Política

Y los empresarios pudieron dormir

El poder económico sólo veía una salida al bloqueo político: elecciones o un gran pacto de Estado entre PSOE y PP. La decepción con Rivera es latente

Los candidatos en el debate de las pasadas elecciones del 28 de abril / Foto: Rubén Mondelo
Los candidatos en el debate de las pasadas elecciones del 28 de abril / Foto: Rubén Mondelolarazon

El poder económico sólo veía una salida al bloqueo político: elecciones o un gran pacto de Estado entre PSOE y PP. La decepción con Rivera es latente.

La gran empresa y los máximos dirigentes de la Banca española coinciden en reclamar un Gobierno estable que elimine incertidumbres y acometa reformas urgentes tras la nueva cita electoral. Todos ellos observan el 10-N con cierto alivio y como mal menor. «Antes elecciones que un Gobierno con Podemos», aseguran. Parafraseando a Pedro Sánchez, lo ha dicho muy claro el presidente del Círculo de Empresarios, John de Zulueta: «Vamos a dormir más tranquilos sin Podemos en el Gobierno». En este sentido se pronunciaron también directivos, patronales y banqueros durante varios foros celebrados la pasada semana en Madrid. Preocupados ante la falta de acuerdos entre los partidos, los «gurús» económicos piden sortear el bloqueo político cuanto antes y acometer reformas imprescindibles para reactivar la economía. Un Gobierno estable y unos Presupuestos de coordenadas económicas con la UE que garanticen la estabilidad fiscal, sin tocar la reforma laboral, con Pactos de Estado entre partidos constitucionalistas son sus peticiones.

Las cúpulas de la CEOE y la patronal catalana Foment del Treball, los consejeros delegados de los grandes Bancos, Santander, CaixaBank, Bankia y Sabadell, y directivos de las empresas energéticas del IBEX se han reunido la pasada semana en diferentes actos en Madrid y han lanzado un llamamiento al unísono: la incertidumbre y los vaivenes son letales para la economía. Todos sin excepción resaltan la necesidad de estabilizar cuanto antes la política para fortalecer los sectores económicos en un marco claro competitivo, sin olvidar una apuesta firme por el empleo y la España productiva. Los empresarios no ocultan su decepción ante la falta de acuerdos: «Algunos partidos políticos han demostrado falta de liderazgo, compromiso y responsabilidad», afirman varios de ellos que denuncian «mucho ego personal» antes que el interés general. Por ello confían en que tras el 10-N se imponga el sentido común, con las reformas necesarias y Pactos de Estado en cuestiones claves para el tejido empresarial y financiero español.

Ante la posibilidad de una coalición con los radicales de Unidas Podemos y su asunción de ministerios económicos, sectores empresariales hicieron llegar a La Moncloa sus fuertes temores en encuentros discretos, en especial con ministros de las áreas concernidas, como Nadia Calviño, José Luis Ábalos, María Jesús Montero y Magdalena Valerio. Según estas fuentes, los empresarios solo veían una salida al túnel: o elecciones, o un gran Pacto de Estado entre el PSOE y el PP. El rechazo a cualquier alianza con el partido morado de Pablo Iglesias y la decepción ante los continuos vaivenes del líder de Cs, Albert Rivera, es latente. Descartado el acuerdo entre los dos grandes partidos, PSOE y PP, los empresarios acogen la fecha electoral como un mal necesario, aún siendo conscientes del retraso que ello conlleva para la formación de un nuevo Gobierno, las dudas sobre el resultado final y la posición que adoptarán el PP y Ciudadanos en función de su balance en las urnas.

Patronales, empresarios y banqueros destacan con preocupación las reformas bloqueadas. En 15 meses, Pedro Sánchez ha sido incapaz de aprobar unos nuevos Presupuestos del Estado y ha debido prorrogar las Cuentas de Rajoy del pasado año. Atascada sigue la Financiación Autonómica, sin reunirse el Consejo de Política Fiscal y Financiera, con el consiguiente ahogo de las comunidades. Sin Presupuestos, el Gobierno tiene las manos atadas, por lo que Moncloa baraja ahora medidas electorales a base de «decretazos», como subida de las pensiones y salario de los funcionarios. Algo que preocupa a los empresarios por su elevado coste, que algunos expertos cifran en más de siete mil millones de euros. Estas medidas, acogidas en los llamados «viernes sociales», son fuertemente criticadas también por el PP y Cs. al tratarse de una descarada maniobra electoral de un Ejecutivo en funciones, con las Cortes disueltas.

Entre los empresarios subyace la sospecha de que el aparente giro al centro de Pedro Sánchez busca machacar a Albert Rivera y atraer votos de Ciudadanos. «Se aprovecha de las contradicciones de Cs y la debilidad del PP», aseguran. En su opinión, desde su posición de poder, Sánchez jugará con el tiempo y los electores hasta la victoria final. Después, algunos recelan que acometa una fuerte subida de impuestos, algo que ahora no aparece en las famosas 370 medidas programáticas del PSOE. Por el momento, el líder socialista hace en sus discursos un canto a la moderación para arañar votos de centro, sin olvidar algunos guiños a medidas sociales. «Quiere dejar en el limbo a Rivera y sólo a Casado en la oposición». Este es, según los empresarios, el objetivo de Sánchez.

Por su banda izquierda, opinan que Sánchez dejará la batalla de «comerse» a Pablo Iglesias en manos de Íñigo Errejón, quien si logra una lista nacional convincente puede desarmar a Unidas Podemos.

«La situación no está para tirar cohetes», insisten los empresarios. El actual escenario de incertidumbre, el parón político y las consecuencias de un Brexit salvaje «pueden ser una catástrofe», aventuran. Todos ellos verían con buenos ojos un gran acuerdo entre el PSOE y el PP: «Desde el centrismo volver al bipartidismo», aseguran muy críticos con partidos como Podemos y Cs, en especial este último que antaño fue un «ojito derecho» del IBEX. Las cosas han cambiado mucho y los empresarios ya no ven a Rivera como esperanza blanca, sino todo lo contrario. «Estamos huérfanos de políticos responsables», denuncian otros empresarios, al tiempo que demandan un Gobierno estable, moderado, que cumpla con las reformas estructurales sin desfases presupuestarios y sin salirse de la ortodoxia europea. De momento, todos aguardan con expectación y cierta tranquilidad de lograr el invocado Gobierno estable. Es el sueño de una noche de noviembre.