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Los sábados de Lomana: “Tras los ERE debemos librarnos de esta recua de gañanes”
Cada día me despierto y sin salir de la cama conecto la radio esperando escuchar alguna noticia que me haga salir de ella con buen humor y optimismo. Pues, ¡ni una! Siento que todo lo que escucho es como una pesadilla que no puede estar sucediendo en mi país y que en algún momento me despertaré de ese mal sueño. Un día por sorpresa suena ese falso amor surgido entre dos seres que no se soportan y que la única esperanza que lo sustenta es lo poco que van a durar juntos sin tirarse los trastos a la cabeza. Dos egos, necios, a los que solo les importa seguir viviendo a costa de los curritos españoles sin producir ni generar riqueza o beneficio alguno a España. Otro día aparece el fascista de los lazos amarillos hablando de ventosidades y diciendo ante sus declaraciones en un juicio por desacato a la autoridad que él no irá a defenderse, «sino a atacar al Estado». Quizá lo haga con flatulencias reales o mentales, pero todo es tan vulgar y sucio que efectivamente en su caso cuadra a la perfección aquello de que la cara es el espejo del alma y en la suya se proyecta perfectamente tal cual es. Qué les voy a contar que no sepamos todos del robo indecente y vergonzoso del PSOE de Andalucía liderado por los sindicalistas de UGT que guardaban millones de euros en un colchón, producto de malversar dinero público, 680 millones que se deberían haber destinado a la formación y ayuda a los parados y no gastarlos en juergas, grandes banquetes, prostíbulos y un sistema clientelar desviando fondos para enriquecer a una serie de empresas elegidas sin ningún control legal a cambio de prebendas. Pero Pedro Sánchez, y no solo él, callan... En mi opinión, el silencio inculpa al menos como encubridor.
Pablo Iglesias en otro momento levantisco y crítico, justifica y dice que «son cosas del pasado»... Pelillos a la mar. Y qué decir de Susana Díaz, antes enemiga acérrima de Sánchez e impulsora de su marcha del partido, convertida (ante el temor a ser sustituida por alguien) en mujer sumisa y adorable que justifica y se hace «la sueca» ante este gran escándalo. Ella retiró la acusación particular de la Administración, por lo que será difícil reclamar y devolver todo lo robado a los andaluces. Entenderán mis pesadillas y confusión mental ante este panorama. Deberíamos librarnos de esta recua de gañanes que nos están agotando la paciencia y es muy probable que pronto el bolsillo. También me inquieta esa sensación de ser continuamente espiados. Alguien controla nuestros movimientos a través del móvil. Al menos, ya han tenido la poca vergüenza de comunicarnos que controlarán durante unos días todos nuestros movimientos aunque tengamos el geolocalizador desactivado. Nuestros datos se convierten en oro. La novela de Orwell hecha realidad. Tus compras, llamadas, aficiones, dirección, consumo de luz, etc. La privacidad ya no existe, estamos atrapados. Las redes sociales registran y agrupan nuestras publicaciones. No podemos escapar salvo que tiremos nuestros móviles. No tengamos ordenador, ni tarjetas, coche, convirtiéndonos, como decía Muñoz Molina, en «robinsones urbanos», algo parecido a mi vida en «Supervivientes». No nos damos cuenta de lo terrible e inquietante que resulta la desaparición del entorno privado. Ahora una recomendación de algo bello, no se pierdan la exposición en el Museo del Prado de las dos pintoras más importantes de la Historia del Arte Occidental que vivieron en la Italia del Cinquecento: Sofonisba Anguissola y Lavinia Fontana. Solo la belleza y el arte nos salvará.
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