Familia
La familia y su propio proceso en la recuperación de una adicción
El familiar del adicto puede estar manteniendo y alimentando la enfermedad del adicto sin llegar a ser conscientes de ello.
Angustia, miedo, desesperación, mentiras, vergüenza, discusiones familiares… Son sólo algunas de las emociones que se viven dentro de una familia cuando la enfermedad de la adicción entra en sus vidas. En la mayoría de los casos, es el familiar el que entra en contacto con un centro de tratamiento de adicciones para buscar ayuda, muchas veces sin saber bien cómo hacerlo y qué papel desempeñan ellos en todo esto.
Las cifras del consumo de drogas en los últimos tiempos son alarmantes. Al menos uno de cada tres adolescentes ha probado estupefacientes en el último año y, en España, estamos sin duda ante un problema en alza. El cannabis y la cocaína son dos de las sustancias más comunes entre los jóvenes del país y resulta sorprendente ver cómo, a pesar del número de muertes, las adicciones siguen interponiéndose en nuestras vidas y tambaleando la vida de muchas familias.
La adicción es una enfermedad familiar, en la que bien sea la pareja, padres, hermanos o hijos, acaban desarrollando una dependencia emocional al adicto: “si él está bien, yo estoy bien” es la frase más repetida dentro de un grupo de familiares. Durante el desarrollo de la enfermedad de la adicción el familiar va desarrollando una preocupación absorbente y obsesiva por los asuntos del adicto, aislándole del mundo y alimentando una situación de la que ellos también son parte, aunque creen que el problema es sólo de la persona que consume. Las dinámicas familiares acaban alterándose hasta el punto de crear roles dentro de estas familias que no hacen mas ser un caldo de cultivo perfecto para que la enfermedad crezca y se desarrolle.
Los roles del familiar frente a la adicción
En el tratamiento de adicciones, hablamos de varios roles que representa el familiar respecto a la adicción: está el rescatador que “salva” a la persona de sus problemas derivados de la adicción. El cuidador, que cargan con las responsabilidades del adicto convenciéndose así de que “las cosas van bien”. El recriminador, que culpa al adicto de todos los problemas que suceden dentro de la familia, y el disciplinador, que arremete contra la persona con adicción desde su propia frustración y sentimiento de culpa. Todos estos roles alimentan la enfermedad adictiva ya sea tapando y negando la enfermedad o creando ciertos sentimientos que el paciente utiliza de excusa para continuar consumiendo.
Hay que recordar que el adicto puede no buscar ayuda hasta que el dolor que le ocasiona consumir la droga se vuelve más difícil de soportar que el dolor de no consumirla. Por lo tanto, recomendamos a los familiares no encubrirlo, que no le ponga excusas, ni lo rescate cuando se meta en líos, es decir que las acciones acciones y decisiones que tome el paciente tengan consecuencias.
Desde Triora Adicciones ayudamos a los familiares para que sean conscientes que ellos son parte activa de la situación y que en su mano está el hacer su propio proceso de cambio. La base de este proceso de cambio está en el “que puedo cambiar yo y que depende de mi”, y no tanto el esperar que el otro cambie. No esperar que tu entorno cambie para conseguir una vida plena, se parte activa del cambio. La adicción es una enfermedad que escapa a su control, ellos no han sido los causantes ni culpables de la situación, y lo primero que tienen que hacer es ayudarse a ellos mismos y ser responsables de su propia conducta.