Maternidad

Cuando estar con los hijos te desborda

Es uno de los mayores tabúes de la maternidad: decir que a veces no puedes más. Pero resulta muy sano verbalizarlo

Cuando estar con los hijos te desborda
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Se llama Carlota, tiene 3 hijos y está a punto de tener el cuarto. Hace poco un post de su blog donde habla de la maternidad, se volvió viral. Confesaba lo inconfesable: que los hijos a veces nos desbordan y sacamos entonces unas sombras de las cuales después nos arrepentimos.

Se llama Carlota, tiene 3 hijos y está a punto de tener el cuarto. Con el tercero se dio cuenta de que la vida en el campo se parecía más al ritmo que tienen los niños y se fue a vivir ahí con su fecunda familia. Hace poco un post de su blog donde habla de la maternidad, se volvió viral: confesaba lo inconfesable: que los hijos a veces nos desbordan y sacamos entonces unas sombras de las cuales después nos arrepentimos. Somos conscientes de nuestras limitaciones como seres humanos pero a la vez buscamos con ansia esa perfección que jamás llega. Aprender a comprenderlo y perdonarnos es la clave. Hablamos con ella hoy en larazon.es.

-Tres hijos y un cuarto a punto de llegar. Y eso que una vez reconoció que a veces los hijos nos superan. Sin embargo no tanto cuando casi todas repetimos. ¿Qué es lo más difícil hoy en día para ser madre?

-Las madres tenemos muchas dificultades, destacaría la falta de reconocimiento y apoyo por la maternidad. La falta de autoestima de las mujeres como mujeres y madres, la falta de cuidados por nosotras mismas, no sabemos, nadie nos ha enseñado ni nos ha mostrado cómo cuidarnos para cuidar. Es más, nos sentimos culpables de usar tiempo para nosotras, si lo tenemos, y no invertirlo en las cosas que “deberíamos” hacer. Eso hace que tantas veces cuidemos y eduquemos desde el desborde, desde la necesidad y no desde la abundancia, sin nutrirnos cómo podemos nutrir, desde qué lugar nutrimos... entonces aparecen todas esas excusas para no estar con ellos, porque ellos nos muestran el vacío y la soledad que sentimos. Y no hablo de la soledad de tener o no un apoyo como una canguro, o una pareja presente, hablo a nivel social, la soledad de la maternidad es inmensa, a causa de la falta de reconocimiento y de valorar el papel tan importante que es el de ser madre.

-Usted se retiró del mundanal ruido y vive en el campo. ¿Es una felicidad educar así a los hijos? ¿Se ve superada y/o desbordada más de lo que quisiera?

-Para mí es más fácil educar en la naturaleza, la naturaleza me da tranquilidad y calma, me conecta con un ritmo más lento, más acorde al de los niños. En la ciudad todo va a un ritmo vertiginoso, totalmente desfasado con la infancia, a parte de todos los imputs que hay en una ciudad que hace que estemos más desconectadas del aquí y ahora, el lugar donde viven los niños. Pero claro que me desbordo, más de lo que me gustaría, intento amarme en esos momentos también, comprender cómo llego a ese punto, por qué , en que no me he respetado, cuanto hace que no me nutro de verdad y intento, porque a veces es difícil, poner remedio, para estar más enérgica, más centrada y más presente. Y sobretodo, intento no culparme ni culpar a mis hijos que normalmente ellos pagan el pato de mi desborde... y seguro ellos no son responsables de mi cuidado y nutrición emocional.

-¿Cuenta con ayuda externa para las tareas de la casa o para la educación de los niños?

-La verdad es que no, ahora que estamos a punto de dar a luz al cuarto/a hijo/a, nos planetamos una persona que nos ayude con las tareas del hogar, que son las que menos nos gustan, pero de momento nada más. Lo que sí tengo que aclarar es que en mi casa la crianza es a medias con mi pareja, pero verdaderamente a medias. Nosotros educamos en casa a nuestros hijos ( homeschooling), es decir, no van al colegio, y los dos nos ocupamos en tiempo y responsabilidades de los niños, también trabajamos a medias, juntos sumamos una jornada laboral, pero al ser autónomos un poco a lo loco. También tenemos momentos de tribu, tan necesario para nosotros, en el que nos encontramos y co educamos con otras familias y satisfacemos las necesidades de los niños de otros niños y de socialización y las nuestras de tribu y sostén con otras madres, de reconocimiento y mirada con otras familias.

-Cuéntenos qué le hizo querer tener 4 hijos cuando la media de las españolas no llega ni a dos.

