Parlamento vasco

Urkullu sostiene a la directora de la EiTB en solitario pese a las exigencias de cese

En febrero de 2015 toda la Cámara autonómica, salvo el PNV, pidió la dimisión de Maite Iturbe.

La actual directora de la cadena pública vasca, Maite Iturbe
La actual directora de la cadena pública vasca, Maite Iturbelarazon

En febrero de 2015 toda la Cámara autonómica, salvo el PNV, pidió la dimisión de Maite Iturbe.

La economista Maite Iturbe es quien manda en estos momentos en la radiotelevisión pública vasca (EiTB) que insulta a los españoles y quien la sostiene es el PNV, en solitario, a pesar de que en 2013 fue elegida con el apoyo del PSE y, cuando, año y medio después (en octubre de 2014), los socialistas reclamaron su cese, recibió el respaldo de EH Bildu en el Parlamento vasco. Un apoyo que no significa que Miren Iturbe sea una persona de confianza de la izquierda abertzale, aunque sí que existe el suficiente respeto para que sus representantes en el Consejo de Administración de EiTB no pidan su dimisión, con el argumento de que sería inútil porque los seis representantes del PNV y el voto de calidad de Iturbe son, en ese marco, una mayoría no numérica, pero si cualificada.

Las palabras del Gobierno vasco desmarcándose de los insultos y de las expresiones de odio hacia España y hacia los españoles que fueron pronunciadas en la televisión pública vasca no se van a traducir en acciones para impedir que eso vuelva a ocurrir. El PNV y el lendakari Iñigo Urkullu dejaron claro su apoyo incondicional a Maite Iturbe cuando la mayoría del Parlamento vasco pidió por segunda vez en febrero de 2015 el cese de la directora de EiTB. La situación difícil de imaginar en la que se uniera toda la oposición en la Cámara de Vitoria –EH Bildu y PP incluidos– ocurrió entonces y el PNV se quedó en minoría, pero no cesó a Maite Iturbe, al acogerse el lendakari a la formalidad de que tiene que ser el Gobierno vasco o el Consejo de Administración de EiTB quien solicite el relevo, aunque sea el Parlamento vasco el que vote su nombramiento.

Ha habido tradicionalmente una gran simbiosis entre el PNV y la dirección general de EiTB, hasta el punto de que el actual presidente del partido, Andoni Ortuzar, pasó directamente de estar al frente de la radiotelevisión pública vasca a liderar el PNV. No obstante, Maite Iturbe no es una persona curtida en la política, como lo fue Ortuzar, sino que ha hecho su carrera en el departamento de producción de EiTB, desde su puesta en marcha. La lealtad, no obstante, de Iturbe al proyecto nacionalista es total y, en caso contrario, no hubiera sido propuesta por el PNV para un cargo que el partido del lendakari considera crucial por su capacidad de influencia.

El PNV demostró ayer que esa lealtad es mutua y no hizo ningún reproche a la televisión autonómica, desviando la responsabilidad a quienes expresaron las polémicas opiniones –incluso cuando tras los insultos se escuchan las risas de parte del equipo técnico– y a quienes difundieron el contenido del programa, que amplió el eco de lo que se dijo en él.

La lealtad alcanza también a los mandos inmediatamente por debajo de Maite Iturbe, como Eduardo Barinaga, director de ETB, la televisión vasca, quien inició su carrera en la Administración autonómica con un cargo tan genérico como «responsable de Medios Audiovisuales del Gobierno vasco». Licenciado en Ciencias de la Información y Magisterio, Barinaga está íntimamente relacionado con las compañías productoras privadas que son contratadas por la televisión pública vasca, circunstancia que fue duramente criticada por la oposición tras su nombramiento, pero que no ha producido ninguna reacción en el PNV.

Se da además la circunstancia de que la televisión pública vasca es, como denuncian el PP y el PSE, un mundo de nacionalistas para nacionalistas, en el que el peso del euskera ha marcado la selección de personal, hasta el punto de que muchas de las personas que entraron sin oposición en el periodo de dirección de Andoni Ortuzar no consiguieron en 2015 aprobar el nivel de euskera exigido en las oposiciones que pretendían regular la situación de la plantilla.