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Los sábados de Carmen Lomana: “Muchos españoles no respetan nuestra bandera pero adoptan las costumbres de América”
El Black Friday es otra costumbre americana que nos ha invadido en la colonización apresurada que sufrimos en este país con tan poca personalidad.
Siempre he aborrecido el invierno. La única excepción es esta época de Navidad, que desprende energía pero también agotamiento, especialmente gastronómico. Mi agenda está a punto de explotar y yo, como siga así, también. Solo hay una cosa que justifica los días grises y lluviosos: el gustazo de quedarte en casa. Y disfruto más sentándome a escribir. El verano y los días soleados siempre invitan a salir y apetece muy poco el recogimiento.
Ayer fue el día del Viernes Negro, o Black Friday, si ustedes prefieren, otra costumbre americana que nos ha invadido en la colonización apresurada que sufrimos en este país con tan poca personalidad. Dicen que en Filadelfia a alguien se le ocurrió que para terminar alegremente Acción de Gracias sería una buena idea que al día siguiente bajaran los precios en todos los comercios. Era viernes. Se armó tal revuelo y tantas colas a las puertas de todas las tiendas que la policía no pudo contener las avalanchas de público. Por eso se denomina Viernes Negro. Pero en realidad, no tiene nada que ver con nosotros. De todas formas, bienvenidas sean las rebajas adelantadas. Ya tenemos que aguantar la ridiculez de Halloween disfrazando a nuestros niños de brujas, monstruos o dráculas para ir al colegio. Solo nos falta mandarlos por las casas pegando sustos y cantando. En nuestro país la costumbre siempre ha sido ir a visitar los cementerios y dejar limpias y bonitas las tumbas donde descansan nuestros muertos, pero nunca disfrazarnos. Pero el colmo de la ridiculez y cursilería, exceptuando que seas un americano que vive en España, es celebrar el «Thanksgiving» o día de Acción de Gracias, que es la fiesta americana por excelencia.
Nunca imaginé que llegaría a ver semejante enajenación cultural como es poner un pavo en nuestras casas españolas, pero lo he visto. Este jueves pasado, redes sociales como Instagram estaban llenas de fotos con mesas preparadas para celebrar y dar gracias con un pavo. Lo de ellos tiene un porqué, lo nuestro es solo una forma de americanizarnos. El pavo en nuestra santa tierra siempre se ha dejado para la Nochebuena y la Navidad, y así debería seguir siendo. La celebración de Acción de Gracias en América está motivada por la llegada del barco Mayflower, que salió de Inglaterra en 1620 soñando con la prosperidad en las tierras del nuevo mundo. El primer invierno en Plymouth fue muy duro y murieron de frío y hambre más de la mitad de los llegados en esa embarcación. El panorama cambió gracias a un indio, Abanaki, que fue a visitarlos y les enseñó a cultivar maíz, pescar y evitar las plantas venenosas. Así consiguieron tener la primera cosecha exitosa de maíz. El Gobernador invitó a comer con ellos a los indios de esa tribu por haber ayudado a los colonos, y dar así gracias a Dios. Éste fue el surgimiento del primer día de Acción de Gracias de la Historia. Ya me contarán ustedes qué tiene que ver esto con nosotros. Es como si en América celebrasen las Fallas de Valencia. Si seguimos con este nivel de colonización pronto celebraremos el 4 de julio. En vez de corridas de toros y rodeos, tendremos los campos de fútbol convertidos en campos de rugby, todos felices y contentos con la bandera americana. Somos tan papanatas que muchos españoles no respetan nuestra bandera y se ríen de las costumbres, pero se lanzan en brazos de América. Me parece todo tan arribista y cursi que no puedo dejar de criticarlo. ¡Viva el jamón de jabugo, nuestras fiestas y nuestro turrón! Que pasen un buen fin de semana españoleando...
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