Ya no rugen los leones
Toros, trenes, pisos, Gibraltar, Israel...hasta agotar la legislatura
No se tienen noticias de que Díaz Ayuso vaya a obligar a los madrileños a asistir a una corrida de San Isidro una vez en la vida
Toros, Israel, Gibraltar, trenes, pisos turísticos...¿Hay quién dé más? Todo el elenco de problemas que ocupan a la ciudadanía en su conjunto --¿hay otros?-- y que permitirán a sus señorías intensos debates a falta de unos Presupuestos Generales que siguen sin llegar. Una semana entretenida en el hemiciclo del Congreso.
Los antitaurinos se van a hinchar, se supone que con el ministro Urtasun de gran abanderado. Se trata de una iniciativa popular en la que se justifica la retirada del apellido de Patrimonio Nacional a la Fiesta y se justifica, entre otras razones, en que poco menos que casi nadie va a los toros. Es verdad que lo del COVID, como en otros espectáculos, fue un palo, pero desde que Sánchez nos dejó salir libremente a la calle, la asistencia se ha recuperado y, según se puede leer en Internet, en una de esas referencias creadas con Inteligencia Artificial, “ha alcanzado un nivel de espectadores no visto desde 2012”.
Como todo en esta vida, hay quienes prefieren ver el vaso medio lleno y los que lo observan medio vacío, pero negar que los toros forman parte del ser de España es mucho negar. Y que reúnen a muchísimos aficionados. Es difícil de entender el daño que les hacen los toros porque, que se sepa, ni siquiera a Isabel Díaz Ayuso se le ha ocurrido obligar a los madrileños a asistir a una corrida de San Isidro una vez en la vida. A los taurinos habrá cosas que no les gusten y no se tienen noticias de que hayan organizado sentadas ni hayan promovido iniciativas legislativas.
De lo que se trata es de practicar eso del respeto mutuo, lo que no deja de ser una quimera imposible en esta España en la que unos se han empeñado en dividirla entre los que son políticamente correctos y los que, al infierno de Dante con ellos, no lo son. Veremos a ver cómo se desarrolla el debate, pero da la sensación de que los que van con ganas de “empitonar” no son precisamente los defensores de la Fiesta Nacional.
Lo de Israel y la prohibición de venta-compra de armas. Tras el anuncio por parte de Hamas de aceptar, a regañadientes, el plan de paz de Trump, se dibuja un panorama esperanzador; los rehenes, hasta los muertos, van a ser liberados y la guerra debería concluir. Sin embargo, los promotores y defensores del Real Decreto-Ley siguen adelante. El debate, sin duda, dará mucho de sí en plan de titulares, “flotilla habemus”, pero no con los fines políticos que se pretendían. Por eso, rápidamente, se han sacado a la palestra otros asuntos como el de cambiar la Constitución para introducir el aborto como derecho.
Albares nos explicará lo de Gibraltar y EhBildu lo de la publicidad de los pisos turísticos.
Sin menospreciar ninguno de los asuntos anteriores, es de agradecer que los populares nos obsequien, en estos tiempos en que las vías férreas se tornan “gólgotas” interminables, con el debate de una moción para recuperar la calidad y la confianza en el tren en España. En caso, Dios no lo quiera, de que viajeros estén atrapados a esas horas en algunas estaciones, se les podría ofrecer por las pantallas, no los retrasos, sino lo que ocurre en el hemiciclo.
Y una semana más y así hasta la meta final: agotar la legislatura