
Salud
El mito del “subidón de azúcar” en los niños: lo que realmente sucede en su cuerpo
Aunque muchos padres creen que el azúcar causa hiperactividad en los niños, los estudios científicos demuestran que este mito es falso

Durante décadas se ha repetido la idea de que el consumo de azúcar provoca hiperactividad en los niños. Sin embargo, la ciencia ha demostrado que el llamado “subidón de azúcar” es solo un mito.
Este concepto se popularizó en los años 70 tras la publicación del libro Por qué su hijo es hiperactivo, del alergólogo Ben Feingold, quien relacionó el comportamiento inquieto de los niños con el azúcar y los aditivos alimentarios. Pero, según explica la doctora María de la Parte Cancho, jefa del Servicio de Pediatría del Hospital Universitario General de Villalba, “esa relación fue completamente desacreditada en revisiones posteriores”.
En realidad, los momentos en que los niños parecen más activos —como cumpleaños, fiestas o vacaciones— coinciden con situaciones sociales y de emoción, no necesariamente con el consumo de azúcar.
Por qué los niños parecen más activos tras comer dulces
Cumpleaños, barbacoas o celebraciones navideñas suelen incluir grandes cantidades de dulces, turrones o bombones. Pero la sobreexcitación infantil en estos contextos responde más al ambiente festivo y la interacción con amigos y familiares que al efecto del azúcar en sí.
El error común es atribuir la alegría o el nerviosismo de los niños a la comida, cuando en realidad el entorno social y emocional tiene un papel mucho más importante.
El verdadero impacto del azúcar en la salud infantil
Aunque el azúcar no genere hiperactividad, su exceso sí tiene efectos negativos en el organismo.
Los niveles normales de glucosa en sangre deben situarse entre 72 y 100 mg/dL. Cuando superan los 125 mg/dL de forma constante, puede existir un riesgo de diabetes infantil.
Además, el consumo elevado de azúcar está estrechamente relacionado con la obesidad infantil. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que más de 340 millones de niños y adolescentes tienen sobrepeso u obesidad, problemas vinculados al sedentarismo y a los malos hábitos alimentarios.
La doctora De la Parte Cancho advierte que “el exceso de grasa corporal puede provocar resistencia a la insulina y aumentar el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 en edades tempranas”.
¿Dónde se esconde el azúcar?
El azúcar añadido no siempre es fácil de detectar. Muchos productos ultraprocesados lo incluyen bajo distintos nombres: dextrosa, fructosa, jarabe de maíz, miel o sirope.
Los principales responsables del exceso de azúcar en la dieta infantil son:
Bebidas azucaradas y refrescos
Cereales industriales
Bollería y galletas
Snacks y alimentos ultraprocesados
Estos azúcares aportan calorías vacías, es decir, energía sin nutrientes esenciales para el desarrollo.
Cuánto azúcar pueden consumir los niños
Según la Academia Americana de Pediatría, los niños menores de 2 años no deben consumir azúcar añadido. Para los niños y adolescentes de 2 a 18 años, el límite recomendado es de 25 gramos diarios (6 cucharaditas).
Para tener una referencia: una sola lata de refresco contiene unos 40 gramos de azúcar, más del 150 % del máximo recomendado. La pediatra también aconseja evitar bebidas con cafeína, teína o taurina, ya que pueden alterar el ritmo cardíaco, provocar nerviosismo e insomnio.
Claves para una dieta infantil saludable
Una alimentación equilibrada en la infancia debe incluir:
Lácteos, legumbres, frutas y verduras frescas
Cereales integrales y pescado
Frutos secos (solo a partir de los 5 años, por riesgo de atragantamiento)
Además, es fundamental fomentar el ejercicio físico diario y reducir el consumo de productos ultraprocesados. “La obesidad y la diabetes tipo 2 son en gran medida evitables si se adquieren hábitos saludables desde la infancia”, destaca la doctora De la Parte Cancho.
Aunque el “subidón de azúcar” sea una leyenda urbana, el consumo excesivo de azúcar sí representa un riesgo real para la salud infantil.
Educar a los niños y a las familias sobre nutrición, promover la actividad física y elegir alimentos naturales son pasos esenciales para garantizar un desarrollo saludable y prevenir enfermedades a largo plazo.
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