La noria
Los tiros al aire de "Harry" Marlaska
Nuestro ministro está acostumbrado a los cierres en falso. Quiso pirarse del Gobierno por la puerta de atrás, pero el presidente se la bloqueó por dentro. Su nueva polémica, la contratación de Huawei para las escuchas judiciales, que le suena a chino
«Harry», con 25 abriles cumplidos, entró en la celda número cuatro del departamento dos de la cárcel de El Dueso. Era un juez instructor imberbe que acababa de hacerse cargo de uno de los casos más sonados de finales de los 80: el «suicidio» de Rafi Escobedo, que por aquel entonces había cumplido un lustro del más de medio siglo al que fue condenado por los asesinatos de sus suegros, los marqueses de Urquijo.
Me ha venido a la memoria porque hace unos días se cumplieron 45 años ya de aquel suceso de la crónica más negra de España. Pero, ¿quién era ese tal «Harry»? Pues nuestro ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, a quien pusieron ese mote los policías por sus similitudes con el peculiar personaje de la mítica serie norteamericana «Juzgado de guardia».
Fue él quien sobreseyó el caso por no haber pruebas suficientes pese a que en el cuerpo de Rafi, que fue hallado colgado del barrote superior de la ventana, se encontraran 14 miligramos de cianuro (cantidad no letal, si bien sospechosa), y que su «chabolo» y el de sus compañeros no estuviesen cerrados por fuera, algo contrario al reglamento penitenciario. Admitía el entonces instructor que Rafi recibió ayuda para suicidarse.
Pese a los indicios, dejaba así, sin solución, el «caso Escobedo», y lanzaba una frase premonitoria que le ha perseguido hasta hoy: «Soy consciente de que cualquier decisión que adopte tendrá sus detractores». Aquello fue un cierre en falso, como también lo fue el archivo de la investigación sobre la contratación del Yak-42.
Ahora, 13.424 días después de aquella inspección taleguera, hemos conocido que también intentó usar la puerta de atrás para huir de este Gobierno que lo señala como causa, aunque no origen –de eso se encargó el presidente, su parentela y sus personas de «confianza»– de los males que le ha acarreado la UCO, que ha dejado mancillado el partido.
El presidente Pedro Sánchez le llegó a señalar directamente en un grupo de WhatsApp insinuando que su ministro ni las ve venir con respecto a las pesquisas del teniente coronel del Instituto Armado Antonio Balas. Pero, antes de esquivar esa, ya había llegado el asunto de las balas de Israel, que le colocó en la diana. Fue entonces cuando, hastiado, decidió poner su cabeza en la pica y, como revela mi compañero Javier Portillo, ofrecer su dimisión.
Al final quedó en un tiro al aire. Proyectil que debía haberse guardado y dárselo a la Benemérita, a la que, gracias a esas decisiones que, recuerden, «tendrá sus detractores», ha dejado desprovista de munición y se ve obligada a contarla como los céntimos del monedero. Una desprotección que los agentes ven cómo aumenta día a día. Desde que Marlaska llegara a ese Consejo (o Conseja) de Ministros (o Ministras) en junio de 2018, las agresiones han crecido un 36,4%. El pasado año esta indefensión de aquellos que deben protegernos alcanzó su pico histórico, con 16.878 agentes víctimas de algún tipo de ataque. Por enfrentarse, deben hacerlo hasta con las cucarachas en La Mareta.
Pero al ministro todas las quejas de sus subordinados le suenan a chino, como la adjudicación con el sello de su ministerio de un contrato con la multinacional Huawei para la gestión y almacenamiento de escuchas telefónicas judiciales en España y que ha servido como nuevo fuego cruzado entre el Gobierno y el PP.
Me encantaría ver la cara del agente del MSS chino escuchando decir a Koldo: "Que se vea que se nota el pezón"
Resulta que hay una ley de China aprobada en 2017 que obliga a los particulares, tanto dentro como fuera del país, a facilitar a los servicios de inteligencia chinos la información que requieran. Sostienen los populares que este contrato es «de alto riesgo para la seguridad del Estado» e insisten en que tanto la UE como EE UU han advertido del «peligro de espionaje».
¿Se imaginan las caras del ciudadano del servicio de inteligencia MSS al que le toque escuchar por boca de Koldo frases como «que se vea que se nota el pezón por encima. Cualquier posición para que se pueda ver la teta o el culo»? Ariatna y Jésica serán para ellos las «sanpei xiaojie» o «mujeres de los tres acompañamientos», como se definen de forma eufemística a las prostitutas en el país asiático.
Si al ministro le obligan a quedarse, deberían darle un chaleco antibalas, aunque sea uno de esos ya usados que reparte entre los alumnos de la Guardia Civil.