
Opinión
Maniobras malabares
Vuelve a las andadas Sánchez con los fastos para conmemorar la muerte de Franco

Vuelve a las andadas Sánchez con los fastos para conmemorar la muerte de Franco, en este caso con mucho circo, malabaristas de todo pelaje y actuaciones musicales antifachas, una performance woke-progre que los muy egregios representantes de nuestro Congreso de Diputados (y Diputadas) tendrán que soportar durante un mes a mayor gloria del gran maestre Pedro, que ha querido hacer coincidir el comienzo del evento con su comparecencia triunfal la próxima semana en el Senado. No para hablar de Franco, ciertamente, sino de las corrupciones que asedian a su entorno familiar y de partido, los prostíbulos de Ábalos y de su suegro, los dineros de Koldo y de Cerdán, las andanzas de su mujer y de su hermano. Le van a preguntar por todo eso y por la fontanera Leire Díez, que dijo iba de aquí para allá en nombre de SS, el presidente, y ahora se arrepiente echando balones fuera, como Bolaños. Dice el tardo franquismo fachosfero que Bolaños carga con el peso de haber sido el ejecutor principal de lo que ellos llaman profanación de la tumba del Caudillo, por orden expresa de su jefe supremo, Sánchez Castejón. Y que sobre los profanadores caerá la maldición de la providencia para quienes así actuaron, aportando como razón de peso que las desgracias de nuestro timonel se empezaron acumular desde el momento en que decidieron sacar al general del sarcófago para llevárselo al Panteón de Mingorrubio, en El Pardo. En materia de muertos, mejor no tocar sus tumbas, dicen los mentados, pues nadie sabe el tipo de infortunio que se te puede venir encima. No contento con lo cual, se dispone el Gran Inquisidor a volver a sacar partido de la Momia con esta suerte de celebraciones siniestras para entretener al populacho y evitar que suba el retintín sobre su esposa. El problema ahora es que tales malabares ya no convencen a buena parte de los asociados, que empiezan a plantear si no habrá llegado la hora del cambio, esta vez de verdad. Nogueras exteriorizó en el Control al Gobierno lo que le dijeron los alcaldes de Junts a Puigdemont el otro día en Waterloo: o cambiamos o nos cambian. O los neoconvergentes mueven su estrategia con relación a Sánchez, o la ultra indepe Orriols sigue creciendo a lomos de la inmigración y la anti-okupacion. En la medida en que los votantes derechistas de Junts identifican al PSOE de Pedro con la laxitud frente a la inmigración ilegal y la okupación de pisos, el pacto de Puigdemont con Ferraz es un lastre. Y por eso entienden que hay que cambiar. Lo que le propusieron algunos al huido en la reunión, es que se plantee al PP una moción para tumbar a Pedro, pero con un candidato instrumental, no Feijóo, apenas para echar socialista de La Moncloa y convocar de inmediato elecciones. Y en eso están, sin saber bien los puigdemones qué hacer, deshojando la margarita, pero con la idea clara de que o cambian o les cambian. Ergo están por venir los mejores días de la legislatura. Dicen.
Entre tanto SS nos entretiene con el cambio de hora, los fastos del General y tentando a Ayuso con el expediente contra la Real Casa de Correos, que al haber pasado más de un año desde su incoación, caducó el pasado 16 de octubre.
Algo inventarán, no obstante, en este afán por eliminar todo lo que huele a Franco, sea una calle o un edificio. Los nombres franquistas molestan a nuestro gran maestre, pero no así los de los criminales etarras que seguirán siendo homenajeados en Euskadi para vergüenza de la memoria histórica. De verdad.
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