Política

PP

Los “fichajes” dinamitan la paz interna dentro del PP

La operación para recuperar voto de Vox eleva la tensión dentro del aparato del partido

El ex presidente del Gobierno y presidente de FAES, José María Aznar, ayer en Madrid / Efe
El ex presidente del Gobierno y presidente de FAES, José María Aznar, ayer en Madrid / Efelarazon

La operación para recuperar voto de Vox eleva la tensión dentro del aparato del partido.

El ex ministro Javier Arenas fue el primero que puso en marcha la operación del «fichaje» de Juan José Cortés, padre de Mariluz, para captar votos en Andalucía. Cortés ayudó a engordar el granero de votos en Sevilla con su trabajo en barrios con problemas de exclusión. Con ese objetivo de conseguir votos, y pensando sobre todo en la competición con Vox, Pablo Casado ha vuelto a fijarse en él, esta vez elevándole al puesto de «número uno» por Huelva. En el pulso con Vox se explica también la decisión de recuperar a Cayetana Álvarez de Toledo como «número uno» por Barcelona. En ese último caso, puede que su perfil tenga más recorrido a nivel nacional que en lo que es la estricta pelea electoral en Cataluña, donde el PP se enfrenta al riesgo de «desaparecer» como partido de referencia en el centro derecha después de los malos resultados de las elecciones autonómicas. Por Barcelona, el escaño de Álvarez de Toledo está asegurado, salvo catástrofe no prevista a día de hoy.

Pero estos dos movimientos están alterando la paz que Casado había conseguido construir dentro del partido desde su elección como líder nacional. La «jubilación» del «marianismo» se daba por descontada. Esto, sin embargo, afecta a quienes están a día de hoy en activo y con expectativas de futuro. El malestar del PP de Huelva llegó ayer a Génova, donde una delegación de alcaldes se presentaron para cuestionar la decisión de imponer el nombramiento de Juan José Cortés. En Cataluña también hay disconformidad con las formas y con el discurso de Álvarez de Toledo. «Es muy fácil dar lecciones desde Madrid», sentencian. Además, no sólo en Cataluña, sino también a nivel nacional, dentro del partido tienen muy presente la «traición» de Álvarez de Toledo a las siglas cuando se distanció del proyecto de Mariano Rajoy. Álvarez de Toledo es dentro del PP la «teoría de la conspiración» del 11-M y el «PP duro» que tuvo que saltar por los aires en 2008 antes de que Rajoy consiguiera ganar las elecciones generales de 2011 por mayoría absoluta.

Como hace todo líder, Casado está rodeándose de sus más afines, escuchando también los consejos de quienes hoy tienen el poder de susurrarle en los oídos. Pero dentro del partido advierten de que esos movimientos deben hacerse «sin perder la obligada lealtad» con quienes han estado trabajando por el proyecto y sacrificándose en el día a día por las siglas. En los próximos días se verá de qué manera Casado resuelve la reubicación de los más perjudicados con los fichajes. La portavoz parlamentaria, Dolors Montserrat, no era de su equipo, y aunque se daba como segura en el Congreso, también es cierto que en el partido daban por hecho que no iba a continuar como portavoz parlamentaria. Distinto es el perfil de la catalana Andrea Levy porque forma parte de la nueva generación de la que se rodeó Rajoy para sobrevivir a Luis Bárcenas. Es del núcleo de confianza de Casado, junto con Javier Maroto. Le apoyó en el Congreso de julio. Lleva años dedicada al PP catalán y también a la política nacional con responsabilidades en el Comité de Dirección y un trabajo diario de pulso con representantes de distintos sectores sociales para captar aportaciones para el programa electoral. En el PP creen que su sitio debe seguir estando en la política nacional, y hay quien la ve al menos como «número tres» de la lista de Casado. Pero en Génova también hay alguna mano que la promueve para el Ayuntamiento de Madrid para reforzar la candidatura.