
Tráfico
La carretera más peligrosa de España: siete puntos negros en apenas once kilómetros
Esta autovía gallega acumula tramos de 60km/h con seis radares fijos y cuatro móviles, alguno de ellos con más de 120 multas diarias

La autovía que sale de Vigo dejando atrás la Avenida de Madrid -esa entrada carcelaria a la urbe olívica que hoy busca convertirse en un espacio más humano-, conocida como la A-55, comienza su trazado con una enorme curva de herradura que bordea la parroquia de Bembrive antes de continuar camino hacia Mos y hacia Puxeiros. Siempre hacia arriba al principio. En peligroso descenso limitado a 60 kilómetros horas, más tarde.
La ruta, que avanza hasta Porriño, ostenta un triste récord: es oficialmente la carretera más peligrosa de España. En apenas once kilómetros acumula siete tramos de concentración de accidentes (TCA) reconocidos por la Dirección General de Tráfico, lo que la convierte en una vía de riesgo extremo para los miles conductores que la recorren a diario.
El informe de la DGT subraya que se trata de zonas de no más de tres kilómetros donde la probabilidad de accidente es significativamente superior a la media. De los 106 TCA identificados en toda la Red de Carreteras del Estado, diez están en Galicia y siete se encuentran en este breve recorrido que une Vigo y Porriño, concretamente entre el kilómetro 3,6, a la altura del hospital Meixoeiro, y el 14,5, ya en las inmediaciones de Porriño. Únicamente la AP-7 en Cataluña iguala en número de puntos negros, pero en un tramo tres veces más largo.
Un problema de larga duración
La siniestralidad de la A-55 no es un fenómeno reciente. La vía arrastra desde hace décadas una configuración problemática, fruto de la duplicación de la antigua N-120. El resultado es un trazado con curvas cerradas, cambios de rasante y múltiples accesos que, combinados con un tráfico que supera los 60.000 vehículos al día, convierten cada trayecto en un reto para los conductores.
No es casualidad que el tramo vecino de la AP-9, que, aunque más larga, une puntos similares, apenas registre 6.000 vehículos al día: muchos usuarios prefieren arriesgarse en la A-55 antes que asumir el coste del peaje.
Los datos, atendiendo sólo al último año, son preocupantes: más de 300 accidentes y cientos de heridos, salvando las víctimas mortales en ese primer tramo.
Esta combinación de alta densidad de tráfico y un diseño poco seguro explica por qué la DGT mantiene a la A-55 en lo más alto de su lista negra.
El intento de reducir la siniestralidad ha convertido a esta autovía en uno de los corredores más vigilados del país.
En sus once kilómetros se reparten seis radares fijos y cuatro móviles, con tramos limitados a 60 km/h. Algunos de estos dispositivos superan con frecuencia las 120 sanciones diarias.
Posibles soluciones
La solución pasa por la prolongación de la A-52 desde Porriño a Vigo, un proyecto que contempla un gran túnel bajo Mos. Sin embargo, la tramitación administrativa, los informes ambientales y la contestación vecinal en el ayuntamiento de Mos y en las parroquias viguesas de Beade y Bembrive amenazan con prolongar los plazos durante años.
El Ejecutivo central reconoce que la obra podría tardar más de una década en completarse, por lo que la fecha de 2030 que en su día se barajaba se considera ya inalcanzable.
Mientras tanto, el Gobierno ha descartado liberalizar el tramo de la AP-9 entre Puxeiros y Porriño, como reclaman colectivos vecinales y partidos de la oposición, entre ellos el BNG y el PP.
Con este panorama, miles de conductores continúan expuestos a diario a un trayecto que combina tráfico denso, un trazado deficiente y una vigilancia intensiva. Todo apunta a que la A-55, lejos de perder su título, seguirá siendo durante años la carretera más peligrosa de España.
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