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Con un pequeño porcentaje de Montepila

Sopla Poniente, vino de pasto que reivindica la identidad del terroir

Nace con la vocación de recuperar joyas ocultas de los vinos tradicionales andaluces

Sopla Poniente
Sopla PonienteSalinillas

En un mundo donde la tradición y la innovación parecen caminos opuestos, Salinillas surge como un eslabón imprescindible para garantizar la continuidad de algunas de las soleras más excepcionales de Montilla-Moriles. Y de ahí nace Sopla Poniente, este vino de pasto no solo reivindica la identidad del terroir, sino que se convierte en la base con la que se alimentan botas históricas, asegurando su evolución sin perder la esencia que las hace únicas.

Un vino para mantener la viva la historia Sopla Poniente nació con la vocación de recuperar joyas ocultas de los vinos tradicionales andaluces. En sus inicios, su labor ha sido la de negociants, descubriendo botas excepcionales en grandes bodegas de Montilla-Moriles y el Marco de Jerez. Pero su diferencia clave es el compromiso con la continuidad de ese legado: no solo embotellan, sino que apadrinan esas botas, realizando pequeñas sacas y asegurándose de que cada vino reciba el rociado óptimo para mantener su evolución.

Ahora, han dado un paso más creando su propio casco bodeguero y estableciendo su propia solera, donde Salinillas se convierte en la base que garantiza su futuro. Una elaboración en la que destaca la pureza de la albariza y el velo de flor. Elaborado a partir de viñedos centenarios de Pedro Ximénez con un pequeño porcentaje de Montepila, una variedad prácticamente desaparecida, Salinillas refleja con precisión la mineralidad de las albarizas montillanas.

Su proceso de elaboración combina la vinificación en depósitos de acero inoxidable con una crianza biológica bajo velo de flor durante seis meses en botas que previamente han contenido fino. No se añaden correcciones de acidez, que en una región cálida como Montilla, es una rareza: su frescura proviene exclusivamente de una vendimia temprana con 9-10 grados y la crianza bajo velo de flor.

Un vino para el futuro de las soleras “Si queremos que nuestras botas más valiosas sigan evolucionando con la misma esencia con la que fueron creadas, necesitamos vinos base que estén a la altura”, explica Pepe Rodríguez de Vera. “Para nosotros, Salinillas no es solo un vino de pasto, es la clave para mantener vivo un legado”. Con una producción limitada, Salinillas no solo refuerza la importancia del vino de pasto en Montilla-Moriles, sino que plantea un debate sobre el futuro de las soleras históricas y la necesidad de preservar su autenticidad con vinos que respeten su origen. Disponible en una producción muy limitada

Pepe Rodríguez de Vera es viñador y candidato a Master of Wine. Inicialmente dedicado al sector farmacéutico, inicia su camino como productor cuando descubrió que las viñas de una propiedad familiar, con reputación de dar las mejores garnachas tintoreras de la zona, estaban siendo diluidas en depósitos de grandes bodegas. Esto le llevó a comenzar a vinificar la uva de esos viñedos, comprometido en poner en valor la calidad y la identidad de ese territorio tan especial. Desde entonces, ha buscado constantemente nuevas regiones con potencial por descubrir, con el firme propósito de crear vinos excepcionales y con matices personales, continuando siempre su camino de aprendizaje. Actualmente elabora en Méntrida, Almansa, la Comunidad Valenciana, gran parte de Castilla León, Montilla-Moriles y el Marco de Jerez.