El desafío independentista

Puigdemont: «Os deseo unas vacaciones en rebeldía»

Reunió a sus consejeros esta semana y les animó a buscar la provocación para forzar un escándalo internacional

Puigdemont, en el Palau de la Generalitat el pasado febrero
Puigdemont, en el Palau de la Generalitat el pasado febrerolarazon

Reunió a sus consejeros esta semana y les animó a buscar la provocación para forzar un escándalo internacional

Cataluña es la patata caliente del verano. Carles Puigdemont está envalentonado y busca provocar a destajo para ver si alguien le mete en la cárcel, con linchamiento mediático y escándalo internacional incluidos. «Quiere ser como Luis Companys», aseguran personas de su entorno en relación al presidente de La Generalitat que acabó preso en el buque Uruguay fondeado en el puerto de Barcelona tras proclamar el estado catalán dentro de la República Federal española. Un desatino que piensa llevar hasta sus últimas consecuencias como demuestra la firma colectiva de la llamada ley del referéndum por todos los diputados de Junts pel Sí y la CUP, y la aprobación de la primera fase de una Hacienda catalana propia. Poco antes de este acto celebrado el pasado viernes en el Parlament, Puigdemont se reunió con sus consejeros y el núcleo duro del soberanismo a quienes trasladó un mensaje retador: «Os deseo unas vacaciones en rebeldía».

Por primera vez, el gobierno de La Generalitat y el Parlament no descansarán en el mes de agosto. El presidente ha dado órdenes a sus consejeros de que estén localizados y ha convocado una reunión para el mismo martes día uno. «Todo listo para preparar la independencia», afirman fuentes del Govern y Esquerra Republicana. La número dos de ERC, Marta Rovira, advirtió que «No pararemos las máquinas», mientras en los partidos constitucionalistas ven en este órdago «signos de cobardía y trampas». De hecho, la firma de la ley del referéndum no pasa de ser simbólica hasta que la Mesa de la Cámara autonómica la admita a trámite en su reunión prevista el martes 16 de agosto. Es entonces cuando el gobierno de Rajoy puede redoblar su ofensiva contra los secesionistas, cuyo primer paso de impugnación lo dará mañana lunes el Tribunal Constitucional en un plenario extraordinario. Puigdemont busca ganar tiempo a golpe de provocación.

El pleno del pasado viernes en el Parlament fue tosco y de una tensión enorme. La firma unánime del bloque soberanista no era necesaria, ya que sólo basta con la rúbrica del presidente y portavoz del grupo parlamentario para su entrada en el registro. Pero Puigdemont, presionado por ERC y los antisistema de la CUP quiso dar una imagen de fuerza, unidad y desafío de todos los partidos independentistas. En medio de su pulso a Madrid, bajo un tira y afloja calculado, dejan para finales de agosto la ley de transitoriedad jurídica, la que ellos llaman de auténtica ruptura con España, para centrarse en la consulta ilegal. Dirigentes del PSC, Ciudadanos y el PP opinan que finalmente los preparativos culminaran en unas elecciones autonómicas, aunque admiten que la estrategia de provocar subirá de tono en este mes de agosto.

El propio presidente de la Generalitat se lo dijo a un grupo de empresarios que acudieron a un almuerzo en el Liceo la pasada semana junto a sus esposas. Puigdemont también con la suya, Marcela Topor, fue tajante: el 1 de octubre habrá urnas y referéndum. «Se presentó como un mártir del procés», dicen algunos de los asistentes. Curiosamente, al mismo tiempo saltaba la noticia de que uno de los grandes cerebros de la independencia, David Madí, asesor aúlico de Artur Mas y Puigdemont era investigado por una trama de facturas falsas en un juzgado de Barcelona junto a otros altos cargos de Convergencia. Un nuevo jarro de agua fría que disfraza la corrupción bajo la estela del separatismo. Algunos de los empresarios presentes en el Liceo secundaron después el comunicado de Foment del Trabajo, la patronal catalana, sobre el «golpe de estado jurídico» que supondría la independencia.

Así las cosas, el gobierno de la Generalitat y los diputados soberanistas no estarán lejos de sus despachos en Cataluña. El presidente Puigdemont hará alguna escapada a Cadaqués, la hermosa tierra gerundense de Salvador Dalí, dónde acude todos los años. Allí es habitual que asista a la paella organizada por Pilar Rahola en su casa de verano, que reúne a lo más florido del independentismo. Puigdemont se suelta el pelo, toca la guitarra y canta a Los Beatles como pudo verse en anteriores ocasiones. La mayoría de los consejeros optan por la Costa Brava y el Pirineo para los días estivales y este año «no se separarán del móvil», confirman fuentes del Govern. El líder de ERC, Oriol Junqueras, gusta de visitar Italia, pero este verano se quedará en Cataluña, según fuentes republicanas. Junqueras ha asumido la interlocución con el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, para cualquier requerimiento sobre control del gasto de las cuentas catalanas y sus consecuencias en el FLA (Fondo de liquidez autonómica).

Además de Puigdemont y Junqueras, según ha sabido este periódico otros dos consejeros estarán de guardia: el de presidencia y portavoz, Jordi Turull, y el de Interior, Joquín Forn, sobre los que recae la intendencia de la consulta ilegal. El primero maneja la organización y coordinación del Govern con la estrategia legislativa, y el segundo dirige a los Mossos de Escuadra, puntales del evento. «No podemos parar nada», aseguran en sus respectivos equipos. Ambos harán breves escapadas a la Costa Brava o la montaña, sus aficiones. Jordi Turull es un excursionista del Ampurdán, y Joaquín Forn navega en la barca de un amigo y camina por el Montseny. El titular de Interior y jefe de los Mossos, un activista separatista, practica en su casa de Viladrau dos de sus ocultas pasiones: la jardinería y la cocina, en especial la de setas que él mismo recolecta por los montes catalanes cuando es época de boletus,

El ex presidente Artur Mas acudirá como siempre a su casa menorquina de Fornells, mientras la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, que viajó el pasado año a Etiopía, no hará esta vez un viaje tan largo. La consigna entre los soberanistas es mantener el pulso con Madrid, sabedores de que Moncloa les vigila de reojo. Puigdemont ha convocado varias reuniones entre el uno y el quince de agosto, fecha en que tendrá lugar el primer pleno de la Cámara. Está por ver si entonces se produce la convocatoria oficial del referéndum con sus consecuencias penales. El mensaje de Mariano Rajoy es muy rotundo y en los partidos constitucionalistas, PSC, Cs Y PP, cunde la idea de que tras estas «vacaciones rebeldes» finalmente habrá unas elecciones autonómicas. Un corto, pero ardiente verano.