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Camila, destrozada por la muerte de Humberto Janeiro
Tras varias semanas ingresado, el patriarca de los janeiro sufrió ayer un fallo multiorgánico. a su lado ha estado Camila, la mujer con la que compartía su vida en los últimos años
La viuda de Humberto Janeiro no se llama Carmen Bazán, el patriarca no se hablaba con su ex mujer y madre de sus cuatro hijos. Aunque se rumorea que le visitó en el Hospital Universitario de Jerez dos días antes de su muerte, tras enterarse de que su estado era crítico.
Ayer domingo, a las tres y media de la tarde. Humberto fallecía a los 76 años, por un fallo multiorgánico, derivado de unas complicaciones motivadas por una fuerte infección que le había afectado a buena parte de su cuerpo. Padecía diabetes, una enfermedad que le ha pasado factura.
Camila y los hijos de Janeiro no tenían relación. Nadie les vio juntos en estos días de hospital, y la primera siempre respetó el derecho de los hijos de Humberto a entrar en la UCI antes que ella. Siempre en un segundo plano, entregada en cuerpo y alma al patriarca, al que cuidaba e incluso ayudaba económicamente ya que Janeiro padre tan solo contaba con una pequeña pensión.
A principios de semana, la evolución positiva del enfermo determinó que le subieran a planta y nada hacía presagiar el fatal desenlace.
Sus hijos, Jesulín, Victor, Humberto y Carmen, visitaban a su progenitor a horas un tanto intempestivas para no ser fotografiados por los paparazzis que esperaban en la puerta del hospital. Otros familiares protestaron por el trato de favor, ya que una noche, según nos cuentan, los Janeiro se presentaron en la UCI a las once de la noche. Jesulín y María José recibieron la trágica noticia en su casa de Arcos de la Frontera, y se desplazaron inmediatamente hasta la localidad jerezana.
Los «jesulines», como se llama a los hermanos del torero, no contestaban a llamadas telefónicas ayer por la tarde. Por mucho que intentamos localizarles fue tarea imposible. Todos sus móviles se encontraban apagados o fuera de cobertura. No quieren que se monte un «circo» con la muerte de un padre con el que, sin embargo, apenas mantenían relación desde que Humberto se separó en 2003 de su esposa, Carmen Bazán.
Conocí a este hombre con pinta de bonachón y carácter afable el día del bautizo de su nieta Andreíta, la hija de Jesús y Belén Esteban, en «Ambiciones». Era un tipo simpático y me coló sin más en la fiesta. No le gustaba la que con los años sería denominada como «la princesa del pueblo». «Esa chica solamente busca el dinero de mi hijo», me confesó. Y en cuanto pudo se la quitó de en medio. Jesulín, entonces, no hubiera dado ese paso sin la presión de su padre. Todo el rechazo, y el recelo, que sentía por Belén, se transformó en cariño hacia Camila Naranjo, la mujer que mejor le entendía y con la que vivió quince años llenos de amor, por más que le pese a algunos de sus familiares.
En Prado del Rey, el pueblo en el que la pareja ha residido hasta que Humberto fue hospitalizado a finales de julio todos sienten su «ausencia», era un hombre muy querido que se relacionaba con todo el mundo. No tenía enemigos, al contrario, así lo asegura José María, parroquiano de uno de los bares favoritos del patriarca: «Venía algunas tardes a tomar café y se enrollaba con la gente con mucha simpatía. Le gustaba contar chistes y nunca le escuchamos hablar mal de sus hijos. Eso sí, se quejaba de que no venían a verle…».
Los comentarios sobre Camila son muy positivo. Fuentes cercanas aseguran que «esa mujer le ha hecho mucho bien a Humberto. Ha estado a su lado en todo momento. Imaginamos cómo se sentirá en estos momentos. Se ha muerto el gran amor de su vida, su dedicación hacia ese hombre era absoluta».
Las imágenes más recientes nos remiten a un Humberto con cara de tristeza, apoyado en una muleta y acompañado de Camila. Así le vieron días antes de ingresar en el hospital debido a una infección que comenzó en uno de sus pies y se fue propagando por la pierna hasta afectar a distintos órganos de su cuerpo. A pesar de su fortaleza, le consideraban un hombre con «una mala salud de hierro» que fue incapaz de ganarle tiempo a la muerte.
Empresario taurino
Humberto Janeiro fue el impulsor de la carrera taurina de su hijo Jesulín de Ubrique. Empresario del sector, le convirtió en un auténtico ídolo de masas, protagonizando incluso singulares experiencias como llenar las plazas solo de mujeres. Humberto Janeiro se convirtió al igual que su hijo en un personaje popular, asiduo de los platós de televisión para hablar de los problemas familiares así como de su ruptura matrimonial. Un protagonismo que acabó perdiendo con el tiempo.
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