
Opinión
Las matemáticas de Pedro Sánchez
Sánchez ha borrado, a propósito, todas las líneas rojas que tiene un Estado de Derecho

A la vista de lo que se conoce, en el caso del procesamiento del fiscal general del Estado, el sentido común dicta que, por lo menos, tiene toda la lógica una investigación judicial. Desde la Moncloa se defiende su inocencia con el argumentario de que se trata de un ataque porque es un objetivo previo a lo que realmente quieren, la demolición del Gobierno.
La Fiscalía coincide con la dirección socialista en defender la inocencia de García Ortiz, haciendo hincapié en que la ausencia de pruebas, esas que fueron borradas de móviles y correos electrónicos, debe absolver judicialmente al jefe de los fiscales. Si la acusación pública está tan segura de la inocencia, es extraño que no haya tenido mayor interés en esclarecer quién realizó la filtración, porque es un hecho que la hubo.
No se conoce en una democracia occidental una situación parecida, pero para Pedro Sánchez lo importante es el relato y, si el fiscal general saliese absuelto, el que habría ganado es el presidente, que daría por probado que su gobierno es una víctima. En un sistema garantista, como el nuestro, la condena en un proceso penal no es tan sencilla. Es exigente en los requerimientos de la prueba y, aunque los testimonios de algunos colaboradores de García Ortiz son incriminatorios, la decisión judicial final está en el aire.
No es menoscabar la presunción de inocencia decir que debería haberse producido su dimisión en el momento de la imputación, la responsabilidad institucional le obliga a hacerlo por respeto al cargo. Es obvio que no puede ser, a un tiempo, acusador y acusado. Aunque Sánchez tampoco es experto en matemáticas, ha utilizado la teoría de los subconjuntos borrosos. Por ejemplo, en una playa hay personas que están en el agua y otras en la arena, pero hay otras que están en la orilla y no podríamos decir que estén dentro o que estén fuera.
Sánchez ha borrado, a propósito, todas las líneas rojas que tiene un Estado de Derecho, para que no haya nada prohibido. Ahora todo son límites borrosos que maneja a su antojo. Sin embargo, hay dos elementos que le hacen muy vulnerable. El primero es la presunta financiación irregular del PSOE, investigación que ha sido iniciada en sede judicial recientemente. Lo que empezó siendo el caso Cerdán, Ábalos y Koldo, puede terminar convirtiéndose en el caso de financiación ilegal del PSOE.
El otro punto débil es la minoría parlamentaria en que ha quedado el Gobierno tras la decisión de Puigdemont de dejarlo caer y de cuyos efectos no quieren hablar en la Moncloa. Sánchez intenta mostrar la imagen de que nada ha cambiado, pero todo es diferente, por la sencilla razón de que gobernaba con permiso de Puigdemont y ya no lo tiene.
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