
Monarquía
Moncloa trata de vincular la figura del Rey con su agenda por la muerte de Franco
Felipe VI acude al 80 aniversario del cierre de Auschwitz, que el Gobierno vende como parte de su conmemoración

El Gobierno de Pedro Sánchez presentó el pasado ocho de enero en el Museo Reina Sofía de Madrid la agenda de actos con los que pretende conmemorar el 50 aniversario de la muerte de Franco y el advenimiento de la democracia en nuestro país. La ausencia del Rey «por motivos de agenda» en la puesta de largo de lo que han llamado «España en libertad» escoció en las filas socialistas. Don Felipe tenía prevista para ese día la recepción a los nuevos embajadores acreditados en España, un asunto inamovible y fijado con enorme antelación. Desde el Gobierno se apresuraron entonces a adelantar que el monarca participará en, al menos, tres eventos del programa previsto para 2025, no fuera que la conmemoración que va a durar todo el año pierda lustre. La presencia real estaría garantizada en las visitas institucionales a los antiguos campos de concentración de Auschwitz y Mauthausen y un coloquio sobre el proceso democratizador que organiza la cátedra de Memoria de la Universidad rey Juan Carlos (estos dos últimos serán en el mes de mayo).
El próximo lunes tendrá lugar el primero de los actos en Polonia. Los Reyes estarán, igual que hicieran en 2020, en la jornada que recuerda el 80 aniversario de la liberación del mayor campo de exterminio nazi. Hasta aquí nada fuera de los normal, ya que habrá cerca de 50 delegaciones internaciones, una treintena de ellas lideradas por jefes de Estado. Pero el hecho de que no sea el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, quien les acompañe en esta ocasión y sí lo haga el ministro de Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres, demuestra el retorcimiento de parte de Moncloa, que intenta unir la muerte de Franco con el fin de la Segunda Guerra Mundial por razones que escapan al sentido común. En la conmemoración del 75 aniversario del cierre de Mauthausen fue la jefa de la Diplomacia de entonces, Arancha González Laya, quien se unió a la comitiva real.
Fuentes gubernamentales consultadas por LA RAZÓN han asegurado a este periódico que “el año no tiene que ver con Franco, eso es una etiqueta, lo que se conmemora es la libertad, la democracia”. “Inevitablemente se asocia, pero la figura de Franco no la estamos pronunciando. Más que conmemorar una muerte, esto es una reivindicación de la democracia”, continúan las mismas fuentes antes de insistir en la oportunidad del momento tras la victoria de Donald Trump en EE UU. Desde el Gobierno aseguran que “la liberación del campo de Auschwitz es un hito del mundo libre”, algo innegable, y que, por eso, “la Casa Real ha entendido que debe ir”. La conveniencia de la asistencia el lunes de los Reyes a los eventos de Auschwitz no está en duda, lo que resulta más difícil de entender es el empeño de vincularla con la muerte del dictador más allá del intento de legitimar la agenda “España en libertad” con el marchamo de la figura de Felipe VI. Aunque el presupuesto no está cerrado, se calcula que la pila de actos costará al erario público alrededor de 20 millones de euros.
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