Los desfiles de Victoria’s Secret han sobrepasado la esfera de la industria textil y se han convertido en un evento único en el mundo que reúne a varios de los rostros más conocidos e importantes de la socialité internacional. Los Beckham, las Kardashian o el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, son solo algunas de las personalidades de renombre que han ocupado un lugar privilegiado en las primeras filas del show para contemplar de cerca la belleza de ‘ángeles’ de la talla de Heidi Klum, Gisele Bündchen, Adriana Lima o la española Blanca Padilla.

A pesar del glamour y el prestigio con los que cuenta el desfile de Victoria’s Secret, el evento se ha visto envuelto en varias polémicas en los últimos años, a raíz del auge del feminismo y las reivindicaciones de muchas mujeres por la eliminación en la industria de la moda de los estándares de belleza irreales. Sobre la firma siempre han pesado los rumores de que impone a sus ‘ángeles’ estrictas rutinas de alimentación que pasarían por no comer sólidos en los días previos al show para lucir siempre un vientre plano.

Victoria’s Secret por fin se ha decidido a renovar su imagen y a apostar por la diversidad en sus modelos. “Necesitábamos dejar de prestar atención a lo que querían los hombres y, en cambio, girar en torno a lo que quieren las mujeres”, ha explicado el director ejecutivo de la compañía. Su estrategia pasa por incluir a modelos “que personifiquen a la mujer del siglo XXI”, acabando así con la hegemonía de las maniquís que presumían de medidas 90-60-90.

La elección de las modelos para la próxima temporada se llevará a cabo en base a criterios más allá de su belleza, y de momento han sido confirmadas Megan Rapinoe (una jugadora de fútbol), Adut Akech (una modelo sursudanesa), Valentina Sampaio (una actriz transgénero) o Paloma Elsesser (una modelo de ‘tallas grandes’), entre otras tantas. Además, desde Victoria’s Secret se ha hecho un ejercicio de autocrítica y la propia compañía ha lamentado algunas de sus campañas anteriores, como la del año 2014, en la que reivindicaba la idea del “cuerpo perfecto”.