
El presidente, bajo interrogatorio
Pedro Sánchez intenta zafarse de la corrupción con la fórmula "no me consta"
El líder socialista lamenta el "circo" de la comisión en el Senado, una cámara que ve como una herramienta más al servicio del "fango"

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha finiquitado su comparecencia este jueves en el Senado con la fórmula "no me consta" para intentar zafarse de la corrupción que le tiene bajo asedio. El líder socialista, en un ejercicio de escapismo político, ha lamentado el "circo" de la comisión parlamentaria en una cámara que ve como una herramienta más al servicio del "fango" y a la que, en momentos, ha desdeñado.
El líder socialista no ha dado una sola explicación. En parte, porque el PP le ha sometido a un torrente de preguntas que le ha imposibilitado articular una respuesta coherente, aunque en realidad no ha querido darlas. El equipo del presidente se muestra satisfecho, porque ha podido ejecutar su plan: desprestigiar al Senado y acusar a Génova de instrumentalizarlo. En verdad, el entorno del presidente considera que ha salido fortalecido tras el envite de la Cámara Alta.
"No me consta", "no me acuerdo". Esas han sido las respuestas, hasta cuarenta veces, del presidente a varias cuestiones claves. Todo evasivas para evitar entrar en el marco de la corrupción donde le quiere fotografiar el PP para que los españoles no se olviden cuando vayan a votar. El presidente ha defendido la inocencia de su mujer, Begoña Gómez, de su hermano, David, y de su partido, el PSOE, al que ha exonerado de cualquier tipo de financiación ilegal.
Por no recordar, Sánchez no recuerda dónde está el despacho del gerente del partido, quien le entregaba los sobres con dinero en efectivo que él mismo ha admitido haber recibido en concepto de liquidación de gastos. “No recuerdo”, ha repetido cuando se le ha preguntado por su último cobro del PSOE. Tampoco ha aclarado nada sobre el rescate de Air Europa o la trama de las mascarillas. Ni siquiera ha sabido disipar la duda de si conserva o no mensajes con el empresario de la trama corrupta, Víctor de Aldama.
Los populares celebran que "en todas las televisiones y en todos los medios" se verá al presidente del Gobierno esquivando preguntas sobre los casos de supuesta corrupción que rodean a su familia directa, su partido y a su Ejecutivo. "La imagen de descrédito es absoluta. El objetivo, cumplido", zanjan en el PP.
Al presidente, por no constarle, no le consta ninguna juerga en el Parador de Teruel organizada por su exministro José Luis Ábalos. Tampoco que recibiera algún aviso de que la Policía y la Guardia Civil estuviera investigando a Ábalos y a su exasistente. De la misma manera, a Sánchez tampoco le consta que Santos Cerdán no aportara la lista de donantes para su campaña de primarias de 2017. Ni que pudiera haber dinero venezolano.
De nuevo, por no constarle, no le consta que se usaran las saunas propiedad de su suegro en la disputa de aquellas primarias. Tampoco que su suegro hubiera donado al partido. Ni que Leire Díez haya trabajado para el PSOE. Ni que Cerdán se reuniera con los ministerios en Navarra.
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