Terrorismo

Las uvas de la suerte y de la muerte

ETA acabó con la vida de dos personas en 31 de diciembre y les impidió celebrar con sus familias la llegada del nuevo año. Sus herederos lo habrán hecho anoche sin mayores problemas

José Tomás Larrañaga (UCD)
José Tomás Larrañaga (UCD)Redes

Muchos españoles se tomaron esta medianoche las tradicionales doce uvas para iniciar el 2024 con un deseo de buena suerte. No la tuvieron, al menos, dos españoles a los que ETA asesinó un 31 de diciembre. En un día de resacas de alegría por la noche pasada conviene no olvidar a esos compatriotas, en un momento en que se pretende blanquear la actividad criminal de la banda terrorista y se colma de dádivas a los sucesores. El Gobierno de España lo es gracias a los escaños que aportan estos parlamentarios.

El empleado de inmobiliaria José Luis Vicente Cantón fue asesinado el 31 de diciembre de 1978, em Llodio (Álava). Había trabajado en una empresa de maderas, pero una lesión de columna vertebral sufrida hacía catorce años le obligó a buscar una actividad diferente: la de empleado de una inmobiliaria dedicado a la compra-venta y alquiler de viviendas.

A las 11:20 horas, cuando salía de su domicilio, situado en el número 8 de la calle Marqués de Urquijo, en la localidad alavesa de Llodio, tres individuos que viajaban en un Seat 131 se cruzaron en su camino. Uno de los ocupantes del coche se apeó y a corta distancia efectuó varios disparos contra José Luis.

Al oír los tiros, la esposa de la víctima, Gregoria Molinuevo, y una hija se asomaron a la ventana y vieron a José Luis tendido en el suelo. Gregoria y un hermano bajaron para auxiliarle y, con ayuda de un vecino, lo trasladaron al servicio de urgencias de la localidad, donde el médico comprobó que estaba muerto. Dos balas le habían alcanzado el tórax, provocando su fallecimiento. La víctima, de 52, había nacido en la localidad alavesa de Bóveda, aunque residía en Llodio desde hacía 27. Tenía cinco hijos con edades comprendidas entre los 20 y los 25 años.

Su actividad en el sector inmobiliario le había convertido en una persona muy conocida en la localidad, por lo que muchos vecinos solicitaban su intervención ante cualquier asunto relacionado con este ámbito. «Siempre que había algún problema de compra o alquiler de algún piso, ya sabías que podías recurrir a él», señaló un vecino. ETA, por medio de un comunicado, se responsabilizó de la muerte. La excusa dada por los asesinos era la misma que en otros muchos atentados mortales: acusaban a la víctima de tener relación con las Fuerzas de Seguridad. (Datos obtenidos del libro Vidas Rotas).

El político José Tomás Larrañaga fue asesinado el 31 de diciembre de 1984. Azcoitia (Guipúzcoa). Era militante de Unión de Centro Democrático. Había sido concejal de Azcoitia, su localidad natal, y jefe provincial del Movimiento. Como otros muchos, durante la Transición se acercó a Unión de Centro Democrático (UCD) para formar parte de esta agrupación política a la que correspondió buena parte del protagonismo en el cambio a la democracia. Sin embargo, al igual que a otros de su misma adscripción política, como Ramón Baglietto, amigo personal suyo, ETA situó a José Larrañaga en su punto de mira. En tres ocasiones atentó contra él, hiriéndolo las dos primeras y causándole la muerte en la tercera.

Larrañaga, conocido entre sus convecinos como José Txiki, sufrió el primer atentado el 13 de abril de 1978. José salía a las 22:30 horas de un bar para dirigirse a su domicilio cuando miembros de un “comando” etarra lo ametrallaron desde un automóvil Chrysler que habían robado previamente. La víctima fue alcanzada por tres disparos en la pierna derecha, pero salvó la vida.A punto de cumplirse dos años de ese atentado, el 11 de abril de 1980, José Larrañaga volvió a sufrir una nueva acción terrorista muy parecida a la anterior: la víctima salía de un bar cuando tres etarras, a bordo de otro Chrysler, le dispararon una ráfaga de metralleta. Las balas le alcanzaron en el pecho, causándole heridas de gravedad. Después del segundo atentado, José Larrañaga abandonó su localidad natal y se trasladó a vivir a Logroño, aunque en algunas ocasiones regresaba para pasar unas horas entre los suyos. Eso es lo que hizo en las Navidades de 1984. Volvió a Azcoitia para pasar el fin de año en familia, aunque realizó una salida a la calle. A las 21:20 horas, acompañado de unos amigos, salía de un bar cuando fue tiroteado por miembros del “comando Goierri”. Larrañaga fue alcanzado por seis impactos que le causaron la muerte en el acto. De 58 años, estaba casado y tenía tres hijos. Trabajaba como secretario judicial, aunque realizaba también actividades empresariales. Su amigo Ramón Baglietto fue asesinado el 12 de mayo de 1980.

La sección 2.ª de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, a través de la sentencia número 79 de 1989, condenó a José Antonio López Ruiz, “Kubati”, a 30 años de prisión por este asesinato. Begoña Uzcudun Echenagusia fue condenada a 18 años de prisión mayor por complicidad. A ambos se les impuso, además, el pago de una indemnización a los herederos de José Larrañaga de 20 millones de pesetas. En 2001, la misma sala y sección dictó la sentencia número 21, por la que condenaba a Ignacio Bilbao Beascoechea y a Miguel Ángel Gil Cervera, como autores del mismo asesinato, a la pena de 30 años de reclusión mayor. (Vidas Rotas).

El caso de UCD, el partido que protagonizó la Transición de la mano de Adolfo Suárez, y su practica desaparición forzada en el País Vasco por el asesinato de siete de sus dirigentes y militantes, constituye un caso de auténtico genocidio político, del que se ufanaron sus autores.

Ninguno de las dos víctimas, si es que tenían esta tradición, se pudo tomar las uvas con sus familiares para recibir el nuevo año. Lo que sí habrán hecho, con una “legítima” felicidad y vanidad, los que se han convertido, gracias al Gobierno de Pedro Sánchez, en los grandes protagonistas de Navarra y el País Vasco para el año que ahora comienza.