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VSR, el virus al que temen pediatras y padres de menores de 3 años

El virus sinticial respiratorio es el responsable de muchos ingresos hospitalarios de los más pequeños de la casa

VSR, el virus al que temen pediatras y padres de menores de 3 años
VSR, el virus al que temen pediatras y padres de menores de 3 añoslarazon

Es un clásico en las urgencias pediátricas. Generalmente no pasa de ser un susto pero algunos se pueden complicar tanto que se precise ingreso, en ocasiones en la UCI. Lavarse mucho las manos, lactancia materna y evitar el humo del tabaco, claves para su prevención.

Enero es, por excelencia, el mes del colapso en las urgencias hospitalarias por la incidencia de la gripe. Y, las infantiles, también. Un virus que desde hace algunos inviernos trae de cabeza a pediatras y padres porque, al engorro de estar enfermo, se añade que suele dejar secuelas en forma de bronquiolitis.

El doctor Santiago Conde Barreiro, Pediatra en el Centro de Salud y Hospital de Barbastro (Huesca) nos lo explica.

El Virus Respiratorio Sincitial (VRS) es un Pneumovirus que produce infecciones respiratorias y suele presentarse en nuestro país de forma epidémica durante el otoño e invierno. Habitualmente inicia su periodo de mayor incidencia hacia el mes de noviembre, precediendo a la epidemia causada por el virus de la gripe. La importancia de este virus es que es el principal causante de la bronquiolitis, una infección propia de los niños pequeños, que produce inflamación de los bronquiolos, que son las ramas más estrechas del árbol respiratorio. Hasta uno de cada tres niños padece bronquiolitis antes de cumplir los 2 años. Esto sucede porque este virus tiene una especial capacidad para producir inflamación a nivel de las vías aéreas inferiores (bronquios y bronquiolos) en personas predispuestas. Por ello es también a todas las edades una causa frecuente neumonía, de crisis asmáticas en personas con asma bronquial y de reagudizaciones de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica.

El VRS es la primera causa de infecciones respiratorias en niños menores de 2 años de edad. Casi todos los niños menores de esa edad lo contraen al menos 1 vez, y se estima que en España las infecciones por el VRS originan anualmente entre 15.000 y 20.000 visitas pediátricas de urgencia y de 7.000 a 14.000 hospitalizaciones. Entre los niños prematuros, con enfermedad pulmonar crónica o cardiopatía congénita, la probabilidad de ingresar por una infección por el VRS es de hasta el 13%. Durante el periodo epidémico muchos adultos y niños se contagian por el VRS, y en la mayoría de ellos se presenta de forma leve, como un catarro de vías altas, pero pueden transmitir el virus a los niños más pequeños y personas en riesgo de presentar las formas más graves.

El comienzo de la bronquiolitis no se diferencia de un catarro común (moco nasal claro, estornudos, fiebre), pero en los días posteriores aparece la tos cada vez más llamativa, que puede acompañarse de dificultad respiratoria (respiración más rápida y profunda), y a menudo pitidos audibles con la respiración. Es frecuente que aparezcan vómitos provocados por el esfuerzo de la tos. En los niños menores de 3 meses, especialmente si han sido prematuros, pueden aparecer pausas de apnea (paradas respiratorias).

¿Es grave?

La gravedad del cuadro es variable, desde presentarse como un catarro con algo más tos de lo habitual, hasta observarse dificultad respiratoria moderada con tos intensa o incluso, en los casos más graves, dificultad respiratoria grave con incapacidad para alimentarse y mantenerse hidratados, siendo necesario el ingreso hospitalario para mantenerles los cuidados adecuados.

Se han utilizado diferentes tratamientos, pero ningún medicamento ha demostrado ser efectivo, por lo que lo más importante es asegurar al niño las medidas de soporte necesarias en función de la gravedad. En general, las formas leves precisan únicamente lavados nasales, mantener al bebé en una posición ligeramente incorporada y ofrecerle tomas de alimento más fraccionadas (menor cantidad de forma más frecuente), sin obligarle a comer, y manteniendo un adecuado aporte de líquidos. Se pueden utilizar los antitérmicos habituales en caso de tener fiebre. En ocasiones, el pediatra puede hacer un tratamiento de prueba con broncodilatadores (salbutamol), pero no son una medida recomendada de forma rutinaria ya que sus beneficios no están demostrados.

