Improvisación del Gobierno

Nuevo colapso en el aeropuerto de Barajas por la llegada masiva de inmigrantes en "aviones patera"

Los policías nacionales denuncian que en una de las salas de inadmitidos hay ya "en torno a 60 mujeres mauritanas que viajaban son niños"

Una de las salas de asilo del aeropuerto de Barajas
Una de las salas de asilo del aeropuerto de BarajasLR

La política de improvisación del Gobierno de Pedro Sánchez en materia migratoria ha provocado un nuevo colapso en el aeropuerto de Barajas. Y es que el "parche" utilizado por el Ejecutivo en enero de este mismo año para solventar el caos de las salas de asilo ante la llegada masiva de inmigrantes irregulares, no ha servido de nada. Tanto es así, que "una de las salas de inadmitidos del aeropuerto madrileño completamente saturada por la llegada masiva de personas desde Mauritania con la compañía Royal Air Maroc", denuncian desde el sindicato Justicia Policial (JUPOL).

En concreto, señalan los agentes, en una de las salas hay "en torno a 60 mujeres mauritanas que viajaban con niños". Se trata de personas que hacen escala en Madrid, con destino final a países de Sudamérica, y que solicitan asilo en nuestro país en cuanto aterrizan. Una situación que no es ajena para los agentes que prestan servicio en el Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas, y que se ven obligados a desarrollar su trabajo en "pésimas condiciones", en unas instalaciones sin medidas mínimas de seguridad e higiene.

Desde este sindicato denuncian el ninguneo del Gobierno y su ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, incapaz de atender las necesidades de los policías nacionales e implementar las medidas y medios materiales y humanos necesarios para garantizar la seguridad y la integridad de los agentes. En este sentido, insisten en la necesidad de activar "los visados de tránsito, para evitar el incremento de las personas en vuelos con escala en España, que aprovechan la parada en territorio español para hacer la solicitud de asilo". Es decir, reclaman el fin de los denominados "vuelos patera".

Sin embargo, hay un hecho que ha llamado poderosamente la atención de los policías nacionales y que da a entender que el Gobierno ya era consciente de que el colapso de las salas de Barajas irá a más. Se trata de la tramitación, por vía urgente, de la compra de 400 colchonetas para atender la llegada de inmigrantes al recinto aeroportuario. Una adjudicación, que parte del Ministerio del Interior, y que está valorada en 20.000 euros. Un nuevo parche que, a juicio de JUPOL, sólo servirá para "aumentar la carga de trabajo de los policías del aeropuerto y supondrá una merma en sus condiciones laborales y de seguridad".

Por su parte, desde el Ministerio del Interior señalan que, en la actualidad, hay unos 70 migrantes en las salas de asilo del aeropuerto de Barajas, procedentes de varias nacionalidades y todo funciona con "normalidad".

Chinches, cucarachas, hacinamiento, fugas...

En enero de este mismo año empezaron a salir a la luz imágenes que mostraban la vergonzosa situación en las estancias donde los migrantes esperaban a que se tramitasen sus peticiones. En aquel momento, los sindicatos policiales denunciaron la presencia de chinches, cucarachas, hacinamiento, e incluso fugas. La respuesta de Interior, una vez más, fue el silencio.

A finales de mes, la presión en las salas de asilo era insostenible y el número de inmigrantes hacinados rondaba los 450. ¿La solución? Abrir una sala nueva. El aeropuerto de Barajas se convirtió en una "ratonera" para los agentes y los inmigrantes. Pero Interior no reaccionó hasta febrero, cuando decidió imponer visados de tránsito para los ciudadanos con pasaporte de Kenia y Senegal. Y es que el 87% de los que aguardaban a que se tramitase su solicitud de asilo eran senegaleses.

Sin embargo, no se tomó ninguna medida, como exigían los distintos sindicatos policiales, para imponer visados también a los marroquíes que llegaban en los vuelos de la Royal Air Maroc desde Casablanca. Y todo ello pese a que Marlaska reconoció el uso "fraudulento" de estos vuelos. Curiosamente, la misma compañía que, a día de hoy, provoca el colapso de una de las salas de Barajas.