Psicología
Cómo entender el cerebro de un niño
Los adultos sabemos que el pensamiento y el cerebro del niño no es como el nuestro, pero en la práctica no lo ejecutamos de esta manera a la hora de educar.
Los adultos sabemos que el pensamiento y el cerebro del niño no es como el nuestro, pero en la práctica no lo ejecutamos de esta manera a la hora de educar, y generalmente es porque no sabemos cómo hacerlo y acabamos interpretando la reacción de nuestros pequeños desde nuestro cerebro adulto racional. En ocasiones atribuimos incluso intenciones donde aún por desarrollo evolutivo no las puede haber y en otras ocasiones no entendemos lo que hacen nuestros hijos.
Entonces, ¿cómo funciona el cerebro del niño?
Para comenzar diré que el cerebro es un órgano sensible que responde a la estimulación y se va configurando gracias a nuestra experiencia en el entorno. Nuestro cerebro es el resultado de nuestra genética y la estimulación que viene dada por la interacción con el entorno. El cerebro funciona por conexiones, lo que crece desde que nace un niño en el cerebro son sus conexiones neuronales y estas se hacen por estimulación y la relación con el entorno. Y el cerebro se relaciona no solo entre sus neuronas, sino entre sus diferentes áreas cerebrales…parte motora, parte de integración sensorial, parte de integración visual…es decir el cerebro está permanentemente interconectado.
Es muy importante en los niños ayudarles a crear conexiones útiles para el desarrollo de su vida.
Nuestro cerebro está compuesto por tres grandes estructuras a las que llamamos “los tres cerebros” y que maduran en edades diferentes del desarrollo del niño y son:
1. Cerebro primitivo: Nacemos con él en marcha y se encarga de la protección, nutrición, regulación de la temperatura corporal, descanso-sueño, reproducción...
2. Cerebro emocional: Se forma un poco antes de los dos años y se sigue formando el resto de la vida (motivación, memoria emocional, emociones…).
3. Cerebro racional: Se forma cuando aparece el lenguaje, el pensamiento abstracto, y otras capacidades. Entorno a los 4 años comienza y se va formando durante el resto de la vida (cognitivo, lectura, escritura aprendizajes, creatividad, lógica, razonamiento, planificar…).
Los primeros años de vida son muy importantes para el desarrollo del cerebro porque se producen muchísimas conexiones entre neuronas y entre zonas del cerebro, y es cuando comienzan nuestras primeras rutas neuronales de estimulación y de aprendizaje. Lo que vivimos y aprendemos será nuestra experiencia hasta que venga otra.
A tener en cuenta sobre el cerebro de los niños y su desarrollo:
1. Cuando son muy pequeños, atender sus necesidades fisiológicas y generalmente con cierta inmediatez, atender su necesidad de protección, de cuidado, su descanso, su higiene, su temperatura, etc…
2. Cuando van avanzando observamos que establecen conexiones sociativas con las rutinas, baño, biberón y dormir, por ejemplo, y más adelante las iremos sofisticando un poco más.
3. Los cambios son necesarios explicarlos, porque al igual que las rutinas y los hábitos son importantes, también es importante desarrollar una parte de nuestro cerebro racional que es la flexibilidad y que madurativamente aparece un poco más adelante que el lenguaje. Es importante que nuestros hijos desarrollen flexibilidad para entender los cambios en la vida, para asimilar algunas circunstancias y para adaptarse bien al entorno.
4. El cerebro del niño es muy lógico. Es importante conocerlo, ya que seguirá la lógica física más que la lógica social, porque aún su cerebro racional no ha evolucionado a este nivel, por eso hay cosas que suceden que no comprende, como una separación de sus padres, o que haya injusticias en el mundo, o que alguien se pueda morir…son conceptos con un nivel de abstracción que requiere mayor madurez y para estos acontecimientos hay que adaptarse a su comprensión. La capa racional aún no está muy desarrollada pero la instintiva más primitiva si, y la emocional se empieza formar poco antes de los 2 años. Por ejemplo
5. La imaginación de los niños está en todo su esplendor, y su cerebro creativo es importantísimo potenciarlo, y es posible que nos encontremos con experimentos en casa peculiares o veamos cosas que desde el adulto nos parece una mala conducta, e inicialmente sólo nacía de un experimento son consciencia de peligro o sin poder anticipar consecuencias por madurez.
