Opinión

«Mopongo»

Querida vicepresidenta: o soplas o sorbes, o ministra de Hacienda o candidata en Andalucía

La vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, interviene durante el desayuno informativo de El Correo de Andalucía. A 02 de abril de 2025, en Sevilla (Andalucía, España). La vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ha participado en el desayuno informativo 'El Correo de Andalucía pregunta', que organiza el periódico. 02 ABRIL 2025 María José López / Europa Press 02/04/2025
María Jesús Montero, vicepresidenta primera del GobiernoMaría José LópezEuropa Press

El «multitasking» o multitarea tiene defensores y detractores. Unos dicen que aumenta la productividad al realizar varias tareas en menos tiempo y otros que es una costumbre muy poco recomendable porque empeora el funcionamiento cognitivo y el resultado es infructuoso.

La multitarea es la coartada utilizada por los compañeros de la vicepresidenta Montero, tras la injustificable declaración de «qué vergüenza que todavía se cuestione el testimonio de una víctima y se diga que la presunción de inocencia está por delante», una vez conocida la sentencia en el «caso Alves».

Es verdad que ocupa muchos puestos: vicepresidenta, ministra de Hacienda, vicesecretaria del PSOE, secretaria general en Andalucía y vocera de Sánchez, pero el problema no es la multitarea como la multi inconsecuencia que le ocasiona compaginar Ministerio y oposición a Juanma Moreno, perjudicando el funcionamiento cognitivo. No se puede soplar y sorber a la vez, no se puede condonar la deuda a Cataluña y defender el sobrecoste que va a suponer a los andaluces, no se puede transigir con los sueños xenófobos de Puigdemont y amparar el reparto desigual de menores para Andalucía. Querida vicepresidenta: o soplas o sorbes, o ministra de Hacienda o candidata en Andalucía.

En cualquier caso, sea multitarea, multi inconsecuencia, o ambas, la vicepresidenta abusa del populismo ordinario que no es lo mismo que cercanía o sencillez que ella justifica como cualidad andaluza, no es tal y hace un flaco favor a los andaluces. Es lo que se podría llamar expresionismo en el lenguaje y en el gesto rayando con lo soez como cuando saca la lengua (sí, la lengua) para menospreciar un comentario que no es de su agrado o tirar del «chiqui» como del «mopongo». En fin, menos mal que su desempeño multitarea no lo desempeña en el extranjero y el «mopongo» se queda en casa.