Opinión
Les gusta la gasolina
Antonio y Óscar, criados al amparo de Pepiño, antiguos socialistas templados, se metieron de lleno en la sanchosfera para trabajar en lo que hiciera falta
Siempre se dijo que "la mierda, mejor no removerla, porque apesta todavía más", expresión coloquial que pretende sugerir que es conveniente no complicar las situaciones problemáticas si no se las quiere empeorar. Aplicando el dicho popular a nuestro insigne timonel, habría que concluir que, al final, se ha manchado de porquería por todas partes a fuerza de esparcir la suciedad que le rodea. Vamos, que la ha cagado.
Si cuando le salió el grano de Begoña hubiera hecho lo que corresponde un buen demócrata –o sea, dimitir– se hubiera evitado, uno) el vía crucis de su fiscal y, dos) el albañal de la cloaca de Leire con Cerdán. Y todo lo que continúa saliendo y apestando. Se hubiera ahorrado también, y no es cuestión menor, que afloraran los negocietes de prostitución de su querido suegro, de los que él mismo se pudo beneficiar, como ya parece más que evidenciado.
No solo por la casa de 700 mil euros en Pozuelo de Alarcón donde vivió durante años antes de trasladarse a la Moncloa, sino porque el usufructo de las saunas bernardas pudo dar también para ayudar a costear las primarias que el presidente del Gobierno ganó a Susana Díaz y Patxi López. En eso están ahora los infatigables agentes de la UCO, que descubrieron en su día como Cerdán le ordenó a Koldo que metiera dos votos de extranjis en una urna en las anteriores primarias, las de 2014, en las que Sánchez tumbó a Madina. Bueno será saber si las ayudas de Sabiniano, suponiendo que se acrediten, fueron también para aquellas primarias de 2014, o solo para las del año 2017.
Hubo un tiempo en que Antonio Hernando, persona de buen talante y acreditada cercanía a José Blanco, investigó si en la pocilga de Villarejo había elementos que inculpaban al suegro del Uno en el espionaje a políticos, jueces y periodistas dentro de los prostíbulos de la Sauna Adán. Porque si salía mal parado el padre político, también lo estaría, inevitablemente, el propio yerno. Ergo era importante acreditar si tal basura existía, y de existir, emplearla debidamente para los fines adecuados.
A ello se dedicó Antonio, según las fuentes. Hernando había acabado mal con Pedro y tuvo que desembarcar en el negocio de Blanco, donde quizás debería haber continuado. Pero como la política puede más que el emprendimiento, se metió de nuevo en el universo pedriano junto a su también amigo Óscar López, en idéntico viaje desde el antisanchismo al sanchismo, igual que el presunto líder al que ambos apoyaron en las primarias del 17, Patxi López. Óscar, otrora persona de perfil moderado, evolucionó hacia posiciones radicales, más allá incluso que el mismísimo Puente. Si al jefe le gusta la gasolina, ellos deben darle gasolina, y hasta petróleo crudo, si es necesario.
De manera que ambos, Antonio y Óscar, criados al amparo de Pepiño, antiguos socialistas templados, se metieron de lleno en la sanchosfera para trabajar en lo que hiciera falta. Y de ahí la presencia de Hernando en cumbre cloaquera de Leire y Dolcet. Su aparición en tal reunión señala a López, para quien en aquel entonces trabajaba Antonio (como ahora). Ambos parece que quisieron indagar sobre la mercancía podrida de los prostíbulos del suegro del jefe. Buscaban gasolina contra el de la gasolina. Tiempos lejanos en los que ambos remaban a la contra.
Quizás por eso querían saber si la famosa «fontanera» tenía material que les inculpaba ante el Jefe Supremo, lo que sería un engorro, o bien trataban de encauzar debidamente las aguas negras del vertedero cloaquero. Cuestión a dilucidar ahora que ya tenemos a todo el entorno del gran-timonel, todito entero, salpicado por "la merdé" del universo sanchosférico.