Nuevo gobierno

Marlaska: Sortea otra crisis y será el más longevo de la democracia

Aterrizó en la cartera de Interior en junio de 2018 con el primer gobierno Sánchez y pese a todas las polémicas continuará una nueva Legislatura

Marlaska será el ministro del Interior más longevo pese a las continuas críticas de oposición y socios del PSOE
Marlaska será el ministro del Interior más longevo pese a las continuas críticas de oposición y socios del PSOEEuropa Press

A pesar de estar siempre en las quinielas de salida, el juez vuelve a escapar de la hoguera y seguirá al frente de la cartera de Interior una nueva Legislatura convirtiéndose así en el ministro de Interior más longevo de la Democracia, al superar al socialista José Luis Corcuera, que estuvo 5 años, 7 meses y 9 días. Este martes, Marlaska llevará 5 años, 5 meses y 14 días por lo que en menos de dos meses, el juez alcanzará un hito que pocos podía imaginarse a tenor de todas las veces que su gestión ha estado en el punto de mira de la oposición y también de algunos socios de la coalición como ERC o EH Bildu.

Grande-Marlaska (Bilbao, 1962) aterrizó en la cartera de Interior en junio de 2018 con el primer gobierno Sánchez y con un seductor currículum a sus espaldas ya que pesaba su trayectoria como juez de la Audiencia Nacional que había luchado contra ETA –incluso fue blanco de la banda–. Sin embargo, a lo largo de sus cinco años y medio al frente de la cartera de Interior ha protagonizado momentos de enorme tensión como durante los vividos en 2019 en Barcelona. Fueron meses de tensión en los que los sindicatos policiales cargaron con el titular de Interior por su dispositivo y por la falta de medios para hacer frente a las manifestaciones violentas.

Después, llegó la crisis con Marruecos que derivó en una entrada masiva en Ceuta de ciudadanos del país vecino en 2021 y el retorno de menores que fue paralizado por la justicia. De hecho, este fue uno de los episodios que puso su gestión contra las cuerdas. Las expulsiones de menores desde Ceuta implicó la apertura de una investigación en el juzgado de instrucción número 2 de la ciudad ceutí tras la denuncia presentada por la Fiscalía y volvió a cercar a Marlaska que, según los investigados, estuvo en todo momento al tanto de las devoluciones. Es más, la defensa de la vicepresidenta de Ceuta –encausada por la expulsión de los menores– presentó un recurso de apelación en el que alegó que se limitó a cumplir «órdenes directas de Marlaska». En su día, el titular de Interior defendió que la devolución a Marruecos de los menores era «legal». A su polémica gestión hay que sumar la última tragedia en la valla de Melilla con una veintena de fallecidos o la llegada de pateras, de nuevo en cifras históricas en Canarias.

No en vano, en inmigración es donde sus bandazos han sido más polémicos. De hecho, recién aterrizado disfrazó la eliminación de las concertinas en las vallas de Melilla y Ceuta –criticadas por causar muertos y heridos– por la colocación de nuevos elementos como peines invertidos y tubos, además de elevar la valla hasta los 10 metros de altura. Una operación de maquillaje que escondía que en el lado marroquí se procedió a la instalación de las concertinas con fondos europeos.

Además, el pasado mes de febrero, Grande-Marlaska recibió la reprobación del Congreso de los Diputados acusado de mentir en la gestión del salto masivo de la valla de Melilla en junio de 2022, incidente en el que murieron más de 20 inmigrantes, y donde desde el primer momento se esforzó por poner en valor la actuación de la Guardia Civil y Marruecos. Sin embargo, sus socios –ERC y Bildu– criticaron ferozmente la actuación de las Fuerzas y Cuerpos del Estado por realizar devoluciones en caliente, motivando de nuevo la reforma de la Ley de Seguridad Ciudadana de 2015, conocida como la ley mordaza, que sigue en vigor pese a las promesas de los socialistas de derogarla desde que Sánchez llegó a La Moncloa.

Asimismo, ha tenido que hacer frente a otras polémicas como los ceses del coronel Diego Pérez de los Cobos, destituido y luego repuesto por sentencia judicial en la Jefatura de la Comandancia en Madrid, cuando subordinados suyos investigaban la posible conexión entre las manifestaciones del 8-M y el inicio de contagios de Covid-19. Otro de los asuntos que ha gestionado durante ese periodo ha sido el cese de María Gámez como directora de la Guardia Civil y otras decisiones polémicas como la política penitenciaria en lo referente al acercamiento de presos de ETA.

Como resultado de todas estas polémicas sirva como ejemplo que Marlaska aterrizó en Interior situándose como el segundo ministro mejor valorado y parte de ser el tercero por la cola tras las ya exministras de Podemos Irene Montero y Ione Belarra.

En esta nueva legislatura, Marlaska tendrá que hacer frente a las protestas en la calle que se prevé continúen durante la negociación de la ley de amnistía, las continuas llegadas irregulares de inmigrantes, a la amenaza yihadista tras el conflicto en Oriente Medio y a las reivindicaciones laborales de los agentes de la Policía Nacional y la Guardia Civil. Y de aprobarse una reforma de la llamada ley Mordaza, tendrá que aplicarla con la casi segura oposición de los sindicatos policiales y las asociaciones de guardias civiles.