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Naturaleza

Así es el árbol de Galicia que sobrevivió a incendios, talas y siglos de historia

El "abuelo" del Bosque de Conxo, con más de 250 años, fue testigo del primer gran acto democrático gallego y enamoró a Rosalía de Castro

Carballo del Banquete de Conxo. Arbol y bosque del año

En el corazón verde de Santiago, al sur de la ciudad y junto al pausado discurrir del río Sar, tan gallego, se alza, silencioso e imperturbable al paso del tiempo y de la vida, un roble secular que, más allá de presentarse como el árbol más antiguo del Bosque del Banquete de Conxo, esconde, con un cuarto de milenio a sus espaldas, parte de la memoria colectiva de Galicia.

Este carballo común (Quercus robur), conocido popularmente como “O avó” (El abuelo), lleva más de dos siglos en pie, desafiando a la intemperie, a la tala indiscriminada e, incluso, a los incendios forestales.

No en vano, con 3,75 metros de perímetro en su tronco, una altura de 26 metros y una copa que se extiende a lo largo de casi 400 metros cuadrados, este coloso vegetal ha sido testigo de acontecimientos históricos y culturales que lo convierten en algo más que un árbol: es un emblema de resistencia, identidad y patrimonio natural.

Ubicado a apenas 200 metros de la Fuente de la Virgen de A Cuncha y a 300 del Monasterio de Conxo, guarda la entrada a Santiago por el Camino Portugués, y desde 2018 puede por fin ser admirado por vecinos y visitantes, tras haber permanecido inaccesible durante 133 años, desde que la finca que lo acoge fue destinada al uso exclusivo del antiguo manicomio de Conxo.

Mural del Banquete de Conxo. Wikipedia

El 2 de marzo de 1856, este carballo presenció uno de los momentos más insólitos y avanzados de la historia social gallega: el Banquete Democrático de Conxo. Aquella jornada, estudiantes universitarios organizaron un almuerzo en el que ellos mismos sirvieron a artesanos y obreros, en un gesto simbólico inspirado en los valores de la Revolución Francesa. Fue un acto rupturista para su tiempo y considerado hoy uno de los primeros ensayos democráticos en Galicia.

Rosalía de Castro, gran figura de las letras de Galicia, también sucumbió al hechizo del bosque que alberga este carballo. En su obra En las orillas del Sar (1884), denunció la tala indiscriminada de muchos de estos árboles en versos como los de “¡Jamás lo olvidaré!”.

Apenas 40 robles

El Bosque del Banquete de Conxo, que en su época dorada llegó a albergar hasta mil robles, conserva hoy apenas cuarenta. Sin embargo, la reapertura del espacio en 2018 ha devuelto a la ciudadanía este “cofre botánico” de más de 20 hectáreas. Desde entonces, el lugar ha recuperado su vida comunitaria con romerías multitudinarias: en 2019, hasta 5.000 personas participaron en una celebración en la que el árbol centenario volvió a ser punto de encuentro y primera parada de la ruta.

Más allá de su majestuosidad física y su relevancia histórica, este carballo encarna el alma de Galicia. Su especie, definida por la propia Rosalía como “árbol patrio”, sigue siendo la más representativa del paisaje gallego. Y en el caso de ‘O avó’, su sombra acogió ferias de ganado, fiestas populares y gestos revolucionarios.

Una silueta que se sigue recortando hoy como un faro de memoria verde en una Compostela que presume, además, de ser una de las ciudades españolas con más árboles por habitante, superando con creces los objetivos de la Comisión Europea para 2030. Frente a él, el tiempo se detiene, tal vez, porque en cada una de sus hojas se esconde un diminuto capítulo de la historia de Galicia.