Política
Montero no suelta el sillón y resistirá como vicepresidenta
Mantendrá la «doble tarea», hasta que Juanma Moreno convoque elecciones en 2026
María Jesús Montero no suelta el sillón. La vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Hacienda volvió a confirmar en Rota (Cádiz) que seguirá en su «doble tarea»: dirigir el Ministerio de Hacienda en Madrid y, al mismo tiempo, pilotar al PSOE andaluz como candidata a la presidencia de la Junta. Lo hará, asegura, «el tiempo que considere necesario», lo que en la práctica significa resistir en la vicepresidencia al menos hasta que Juanma Moreno convoque elecciones, previstas para 2026.
El anuncio reabre un debate incómodo: ¿puede compatibilizar de manera efectiva la gestión de unas cuentas estatales clave, que afectan a 47 millones de españoles, con la campaña –ya en marcha de facto– para intentar arrebatar el Gobierno andaluz al PP? Montero responde con evasivas: «Cada cosa a su tiempo». Mientras tanto, se aferra a su posición en el Consejo de Ministros, consciente de que su permanencia en Moncloa le otorga altavoz, recursos y visibilidad que difícilmente tendría si se limitara a su papel como líder del PSOE-A.
Desde la Junta, la consejera de Hacienda, Carolina España, fue clara: «Va siendo hora de que Montero se acuerde de los andaluces y deje de gobernar solo para los socios independentistas de Sánchez». El Gobierno autonómico teme que, en la elaboración de los Presupuestos Generales del Estado de 2026, Montero vuelva a usar Andalucía como moneda de cambio en las negociaciones con ERC o con el PNV. No es una advertencia gratuita: hasta Oriol Junqueras ya cuestiona que sea la persona adecuada para alcanzar consensos en Madrid, sugiriendo que antepone sus ambiciones personales a los acuerdos de Estado.
El contraste es evidente. Mientras Montero presume de haber llevado a Andalucía un «récord de recursos», el Ejecutivo autonómico recuerda que la región sufre una infrafinanciación anual de más de 1.500 millones. El fondo transitorio de nivelación, reclamado por el PP-A, sigue sin aparecer.
La propia estrategia de Montero refleja una contradicción de fondo: se presenta como «la gran defensora de Andalucía» mientras dedica la mayor parte de su tiempo a mantener a Sánchez en el poder a base de concesiones a independentistas. Andalucía aparece así como telón de fondo de una batalla que se libra en Madrid, más que como prioridad real de su agenda.
Su insistencia en resistir en la vicepresidencia «todo el tiempo que considere necesario» no solo incomoda a la oposición, sino también a sectores socialistas que ven en ella a una candidata demasiado dependiente del sanchismo. En vez de reforzar su perfil andaluz, la estrategia de atrincherarse en el Gobierno puede acabar convirtiéndose en un lastre. Cuanto más se aferra, más se expone a la crítica de quienes la acusan de estar ausente de Andalucía . Ya lo dijo Elías Bendodo: «Es una candidata a palos».