Elecciones en País Vasco

Vox resiste y coge aire

Los de Abascal consolidan el único escaño que tenían en el Parlamento vasco y logran algo de impulso para las elecciones catalanas y europeas de los próximos meses

Nunca fue profeta en su tierra y nunca el miedo le ha conseguido doblegar. Santiago Abascal, el líder de Vox, ha vuelto a sentir la hostilidad de su tierra vasca en una campaña en la que la formación ha tenido que enfrentarse a la falta de libertad. En su credo mantiene que «nunca va a dar ni un paso atrás», «ni se va a acobardar, ni va a pactar con los enemigos de España y la libertad». Y es que no lo hizo en los años en los que se vio en la diana de ETA, en los que sufrió el acoso al negocio familiar, ni tampoco lo hizo su padre, Abascal Escuza, ni su abuelo en los años en los que sufrieron incluso la extorsión. Con esa misma determinación luchó por mantener el escaño alavés e hizo campaña incluso en territorios difíciles para sus siglas, como una forma de recordar que a él no le echarán de su tierra a pesar del avance abertzale. Y es que en Amurrio, la tierra que vio nacer y crecer a Abascal, EH Bildu fue la fuerza más votada. Vox volvió a apostar por Amaia Martínez, con el fin de poder sumar de nuevo en el País Vasco lo que el partido denomina «voto valiente y patriótico» y buscó «mantenerse» con el único escaño logrado en los comicios de 2020 donde los 4.734 votos en Álava le permitieron irrumpir en el Parlamento vitoriano. El partido que se autodenomina como «la resistencia» resistió y, de nuevo, Álava le permitió revalidar el escaño, aunque, esta vez subieron en número de votos (3.000) con respecto a 2020 cuando lograron un total de 17.569 apoyos.

No se cumplieron los pronósticos demoscópicos que sacaban a Vox del Parlamento de Vitoria, y aunque siempre es un bastión complicado para este partido, las urnas constatan que en esta tierra ha tocado techo.

Vox recordó que hubo un 37% de abstención, lo que significa que siguen sin acudir a votar a pesar de la presión política muchos vascos bien por el miedo o la vigilancia que existe en pueblos pequeños.

Los de Abascal advirtieron de que «la unidad nacional está en jaque y la propia identidad de los vascos por la debilidad de los partidos nacionales», y, durante la campaña, trataron de confrontar con el candidato del PP vasco, que se refería a que «Euskadi es un gran país». «No, el País Vasco es una región de España, que es una patria grande, que es una de las naciones más importantes de la historia de la humanidad».

Santiago Abascal se implicó en la campaña como si él mismo fuera el candidato. Siguió los resultados de las elecciones desde la sede de Vitoria junto con los candidatos y dirigentes de la formación.

Tras conocer los resultados, Abascal lamentó que «ETA y el Partido Separatista Vasco», refiriéndose a EH Bildu y al PNV, hayan «ganado las elecciones» mientras los españoles «las vamos perdiendo desde hace mucho tiempo», aunque puso en valor que su formación haya revalidado su escaño en el Parlamento autonómico.

Pidió «disculpas» por no saltar de «alegría» porque los españoles «leales a nuestra patria estamos retrocediendo posiciones desde hace demasiado tiempo» por la «complicidad de una gran parte de la clase política nacional» que decía que «había incluir a Bildu en el futuro de las instituciones». Apuntó que una «gran parte de la clase política nacional» a la que «hemos visto aceptar sin rechistar e incluso cediendo lo que hiciese falta» para obtener «los votos de ETA para la investidura de un presidente del Gobierno». «Esto es lo primero que tenemos que decir en la noche de hoy a pesar de que hayamos revalidado nuestras posiciones».

Garantizó que Vox «no es una moda ni va a ser destruido a pesar de los intentos de tantos» ya que los más de 21.000 votos logrados son para Abascal «la semilla de la reconstrucción y la reconquista que vamos a iniciar en esta tierra» y tildó a Amaia Martínez de «heroína» por mantenerse.