Turismo
Este es el pueblo de Galicia que no te puedes perder este mes de septiembre
Aquí las leyendas visigodas y las fortalezas medievales se juntan con el bullicio jacobeo y una fiesta muy esperada
Palas de Rei es uno de esos lugares en los que Galicia se muestra tal y como es. Situado en la provincia de Lugo, su nombre evoca leyendas visigodas y su presente se entrelaza cada día con los peregrinos que recorren el Camino Francés hacia Compostela. Septiembre, además, lo convierte en destino obligado gracias a sus fiestas del Ecce Homo, cuando la villa se viste de gala.
La tradición asegura que aquí se levantaba el Pallatium Regis del rey Witiza, que habría hecho de estas tierras su residencia en el siglo VIII. Sea mito o realidad, lo cierto es que Palas de Rei respira historia. El Códice Calixtino ya lo citaba en el siglo XII como una de las paradas esenciales para los peregrinos que, tras recorrer medio mundo, afrontaban desde este punto las últimas jornadas hasta Santiago.
Hoy, ese espíritu jacobeo sigue intacto. Cada mañana las calles se llenan de caminantes con mochilas y conchas al cuello, que descansan en la plaza antes de emprender una etapa decisiva. La hospitalidad de los vecinos y la impronta de siglos de paso han convertido al municipio en un cruce de caminos donde conviven la vida rural gallega con la universalidad de la peregrinación.
Patrimonio que sorprende
Entre los monumentos más sobresalientes se encuentra el Castillo de Pambre, construido en el siglo XIV y considerado uno de los mejores ejemplos de fortaleza medieval en Galicia. Sus torres y murallas, que sobrevivieron incluso a la gran revuelta irmandiña, se alzan sobre el río ofreciendo una estampa que impresiona. Visitarlo es viajar a una época de caballeros y linajes señoriales.
El centro de la villa conserva la iglesia de San Tirso, con una portada románica del siglo XII que aún da la bienvenida al viajero. Y a pocos kilómetros, la iglesia de Vilar de Donas, ligada a la Orden de Santiago, sorprende con sus frescos medievales de vivos colores, uno de los conjuntos pictóricos más valiosos del románico gallego. Casonas con escudos, pazos y cruceiros completan un recorrido urbano donde cada piedra cuenta un relato.
Naturaleza y rutas a pie
Más allá de la historia, Palas de Rei ofrece paisajes tranquilos y agradables. En el entorno destacan los Torrentes de Mácara, pequeñas cascadas que forman pozas de aguas claras entre castaños, o el área fluvial del río Pambre, donde vecinos y peregrinos descansan en verano.
Además, aquí comienza la última gran etapa del Camino Francés, unos 68 kilómetros hasta Compostela cargados de simbolismo. Pero también existen rutas locales menos conocidas que permiten descubrir lagunas, molinos y aldeas.
La visita no estaría completa sin probar la gastronomía. La comarca es tierra del famoso queso Arzúa-Ulloa, de textura cremosa y sabor suave, que acompaña a la perfección un buen vino gallego. En los mesones se sirven clásicos como el pulpo á feira, el lacón con grelos o empanadas recién horneadas.
El septiembre del Ecce Homo
Si hay un momento especial para visitar Palas de Rei, es septiembre. Durante varios días se celebran las Festas do Ecce Homo, patronales y multitudinarias. Las mañanas arrancan con campanas y procesiones, seguidas de pasacalles de gaiteros y cabezudos. La Praza do Concello se convierte en escenario de bailes tradicionales, con muiñeiras y danzas interpretadas por grupos de toda Galicia.
Las noches, en cambio, están reservadas a las verbenas. Grandes orquestas animan hasta la madrugada y el pueblo entero se llena de luces, música y puestos de pulpo. Una de las citas más conocidas es la ruta de Cantos de Taberna, en la que agrupaciones locales recorren bares interpretando canciones populares que todos corean con entusiasmo.
El domingo se dedica a los más pequeños, con atracciones y juegos, y los fuegos artificiales despiden unas fiestas que mezclan devoción, cultura y diversión.
Palas de Rei es, en definitiva, un destino que lo tiene todo: un pasado de leyenda, monumentos que sorprenden, paisajes que invitan a la calma, una gastronomía difícil de superar y unas fiestas con arraigo. En cualquier época merece la visita, pero este septiembre, cuando las calles se engalanan para honrar al Ecce Homo, la experiencia se vuelve inolvidable. De este modo, quien se acerque a Palas descubrirá algo más que un pueblo: un pedacito de la historia y el alma de Galicia.