan» de cuello alto y su «trench» abotonado, el regidor madrileño nunca pierde los nervios y tiene tiempo para el humor. «El buen humor siempre levanta el ánimo», afirma Martínez-Almeida.
«La nevera de un soltero da miedo», solía decir sobre su soltería. Pero ahora también esto ha cambiado en su vida al presentar a su novia en la plaza de toros de Las Ventas, durante la tradicional Corrida de la Prensa. Teresa Urquijo y Moreno es la flamante pareja de este soltero de oro, 22 años más joven que él, descendiente de una familia noble emparentada con la Familia Real. Su padre, Lucas Urquijo Fernández de Araoz es bisnieto de Gregorio Marañón y su madre, Beatriz Moreno y Borbón es hija de Teresa de Borbón Dos-Sicilias, hermana del anterior Duque de Calabria y prima del Rey Don Juan Carlos. La novia del alcalde trabaja como analista financiera, ambos se conocían desde tiempo pero fue hace unos meses cuando decidieron ser más que amigos. La pareja comparte aficiones comunes como los toros y el fútbol, «colchoneros». «El Atleti es más que un club, es un estilo de vida», afirma el alcalde. Es ya habitual verles en locales del viejo Madrid y en alguna escapada a las playas del Cantábrico, lugar que Almeida siempre escoge para sus vacaciones desde que estudió en la Universidad Pontificia de Comillas.
A Martínez Almeida, que luce su baja estatura y su sonrisa ampulosa sin una pizca de presunción, es difícil hincarle el diente, él mismo se ríe de su aspecto físico. «La guapura se lleva por dentro», ironiza. Lo mismo se marca un cocido madrileño en una tasca, recibe a los Reyes Magos vestido de paje en Navidad, empuja un patinete por la pista de hielo o participa como buen atleta en un maratón. Abogado del Estado, nació en Madrid en una familia de abolengo jurídico. Su abuelo paterno, Pablo Martínez-Almeida y Nacarino, perteneció al Consejo privado del Conde Barcelona, y el materno, José Luis Navasqüés, era dueño de los Estudios Chamartín.
El menor de seis hermanos, fue en su día «fontanero» de Esperanza Aguirre y sombra de muchas cosas en la Comunidad madrileña. «Yo sería el mejor alcalde de Madrid», le dijo un día a Alberto Ruiz-Gallardón con quien había coincidido en la Facultad de Derecho. Dicho y hecho, se sienta de nuevo en la joya de la corona del poder político. «Experimentos, pocos. Trabajo, mucho», dice el alcalde sobre esta nueva etapa. Padrino consentidor de sus sobrinos, católico practicante, le encantan las motos y hoy ya tiene su ambición colmada: «De Madrid, al cielo».
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