
Educación
¿Tienen niñas y niños la misma capacidad para las matemáticas? La clave está en la actitud, no en el talento
Un estudio revela que los niños tienen mayor confianza en matemáticas que las niñas, aunque su capacidad es igual. Analizamos las causas y cómo cambiar esta realidad.

Los datos son claros: los niños muestran una percepción de mayor competencia en matemáticas que las niñas, con una puntuación media de 6,88 frente a 5,94. Esta diferencia, recogida por la plataforma educativa Monk, no refleja una brecha real de capacidad, sino una cuestión de autoconfianza. “Tienen exactamente la misma capacidad”, afirma con rotundidad María Gaspar, profesora de Matemáticas y presidenta del Comité Organizador de las Olimpiadas Matemáticas Españolas.
A pesar de que tanto niños como niñas disfrutan de las matemáticas —7 de cada 10 niños y 6 de cada 10 niñas, según el mismo informe—, las chicas siguen participando menos en actividades como las olimpiadas matemáticas. La explicación no está en el talento, sino en la actitud ante la incertidumbre y el riesgo.
Una brecha de actitud, no de habilidad
Las matemáticas curriculares no generan una gran diferencia de actitud entre géneros. Donde realmente se nota la desigualdad es en las competiciones matemáticas, donde la participación masculina es abrumadoramente mayor. “En las olimpiadas participan de entrada muchos más chicos que chicas, y como es natural, si hay más chicos desde el principio, también hay más chicos entre los ganadores”, explica Gaspar.
Esta tendencia no tiene que ver con la capacidad, sino con la forma en que niñas y niños toman decisiones académicas cuando tienen muchas presiones. En Bachillerato, con múltiples materias y la mirada puesta en la universidad, las chicas tienden a priorizar lo práctico: si tienen un examen de historia o filosofía, prefieren dedicar el tiempo a esas asignaturas antes que a un problema matemático incierto que podría llevar horas sin una solución garantizada.
¿Inseguridad o falta de modelos?
La menor presencia femenina en este tipo de competiciones está relacionada también con una menor seguridad en sí mismas. Incluso las alumnas con notas sobresalientes pueden dudar de su rendimiento en una prueba de este tipo. “Es como si las chicas tuvieran más miedo a no hacerlo bien”, señala Gaspar, quien añade que ellas se arriesgan menos y son menos competitivas, aunque tengan la misma capacidad que sus compañeros.
A menudo, las chicas no encuentran suficientes referentes femeninos en el mundo matemático, lo que refuerza la percepción de que no pertenecen a ese ámbito. Y si encima sobresalen, pueden llegar a sentirse "raras", especialmente en entornos donde aún predominan los estereotipos de género.
¿Cómo motivar a más niñas en matemáticas?
La solución, coinciden los expertos, pasa por motivar desde edades tempranas. “Sabemos que las matemáticas son la asignatura que mejor predice el éxito escolar”, apunta Daniel González de Vega, responsable de Monk. “También sabemos que tenemos una carencia de vocaciones STEM, especialmente en ingeniería. Es urgente abordar esta situación”.
María Gaspar propone una vía clara: normalizar el error, especialmente entre las chicas que son más autoexigentes. “Lo importante no es hacerlo todo bien, sino poner alma y corazón en lo que uno hace. No pasa nada si algo no sale perfecto”, sostiene.
Además, actividades como las Olimpiadas Matemáticas —especialmente las versiones femeninas— pueden ser clave para romper barreras y despertar vocaciones. “Estas competiciones existen para que las chicas pierdan el miedo, para que vean que no están solas, que no es raro que les gusten las matemáticas”, afirma Gaspar.
Una cuestión de justicia y futuro
La presidenta de las Olimpiadas Matemáticas Españolas lo resume así:
“El mundo está formado por hombres y mujeres, y las mujeres son igual de capaces que los hombres. La sociedad no puede permitirse el lujo de desperdiciar el talento de todas esas chicas que, si no son conscientes de que lo tienen, naturalmente no lo van a desarrollar”.
Fomentar la autoconfianza, visibilizar referentes femeninos y crear espacios seguros para explorar el talento matemático son pasos fundamentales para cerrar una brecha que, como demuestran los datos, no es de capacidad, sino de percepción.
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