Defensa

Los soldados españoles, mejor armados y más letales: Defensa invertirá 65 millones en fusiles, miras, visores, ametralladoras

Es habitual hablar de grandes sistemas de armamento cuando se tratan las adquisiciones del Ministerio de Defensa, pero hay un apartado vital para el soldado: su propio equipamiento

Soldado del futuro
El soldado empieza a ver las nuevas inversiones: más de 65 millones para armamento y nuevos ‘gadgets’ Ejército de Tierrainfodefensa.com

Más allá de los grandes programas, como el lanzacohetes o el Vehículo de Apoyo de Cadenas (VAC), el incremento del presupuesto del Ministerio de Defensa ha permitido a los Ejércitos y la Armada reactivar una serie de compras que estaban en el cajón, en algunos casos desde hace años, por la falta de fondos. El mejor ejemplo es quizás la munición. Las Fuerzas Armadas se han lanzado a la adquisición de proyectiles de todo tipo para reponer unos arsenales bajo mínimos. Pero hay más.

El Ejército de Tierra ha puesto en marcha en lo que va de año media docena de licitaciones, algunas adjudicadas ya y otras todavía en trámite, para mejorar el equipamiento del soldado. Las actuaciones están haciéndose en varios frentes, aunque pueden agruparse en tres direcciones. Primero, la compra de nuevo armamento ligero para el soldado, principalmente fusiles y pistolas, pero también lanzacohetes; segundo, la actualización de equipos ya existentes como las ametralladoras ligeras; y tercero, y no por ello menos importante, la adquisición de accesorios. Todos esos ‘gadgets’ que llevan los militares encima en las fotografías de las maniobras. Porque al final de nada sirve llevar en la mano un buen fusil y ser el mejor tirador, sin unas gafas de visión nocturna para operar cuando se pone el sol o elementos como punteros láser para actuar con precisión y golpear a la primera. Los detalles, en este caso esos gadgets, marcan como casi siempre la diferencia.

Todo esto es lo que está comprando el Ejército de Tierra. Y ahora que hay dinero, lo está haciendo en unas cantidades considerables. En total, el desembolso previsto en estos contratos en los próximos años supera los 65 millones de euros.

La mitad de esta cifra prácticamente, casi 24 millones, irá a parar a la compra de armamento ligero, en concreto, fusiles y pistolas. El contrato ha sido adjudicado recientemente al fabricante alemán Heckler & Koch. Para empezar, la compañía proveerá 5.800 fusiles y otras 5.900 pistolas durante los próximos tres años que serán entregados a los militares en misiones en el exterior y a las unidades en suelo español en fase de preparación para el despliegue en operaciones internacionales. Este primer lote de 11.700 armas ligeras ha costado 11,6 millones de euros; el fusil ha salido a 2.000 euros la unidad y la pistola, a 420 euros.

No hay precedentes en la última década de un contrato con este presupuesto y número de unidades. Este pedido abre la puerta a la renovación del armamento ligero del soldado en dotación en el Ejército de Tierra: el fusil de asalto G36 y la pistola USP, fabricadas por H&K. La licitación no aclara el modelo elegido en cada caso, pero todo apunta a que el Ejército de Tierra será continuista y optará por G36 y USP nuevos para dar de baja los más antiguos o con obsolescencias.

En el caso de los fusiles, el Ejército de Tierra también podría decantarse por el HK416 o el HK417, un armamento ya en servicio en las Fuerzas Armadas, en concreto, en la Infantería de Marina. Por poner un ejemplo, países vecinos como Portugal o Francia han optado recientemente por el HK416. Alemania también ha sustituido con este fusil sus G36. Respecto a las pistolas, el Ejército de Tierra ha comprado en los dos últimos años pistolas de dos modelos, la citada USP (600 unidades en 2022) y la G36 de la firma austríaca Glock (85 unidades en 2021).

Tierra también ha cerrado hace pocas semanas el suministro de un nuevo lote de lanzacohetes contracarro Alcotán por 5,5 millones de euros. Se trata de un arma de calibre 100 mm de la española Instalaza diseñada para unidades de infantería a pie. El Alcotán, en la versión contracarro, dota de una considerable potencia de fuego a los efectivos de primera línea contra blindados, siendo capaz de perforar 600 mm a una distancia de 50 metros.

