Terrorismo

Un checheno dirigía desde una cárcel catalana una peligrosa célula yihadista

Ha sido desarticulada por la Guardia Civil y los Mossos y se han producido, al menos, seis detenciones

Un checheno, con experiencia en tráfico de armas, dirigía desde una cárcel catalana (Briams-2) una peligrosa célula yihadista, según han informado a LA RAZÓN fuentes antiterroristas. El grupo, formado, al menos por seis personas, ha sido desmantelado esta mañana. Se trata de individuos con antecedentes delictivos que se hallaban radicalizados para el yihadismo o estaban en trance de hacerlo. Contaban, asimismo, con experiencia en el mercado negro de armas. Las alarmas saltaron cuando se observaron movimientos que hicieron sospechar que pretendían pasar a una fase más activa y, tal vez, perpetrar un atentado, aunque no parecer que tuvieran un objetivo, todo ello a falta de examinar la documentación que se les ha incautado.

Según expertos, la operación pone al descubierto la porosidad entre el tráfico de drogas y el terrorismo yihadista incluyendo un frente de prisiones. Se trata de una operación de calado focalizada también en la eventual adquisición o elaboración de explosivos para atacar en España.

La Guardia Civil y los Mossos d'Esquadra han activado un operativo policial conjunto en varios municipios de la provincia de Barcelona y en Extremadura. Hay agentes desplegados en las localidades catalanas de Rubí, Sant Pere de Ribes y Martorell. El dispositivo se ha ampliado a Extremadura, concretamente en Mérida.

Por parte de los Mossos forman parte de esta operación agentes del Grupo Especial de Intervención (GEI), de la Unidad de Explosivos (Tedax), del Àrea Regional de Recursos Operatius (Arro), de la Unidad Canina, así como de la Policía Científica. De momento, la investigación está bajo secreto de actuaciones y el Juzgado Central de Instrucción número 6 de la Audiencia Nacional es quien instruye los hechos.

Durante el año pasado, se desarrollaron varias operaciones de este tipo en Cataluña, lo que da idea de la implantación del yihadismo en esta Comunidad Autónoma, donde fue cometido en 2017 el último gran atentado perpetrado en España por parte de una célula encabezada por un imán.

Al no lograr los terroristas alcanzar los objetivos que se habían propuesto, Cataluña, en concreto algunos de sus edificios emblemáticos, como la Sagrada Familia o el Camp Nou, en Barcelona, se han convertido, en redes sociales yihadistas, en objetivos de una anunciada venganza por la muerte de la mayor parte de los terroristas de dicha célula.

En junio de 2020, la Guardia Civil detuvo en Barcelona a Mohamed Yassin Amrani, al que se le imputó haber comunicado a un miembro de Daesh en Siria, que tenía la intención de atacar una comisaría de la Policía Nacional: “me voy a una comisaría de la Policía y con una pistola mato a tres agentes”. Y, asimismo, realizar un ataque con bomba adosada a un dron que haría estallar en el interior del Camp Nou, en un partido entre el Barcelona y el Real Madrid.

Entre los operativos desarrollados el año pasado, destaca el realizado por la Policía Nacional contra un individuo que difundía en redes, en las que tenía hasta 400.000 seguidores, las ideas terroristas y, en concreto, la de repetir el atentado de Algeciras de primeros de año en el que fue asesinado un sacristán. Por su parte, la Guardia Civil, en colaboración con la DGST marroquí, detuvieron a dos personas que trataban de organizar viajes a individuos dispuestos a unirse al Estado Islámico en Siria, así como crear una red de financiación de la banda yihadista.