Afganistán

UM Airlines: la compañía del yak-42 que borró la tragedia

Investigación / La aerolínea solo menciona en su web sobre 2003, el año del accidente, que «entró en una nueva fase de su desarrollo con el Airbus A320»

En internet se define como una compañía «moderna, segura y dinámica»
En internet se define como una compañía «moderna, segura y dinámica»larazon

Investigación. La aerolínea solo menciona en su web sobre 2003, el año del accidente, que «entró en una nueva fase de su desarrollo con el Airbus A320»

«Hay pruebas verificadas de graves deficiencias de seguridad por parte de Ukrainian Mediterranean Airlines (UM)». «La repetición de estos hallazgos de inspección muestra deficiencias sistémicas de seguridad». «Se considera que Ukrainian Mediterranean Airlines no cumple las normas de seguridad pertinentes. La compañía aérea debe ser objeto de una prohibición total de explotación». Afirmaciones como estas forman parte de la «lista negra» de compañías aéreas prohibidas por la Comisión Europea correspondiente a 2007. Cuatro años antes, el 26 de mayo de 2003, uno de los aviones de UM se había estrellado cerca de Trabzon (Turquía) con 62 militares españoles a bordo. Fue el accidente del Yak-42. Las causas, según diferentes tribunales y dictámenes: «Falta de instrucción de la tripulación», «poca experiencia», «maniobras temerarias», «negligencia», «fallos de instrumentos»... A pesar de esto, de haber sido condenada a indemnizar a las familias, o de la prohibición total o parcial de sobrevolar los cielos comunitarios entre 2007 y 2010, UM se vende como una compañía que «cumple estrictamente con todos los requisitos de seguridad de los vuelos y la seguridad y los requisitos normativos», olvidando ese trágico episodio de su historia.

Llama la atención que esta compañía, la última de una cadena de subcontrataciones y que atesoraba una larga lista de quejas por falta de seguridad, únicamente destaque que en ese negro año 2003 «entró en una nueva fase de su desarrollo, con la introducción del Airbus A320» y que «en la década de 2000 fue una de las mayores compañías aéreas de Ucrania». No explica ni explicaba que, por aquel entonces, mantenía en su flota antiguos aviones rusos como el siniestrado. En su página web, se muestra como una compañía «moderna, segura y dinámica» y un ejemplo de «desarrollo rápido». Una «realidad» con lagunas. En 2003, UM se hizo con el contrato para transportar a 62 militares que regresaban de Afganistán. Un contrato que había pasado por cinco manos antes, las de la Agencia de Abastecimiento y Mantenimiento de la OTAN, y las de las sucesivas compañías que fueron subcontratando estos servicios. Pese a las numerosas quejas y deficiencias de sus aviones, el vuelo despegó. El final de ese vuelo es de sobra conocido: los 62 uniformados y los 13 miembros de la tripulación fallecieron. En el punto de mira no sólo estaba la compañía y sus métodos, sino los aviones con los que operaba: Yakolev-42, Tupolev 134 o el Antonov 24.

Así que UM decidió comenzar a borrar ese pasado y a cambiar sus aviones. Primero llegó el Airbus A320 y poco después los estadounidenses McDonnell Douglas (MD-82 y 83). También redujo los vuelos chárter y se centró en los comerciales, abriendo numerosas rutas a Europa. Pero lo que no modificó –al menos a tenor de los numerosos informes internacionales– fue la seguridad.

En 2007, la Comisión Europea decidió incluirla en su «lista negra», prohibiendo así operar a toda su flota dentro de la Unión Europea por considerarla «poco segura». Según este informe, países como Francia, Alemania o España detectaron «pruebas fehacientes de graves deficiencias de seguridad sistemáticas por parte de Ukrainian Mediterranean Airlines», añadiendo que había «demostrado falta de capacidad para corregir las deficiencias de seguridad». De hecho, las autoridades competentes declararon tras una inspección que era «insegura y no cumplía con las normas de seguridad nacionales de vuelo». Se redujeron las rutas y comenzaba una época mala para la compañía, que continuó en 2008, año en el que seguía formando parte de esa «lista negra» europea. ¿Los motivos? Entre otros, «escape de aceite de los motores, tornillos que faltan, cumplimiento incompleto de la lista de equipo mínimo, problemas de seguridad significativos en relación con las operaciones, el mantenimiento de la aeronavegabilidad, las tareas de mantenimiento general y la ingeniería, no se respetaban las normas de prevención de la corrosión...». Y avisaba la Comisión: la tripulación no sabía qué hacer «en caso de que falle un motor durante el trayecto».

Tal y como aseguraba este organismo, la compañía no ponía demasiado interés en solucionar los fallos de seguridad, por lo que en 2010 mantuvo la prohibición –en este caso parcial– a la compañía. Sólo podía volar por el espacio europeo si alquilaba un avión y una tripulación que no estuviesen vetados. Únicamente se salvaba uno de sus aviones, el MD-83. Una época «negra» para la compañía que, sin embargo, camufla asegurando que se debió a la situación económica: «La crisis económica y financiera mundial tuvo un impacto muy negativo en la industria de la aviación en general. A partir de 2006, UM aire se vio obligada a reducir el número de vuelos y reducir el tamaño de flota propia». Ese mismo año se confirmó la condena a UM y a la empresa Chapman Freeborn (la contratada en primera instancia por NAMSA) a indemnizar a las familias de los militares fallecidos. Un dinero que llegaría años más tarde.

La realidad es que durante todos esos años, la compañía cayó: pasó de unos 450.000 pasajeros en 2004 a 62.000 en 2010. Y sus rutas se centran ahora en China, Irán, Jordania, India, Líbano, Tailandia y Emiratos Árabes. Eso sí, la propia aerolínea opta por destacar su «desarrollo rápido y dinámico elevado»... En 2011 logró salir a duras penas de la «lista negra». Cuatro años de prohibición por unas medidas de seguridad más que cuestionables y el peso de los 62 militares fallecidos no impiden que la aerolínea se «venda» como una compañía que «trabaja continuamente en la mejora de la seguridad de vuelo y la calidad de sus servicios.

A los problemas de seguridad se les da una atención prioritaria». Y así añade: «Las tripulaciones de vuelo y personal de tierra se componen de especialistas altamente cualificados. Cumplimos estrictamente con todos los requisitos de seguridad». Y ofrece sus servicios chárter en los que «garantiza una organización de alta calidad para su vuelo gracias a una larga experiencia»...