Moda

Las modelos maduras se reivindican: “La juventud está sobrevalorada”

Han cumplido los 50 y se reivindican sobre la pasarela. modelos, actrices y presentadoras se hacen visibles en Cibeles. «Ser mayor no significa no existir», dicen

Paquita Torres, Paloma Lago, Elsa Anka, Remedios Cervantes, y Pino Montesdeoca, ayer antes del desfile. Foto/ Gonzalo Pérez
Paquita Torres, Paloma Lago, Elsa Anka, Remedios Cervantes, y Pino Montesdeoca, ayer antes del desfile. Foto/ Gonzalo Pérezlarazon

«Soy actriz en España. Soy invisible desde que cumplí 40». Hace una semana ya desde que Silvia Abril dijera esta frase en la gala de los Premios Goya. Esta reivindicación en la que se lleva bastante tiempo insistiendo tanto aquí como en Hollywood, parece la inspiración de la propuesta del desfile de ayer en el Palacio de Cibeles, pero lo cierto es que tanto Mercedes Benz Fashion Week Madrid como L’Oréal Paris, organizador del show, ya habían cerrado esta idea antes de que la actriz catalana la expresara en Málaga.

De hecho, la pasarela madrileña siempre ha estado a la vanguardia de todo tipo de iniciativas comprometidas con la mujer. Basta recordar cuando decidió exigir unas medidas mínimas para las modelos que desfilaban sobre su pasarela.

Ayer fue el turno de la visibilidad. Mujeres y hombres que ya han cruzado la barrera de los 50 años desfilaron con creaciones de firmas como Juan Vidal, Roberto Torretta, Pedro del Hierro o Roberto Diz: «Estamos en un momento en el que una señora con 50 años está fenomenal», aseguraba Torretta. «Esta iniciativa es muy acertada. Nosotros hemos colaborado con tres looks porque consideramos que no hay límite a la belleza. Ya no hay barreras y menos la edad».

Las modelos Paquita Torres, Pino Montesdeoca, Remedios Cervantes, Cristina Piaget y Paloma Lago; las presentadoras Elsa Anka y Francine Gálvez… ellas son solo algunas de las mujeres que se animaron a desfilar y, en el caso de Cervantes, Piaget, Torres y Lago, volver a andar por la pasarela: «Me encanta que exista este desfile. Es una apuesta por reunir a mujeres que formamos parte muy importante de una etapa de la moda de nuestro país», comentaba Lago. «Yo con 17 años estaba ya trabajando en París y en Tokio y volver a una pasarela, además, de esta forma, me parece algo mágico». «Llevo 22 años retirada de la pasarela», confesaba Cervantes. «Estoy encantada. Dije sí desde el minuto uno. Me parece muy divertido volver a encontrarme con compañeras y volver a ser la gamberra que yo era».

«La juventud es maravillosa », aseguraba Elsa Anka. «Pero creo que está sobrevalorada. A lo largo de mucho tiempo las actrices en Hollywood se han quejado de que a partir de los 40 las jubilan. En estos momentos, con esa edad sigues estando activa, eres una mujer emprendedora y con muchas inquietudes. Hay que dar visibilidad a esas mujeres. ¡Nosotras queremos estar al pie del cañón». «Porque seamos mayores no quiere decir que no existamos», completaba Paquita Torres. «A mí me encanta la moda y adoro la pasarela. Recuerdo cuando trabajaba con Pedro del Hierro, disfrutaba enormemente de las fantasías que hacía para mi cuerpo. Este es un mundo maravilloso y es muy bonito poder volver a él». De hecho, Torres desfiló con uno de los diseños de Nacho Aguayo para la firma madrileña: «No conozco a Nacho, pero conocí mucho a Pedro. Era un amor de hombre».

Desfile de la visibilidad así es como L’Oréal Paris ha querido llamarlo y horas antes de que comenzara, en los ensayos previos, las indicaciones que se les daba a todos los participantes eran sencillas: «Sonreid, pasáoslo bien, demostrad que habéis llegado a una edad donde nadie os tiene por qué decir nada». Y ese era el espíritu del show, demostrar que se ha derribado una barrera: «Hace un tiempo que se empezó con esto, pero ahora es cuando viene con garra», comentaba Pino Montesdeoca. «El mundo de la moda parece muy superficial, pero resulta que quizá es justo el promotor de que a las personas no se les juzgue por la edad. Que eso no sirva de excusa para rechazar un currículum». Y en esto las redes sociales sirve de mucho: «Nos están ayudando muchísimo a tener visibilidad», confirmaba Anka. «Demuestran que cuando la gente te encuentra se da cuenta de que sigues ahí, es una tarjeta de presentación para las marcas y también para la gente que te seguía en su momento y ahora te redescubre. Todo hay que hacerlo con cautela y buen hacer, pero nos aportan mucho».

Y es que la edad no solo puede ser un handicap, también una arma de destrucción: «Hay veces que cuando la gente quiere ser hiriente recurre a la edad», recordaba la propia Elsa. «Es curioso que se utilice en estos términos, para menospreciar a alguien. El tiempo nos llega a todos. ¡Qué ignorancia! Yo reconozco que he vivido a veces esa sensación de olvido. Pero para eso están este tipo de eventos, para romper con los moldes». Otro tema también a tener en cuenta es el uso de modelos jóvenes para productos destinados a mujeres maduras: «Las niñas jóvenes tienen una vida que no hemos tenido nosotras, pero las que se gastan la pasta somos nosotras», sentenciaba Cervantes mientras tocaba su mochila de Louis Vuitton.

Un dato curioso, o una coincidencia, como se quiera ver, es que esta tendencia a volver la vista atrás no es solo propia de nuestra ciudad. Basta pensar en nombres como Cindy Crawford, Claudia Schiffer o Naomi Campbell que vuelven a vivir una segunda etapa dorada. Y justo esto se da en un momento donde nos encontramos mujeres dirigiendo las casas más importantes de moda (Maria Grazia Chiuri en Dior, Virginie Viard en Chanel o Clare Waitght en Givenchy, por poner unos ejemplos), repitiendo lo que sucedió ya cien años atrás, con Coco Chanel, Madeleine Vionnet o Elsa Schiaparelli. Y justo en aquel momento, con las mujeres al frente de la moda, esta se volvió más casual: «Es que nos conocemos mejor», asegura Torres. «Yo creo que sacan más partido que un hombre, aunque el hombre adora la mujer. El que diseña para nosotras, nos adora. Y nos embellecen de una forma maravillosa». Y lo cierto es que guapas salieron todas con unas creaciones de diseñadores españoles que no hizo sino enfatizar algo que ya sabíamos: no hay edad para la belleza.