-Pues nunca lo planeamos, antes de tener hijos yo pensaba en dos, máximo tres, y si nos iban bien las cosas... pero cuando me quedé embarazada de mi tercer hijo, por sorpresa, decidimos cambiar de vida, a favor de la crianza respetada y de la vida más lenta y más plena. Entonces las prioridades cambiaron y las cosas no dependían tanto del dinero, del trabajo o de los tiempos, todo eso lo pondríamos a favor de la familia. En el tercer embarazo no sentí que me pudiera despedir del proceso, no sentí que había acabado, que era el último... mi mente me ponía muchas pegas: logísticas, económicas, de sostén de los niños... pero la sensación estaba ahí, así que no cerré la puerta, y a mi pareja no le parecía mal. Así que pasados unos años sin haber cerrado la puerta a un cuarto hijo apareció este embarazo. Lo que ahora sí siento es la despedida, sí siento que ya es el/la último/a. Y lo estoy viviendo con mucha plenitud y cuidado sintiendo que cierro el ciclo.

-Para usted la maternidad es...

-Es la oportunidad para abrirnos a la verdadera transformación. El embarazo es una transformación de la energía, de dos células, gracias al espacio y nutrición que aporta la madre, se crea un bebé, con manos, dedos uñas, pelo, órganos, etc... Vivimos la transformación física y energética más brutal y más sencilla a la vez dentro nuestro. Pues esto también ocurre, si quieres, a nivel emocional, y energético en ti, como mujer. Si lo ves cómo una oportunidad y te pones a favor del proceso, acompañando las necesidades, las verdaderas, escuchando tu cuerpo, sintiendo de forma presente y consciente la transformación... te conectas a tu intuición, a tu esencia y empiezas a ver realmente qué necesitas, qué quieres, que te hace feliz, qué te llena, y empiezas a amarte tal como eres, sin necesidad de aparentar o imitar, empiezas a hacer cosas a tu favor y a establecerlos cómo hábito... La sociedad y el sistema tal y como está montado no nos ayuda a aceptar y acompañar esa transformación, ni a acompañarnos a nosotros en esa abertura de entrega y amor que es ser madre, y muchas veces vivimos la maternidad entre la experiencia más maravillosa y la vivencia más esclava y dolorosa. Es importante sentir desde dentro lo que tu necesitas (verdaderamente) y tu bebé o tu hijo necesita y poner el entorno a favor y no al revés para poder vivir en plenitud la crianza y maternidad.

-Lo más positivo de haberse convertido en madre. ¿Tuvo algún viaje hacia sí misma cuando eso pasó?

-Tantos viajes, experiencias y vivencias positivas en este camino de ser madre... incontables. Mis hijos me han traído mucha conciencia, al querer respetarlos y cuidarlos cómo sentía que merecían, me enseñaron el camino a cuidarme y amarme cómo yo me merecía. El querer que ellos sean libres, amados y respetados, con autoestima y confianza me mostró en tantas ocasiones que si no lo sentía en mi, era muy difícil transmitirlo. Y no ha sido fácil, y no lo es, este camino, por que te das cuenta demasiadas veces desde el error que has cometido con ellos, que si tu no te respetas, te amas, te cuidas, no puedes hacerlo verdaderamente con ellos. Si tu te amas a medias y te das a medias a ti misma, a ellos les acabas dando a medias y entonces les pasan cosas, y hay conflictos y tu los quieres evitar para no ver la realidad y entonces los camuflamos y andamos ellos y nosotros a medias por la vida.

La transformación que me han aportado ellos es la de volver a mi verdad, a sentirme quien soy y que quiero y que necesito, a simplificar la vida, a reconocer la naturaleza y sentirme plena con lo que soy y tengo.

-¿Qué valores intenta transmitirle a sus hijos?

-Como decía antes, ellos son los que me han enseñado más a mí que yo a ellos. Pero yo intento, no tanto enseñando sino mostrando, que sepan amarse y amar a los demás, a los animales y a la Tierra desde ese lugar de abundancia interna, a respetarse y respetar, a cuidarse y desde ese cuidado a cuidar. Somos una familia que convivimos mucho, los tres están juntos casi 24h al día y el cuidado por el otro desde el estar bien contigo mismo está muy presente en el día día. También intento transmitir la verdadera libertad, que no es hacer lo que te de la gana, en el sentido peyorativo de la frase, sino la libertad de escoger cómo vivir lo que la vida te trae. De eso ellos saben más que yo.


-¿Qué mundo espera que ellos hereden?

-No espero mucho, dadas las circunstancias, prefiero ahora darles herramientas para que, encuentren lo que se encuentren, sean honestos con su sentir y hagan desde su autenticidad, desde el amor que se sienten y colaboren de un mundo más amoroso, más sincero, más auténtico.