En los casos más graves con frecuencia es necesaria valoración e ingreso hospitalario, a menudo con administración de oxígeno suplementario y medidas destinadas asegurar una hidratación y nutrición adecuadas. En ocasiones puede ser necesario el ingreso en unidades de cuidados intensivos pediátricos para proporcionar asistencia respiratoria. Estas unidades disponen de todos los avances necesarios para tratar las formas más graves de la enfermedad y han contribuido muchísimo a reducir la mortalidad asociada a la bronquiolitis. A su vez se está avanzando cada vez más en que los cuidados que aportan tengan presentes a las familias de los niños ingresados, dentro de la corriente de humanización de los cuidados intensivos que estamos viviendo en los últimos años.

Los niños con antecedentes de prematuridad, enfermedades cardiacas o respiratorias y los que presentan el cuadro en los primeros seis meses de vida son los que suelen presentar las formas más graves. Por todo ello, si el niño presenta dificultad respiratoria intensa, pausas respiratorias, dificultad para la alimentación, fiebre elevada o decaimiento, es conveniente que sea valorado por un pediatra de forma urgente, e incluso aunque ya haya sido visitado por el pediatra, será conveniente una reevaluación en caso de observar empeoramiento.

La remisión completa del cuadro suele ser lenta, de modo que la tos puede persistir incluso hasta 3 semanas después de iniciarse el cuadro. Con frecuencia, los niños que han sufrido un primer episodio de bronquiolitis por el VRS presentan posteriormente episodios recurrentes de dificultad respiratoria y sibilancias asociados a infecciones respiratorias.

¿Cómo evitarlo?

Para evitar el contagio del VRS es necesario evitar el contacto directo de las secrecciones respiratorias de las personas infectadas, no sólo evitando toser y estornudar cerca de otras personas, sino también mediante el lavado frecuente de manos (esta medida es útil también contra la gripe y muchas otras infecciones que se presentan de forma epidémica). Es útil utilizar pañuelos desechables y tirarlos inmediatamente después de su uso. Recientemente desde pediatría hemos insistido en enseñar a los niños a taparse la boca y la nariz al estornudar, no con la mano, como se enseñaba hasta hace poco, sino con la manga (o “el codo”), para así minimizar el riesgo de contagio de infecciones respiratorias a través de las manos.

La lactancia materna tiene un papel protector muy importante para la prevención del las infecciones por el VRS y el desarrollo de formas graves de la enfermedad, por los factores inmunológicos que aporta al recién nacido y lactante, especialmente cuando ha sido prematuro, por lo que promoverla es también una forma de prevenir la bronquiolitis.

Para minimizar el impacto del VRS es esencial evitar la exposición de los niños al humo del tabaco, desde la gestación (cuando las vías respiratorias se están formando) y durante toda la infancia. Cualquier nivel de exposición al tabaco (incluso el olor que queda impregnado a la ropa o las manos del fumador) es nocivo para los niños. Los hijos de madres y padres fumadores tienen un mayor riesgo de bronquiolitis, de presentar cuadros más graves y de episodios recurrentes posteriores. Del mismo modo, aunque los padres no fumen, hay que evitar que otras personas fumen cerca de embarazadas y niños.

Además de la bronquiolitis, el tabaco favorece la aparición de asma, bronquitis, alergias respiratorias, defectos de la función pulmonar, tos crónica y otitis entre otras enfermedades, y la presencia de fumadores en el domicilio favorece la adopción del hábito tabáquico, incluso en edades precoces (adolescentes), con el aumento de enfermedades en la edad adulta que ello conlleva (enfermedad pulmonar, enfermedad cardiovascular, cáncer, etc.).

Además, existe un anticuerpo específico contra el VRS (palivizumab), que se administra durante el periodo epidémico a los bebés que tienen un mayor riesgo de sufrir una bronquiolitis grave (prematuros de menos de 35 semanas, niños con enfermedades pulmonares cardiopatías graves, etc.).