Soldado del futuro
Soldado del futuroEjército de Tierrainfodefensa.com

Modernización de ametralladoras

Uno de los proyectos más interesantes es el de la actualización de las veteranas ametralladoras medias MG del calibre 7,62 mm. El Ejército de Tierra transformará a lo largo de los tres próximos años unas 3.000 ametralladoras en servicio MG1A3 a la versión MG3. El Mando de Apoyo Logístico del Ejército (MALE) acaba de cerrar la compra de los componentes necesarios para esta modernización con la empresa Tecnesis 3000. La inversión, en este caso, ronda los 10 millones de euros.

La MG1 es la primera versión adaptada a los estándares OTAN de la famosa MG42 utilizada por Alemania en la Segunda Guerra Mundial. En España, el arma es conocida entre los soldados como la ‘máquina’. La producción de la MG3 comenzó en 1959 e incluyó mejoras respecto a versiones anteriores como el alza antiaérea y un mecanismo de alimentación perfeccionado. Como curiosidad, este modelo fue fabricado en España bajo licencia por la fábrica de Santa Bárbara en Oviedo.

Soldado del futuro
Soldado del futuroEjército de Tierrainfodefensa.com

Nuevos gadgets: miras, visores, gafas de visión nocturna...

La tercera parte del plan contempla la adquisición de accesorios para acelerar la toma de decisiones y mejorar el conocimiento que el soldado tiene de su entorno. Por un lado, el Ejército ha cerrado la compra de miras holográficas para las ametralladoras pesadas de 12,7 mm y lanzagranadas automáticos Lag 40, junto con visores nocturnos para los fusiles de precisión de sus francotiradores. Con estos equipos, los tiradores lo tienen mucho más fácil. Para un tirador de élite, que tiene que ver a varios cientos de metros, un buen visor no es importante, es imprescindible. Este tipo de gadgets no son baratos. Los visores, por ejemplo, cuestan cada uno 18.000 euros. En las miras y en los visores, Tierra ha invertido en total 11,5 millones de euros.

También está en marcha una licitación para la compra de un lote de 820 binoculares de visión nocturna. El presupuesto del contrato es de casi 10 millones de euros. A estos dos contratos hay que sumar otros dos de menor importe para el suministro de fundas antihurto y elementos de anclaje para pistolas (2,4 millones) y punteros láser (1,6 millones):

Todos estos complementos deben acoplarse a la perfección en el arma y resistir golpes sin moverse ni un milímetro. Esto se consigue con los rieles picatinny, una herramienta que permite llevar en el arma desde miras telescópicas o apuntadores láser, hasta linternas o bípodes. Estos rieles también permiten acoplar al casco las gafas de visión nocturna. El Ejército de Tierra también ha cerrado la compra de un importante lote de rieles por 1,8 millones que llegarán durante los dos próximos años.

Primer contratiempo

El Ejército de Tierra se ha topado con el primer contratiempo de este plan. La compra de mucho material en poco tiempo también tiene sus inconvenientes. A veces, el suministrador no puede cumplir con los plazos o simplemente no tiene stocks. Por el momento, no encuentra empresa que suministre visores de punto rojo –un equipo también para mejorar la puntería- y magnificadores –un dispositivo utilizado para aumentar la visión del objetivo- para sus fusiles de asalto G36. La licitación con un presupuesto de 11,5 millones destinada a la compra de nada menos que 16.000 visores de este tipo y otros tantos magnificadores fue declarada desierta hace un par de meses. Previsiblemente, el Ejército de Tierra intentará la compra de nuevo en los próximos meses.

Todas estas compras mejorarán sustancialmente los medios del soldado; el bien más preciado para cualquier ejército, como recuerdan los mandos militares siempre que tienen ocasión. Y es que, aunque las guerras cambian y la tecnología cada vez gana más protagonismo, los conflictos siguen demostrando que hay que poner la bota en el suelo y combatir sobre el terreno para ganar la batalla.