Amilibia

El gran acierto de Sánchez: un Gobierno de penes gigantes

De este gran hallazgo se desprende, una vez más, su sabiduría, su gran intuición

MADRID, 18/11/2020.- El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante su intervención en la sesión de control al Ejecutivo, este miércoles en el Congreso. EFE/ Emilio Naranjo
MADRID, 18/11/2020.- El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante su intervención en la sesión de control al Ejecutivo, este miércoles en el Congreso. EFE/ Emilio NaranjoEmilio NaranjoEFE

Una concejala de Podemos en Palma, Sonia Vivas, a la que no se le conocen estudios en anatomía ni psicología antropológica ni tan siquiera en sexología, aunque quizá esté apadrinada por Beatriz Gimeno e Irene Montero, ha realizado un gran descubrimiento: dice que los hombres con el pene pequeño son más beligerantes y violentos. A partir de ahora, antes de iniciar una relación, incluso de casarse, las mujeres habrán de fijarse bien en la pieza del compañero: el tamaño sí importa y no sólo para el placer, sino como seria advertencia sobre el devenir de pareja. Ya saben: si tiene el pene diminuto, tipo Pitufo, hay muchas posibilidades de que la cosa acabe mal. Un pene menudo es sinónimo de maltrato.

Si la violencia de género anida en los pitos enanos, la ministra de Igualdad debería fichar inmediatamente a Vivas para pulir su Ley de Libertad Sexual, sobre todo en lo referente a la prevención de la violencia machista, que ahora podría quedar resumida en un sabio consejo: Manolo, si la tienes corta, sí que me importa. O también: si no quieres que te den un palo, arrímate siempre al gran falo. Con Nacho Vidal hasta el final. Que continúe Sonia,la observadora de pichas, con sus investigaciones: no esperan otros decisivos descubrimientos. Por ejemplo, que los pijos encogidos son mayormente centristas o que los penes descomunales abundan entre los seguidores de Pablo Iglesias, Otegi y Rufián. Todos hombres de paz.

De este singular hallazgo se desprende, una vez más, la sabiduría de Sánchez, su gran intuición. Pablo Iglesias cose y borda el Gobierno Frankenstein, dicen. Es el Balenciaga de la política monclovita, el Armani de la pasarela morada sanchista. Esto parece molestar, cuentan, a los ministros y ministras socialistas. Pero como Él los eligió (me refiero a los hombres, claro) con vergas gigantescas, han resultado personas pacíficas que no sólo callan resignados ante el mangoneo del podemita y sus auxiliares, sino que además aplauden cual palmeros disciplinados y entusiastas cuando lo exige el guión. Algo tenía Él muy claro: si no quieres oposición, escoge el pene bastón. Cuesta imaginar, lo sé, un casting de futuros ministros con el presi solicitando que se bajen los pantalones. Pero cosas más raras se han visto. Y además, dirá Él, así se van acostumbrando.