Encuesta NC Report
El PP mantiene la Xunta y el PSOE se queda en mínimos históricos
La lista de Rueda obtendría hasta 41 escaños, tres por encima de la mayoría absoluta. El BNG, pese a mejorar sus resultados, no suma con el bloque de la izquierda
El PP conservaría la mayoría absoluta en Galicia con un horquilla de entre 40-41 escaños (tiene 42 en la actualidad y la mayoría está en los 38). Su suelo en el ecuador de la campaña le garantizaría mantener el control de la Xunta frente a la alianza nacionalista y de izquierdas, pero quedan cinco días de campaña por delante en los que la izquierda va a utilizar todo lo que tenga a su alcance para crispar el clima, golpear a Alberto Núñez Feijóo e intentar desmovilizar al votante popular. «Viene la parte más turbia, queda lo peor», avisan desde el equipo electoral socialista.
En el peor de los escenarios el actual presidente de la Xunta perdería dos escaños y para saltar del poder necesita dejarse en las urnas hasta cinco, dos en una provincia. El BNG, por su parte, mantiene su trayectoria ascendente, que se ha visto revalidada desde el inicio de la campaña, con un crecimiento de entre dos y tres escaños, y unos 42.544 votos más que en las últimas autonómicas. El PP también mejora en 31.194 votos, siendo el PSOE el único partido que pierde apoyo popular, traducido en 31.386 papeletas y entre uno y dos escaños.
En la alianza nacionalistas y de izquierdas, la radiografía electoral de NC Report, realizada entre el 5 y el 10 de febrero, consolida a la líder del BNG, Ana Pontón, como única alternativa al actual presidente de la Xunta y candidato popular, confirmando que ha sido eficaz en su estrategia de dirigir el foco a los temas más sociales y disfrazarse de moderada pese a su ideología independentista y radical. La suma de BNG, PSOE, Podemos, Sumar y Democracia Ourensana estaría, a cinco días de que se cierre la campaña, es de 33-37, a un escaño en su horquilla alta de alcanzar los 38 que dan la mayoría absoluta en el Parlamento gallego. Podemos, con 4.068 votos, no consigue ningún escaño después de su ruptura con Sumar. Y en el lado de la derecha, tampoco Vox obtiene representación, con 20.338 votos que se quedarían sin utilidad alguna. La participación de Vox en las pasadas elecciones generales ya tuvo un coste muy relevante para la suma total de la derecha en contra de sus intereses por el mismo efecto, el de los votos inútiles, en circunscripciones catalanas, por ejemplo.
Este contexto electoral demoscópico, que deja abierta la puerta un vuelco del resultado, anima a la izquierda a echar el resto en estos últimos días de campaña para conseguir una movilización extraordinaria en favor del BNG que les permita dar el salto a ese escaño que les falta para la mayoría absoluta. Por lo que se juega, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se implicará personalmente en esta recta final de la lucha por el voto ya que el cálculo que hacen en Moncloa es que si consiguen contribuir a que Feijóo pierda la mayoría absoluta en su tierra, esto le abriría una crisis de liderazgo en el PP, con repercusión también externa, y sería un importante balón de oxígeno para el jefe del Ejecutivo en una coyuntura de la legislatura muy complicada. Para Sánchez, Galicia no es un gobierno autonómico en liza, sino la vía de escape, si le sale bien, para ganar tiempo en su pulso con el independentismo a costa de la debilidad del PP.
El PP, por su parte, se la juega en conseguir contrarrestar el discurso social del BNG y en tirar de su votante para que no se confíe y no lo dé todo por hecho de manera anticipada: los datos están ahí y anuncian los riesgos de una victoria ajustada. A la militancia la están intentando movilizar con el mensaje de que se puede sufrir para consolidar la absoluta porque ahora empieza la zona «sucia», la «del vale todo». Y este fin de semana ha aparecido en el camino el bache del error de las declaraciones en off realizadas por Alberto Núñez Feijóo sobre la amnistía y un posible indulto a Carles Puigdemont siempre que regresara a España, fuese a la cárcel, pidiese perdón y atendiese al parecer de los jueces. Pero para la maquinaria de propaganda del PSOE esto es munición de máximo calibre y ya han visto en esto, y en la información de que el PP estudió durante 24 horas la constitucionalidad de la amnistía, el arma con el que movilizar a todos los ministros y dirigentes socialistas para salir en tromba contra Feijóo y activar a la izquierda.
Por cierto, en estos últimos días será decisivo ese 30 por ciento de entrevistados que no declaran su voto o se muestran indecisos. Si bien, este grado de indefinición no evita que las tendencias se marquen con cierta claridad, con un PP que mantiene un suelo rocoso, mientras que el PSOE se hunde por debajo incluso del mal resultado obtenido hace cuatro años. El BNG firmaría el mejor resultado de su historia, doblando a un PSOE de José Ramón Gómez Besteiro de capa caída.
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El trasvase de votos resulta especialmente significativo porque viene a confirmar hasta qué punto la política de Pedro Sánchez a nivel nacional está consolidando a las opciones independentistas y nacionalistas en perjuicio de su propia marca. El PP mantiene un 92,2% de fidelidad de voto, la más alta de todas las siglas que se presentan a las elecciones. La del BNG está en el 90 por ciento, pero la del PSOE baja hasta el 68 por ciento, con un hasta 11,4 por ciento de antiguos votantes que hoy aseguran que se decantan por la lista de Ana Pontón.
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