6. La palabra ‘no’ ayuda a generar la alternativa y de esta manera educamos el cerebro emocional y racional.
7. Su impulsividad es mayor así como su espontaneidad. No es imprudencia ni mala educación, es que no existe el filtro racional aún.
8. Su deseo está en máxima potencia.
9. Están aprendiendo a expresar emociones y aún hay menor madurez en manejar esas emociones y suelen ser intensas y muy frecuentes.
10. Describir la realidad que ven para ellos no es signo de imprudencia o desadaptación, en realidad solo señalan las diferencias que observan que es lo que su cerebro percibe más, es lo que les llama la atención, lo que destaca en su mundo, pero no hay intencionalidad aun, a pesar de que a nosotros nos apure el que señalen o miren a alguien por la calle que tiene alguna dificultad o algo diferente a lo que antes había visto.
11. Su modo de descubrir el mundo es preguntar, tocar, experimentar, observar y esto nace de la parte más instintiva, esto no se puede cortar, si se elimina no estaremos dejando al desarrollo sano que siga su curso.
12. Para eliminar una conducta no deseada podemos centrarnos mejor en aquella que deseamos implantar y si además es incompatible con la que no deseamos mejor.
13. Al final son máquinas de aprender lo que ven y lo que obtienen de sus experiencias.
14. El niño no tiene tan disociado el mundo físico del mundo mental/imaginativo. Durante los primeros años no distingue bien entre ficción y realidad, de ahí nacen muchos miedos, y también muchos juegos. Y es importante entender que su cerebro está en este momento y ayudarles cuando sea necesario.
15. Otro aspecto a tener en cuenta es que hay zonas que se tienen que coordinar para muchos procesos de aprendizaje: ‘La corteza prefrontal’ interviene en la confianza y capacidad de afrontamiento de situaciones y, por otro lado, tenemos a la ‘amígdala’ que nos conecta con el miedo y con una situación peligrosa. Ambas estructuras evalúan la situación, pero una desde el peligro y otra desde ver qué puedo hacer. Lo ideal es que se pongan de acuerdo, y si la situación puede darnos miedo pero sin peligro, que la afrontemos y aprendamos y ganemos confianza y experiencia, pero si la situación es peligrosa, que evaluemos inteligentemente no afrontarla de una determinada manera y ver otras opciones.
Es importante saber que los niños que están más sobreprotegidos crecen con menor capacidad de confianza porque han tenido menos experiencias de afrontamiento.
Enséñales:
1. Donde va la atención las neuronas se activan y crean nuevas conexiones, por lo tanto dirige la atención de tu hijo a aquello que deseas reforzar, educar y enseñar.
2. Ayúdale a integrar su cerebro, sus tres cerebros respetando su ritmo evolutivo, acompañando y educando a la vez.
3. Utiliza la técnica del cerebro afirmativo. Emplea y desarrolla el ‘apoyo’ versus la ‘crítica’, cuando algo no sale como esperabas o tu hijo se equivoca o comete un error. Apoyar no es sobreproteger, es educar y hacerle comprender y aprender desde el amor.
4. Enséñales a reflexionar y a hacer pausas, a parar, a aburrirse y al ritmo lento que su cerebro necesita para poder aprender y asentar bien los conocimientos.
5. Potencia la empatía antes del juicio. Edúcale en el cerebro emocional desde ti, desde tu actitud y tu comprensión y escucha.
6. Enseñar al niño a que sus pensamientos, sus emociones y sus acciones vayan en la misma dirección. Esto se consigue con el cuidado de los tres cerebros, primero la seguridad, la pertenecían, las necesidades fisiológicas atendidas, y luego el reconocimiento…y más adelante se podrán desarrollar muchas capacidades.
Ana Asensio
Psicóloga y Fundadora de Vidas en Positivo
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