
Batacazo judicial
Marius Borg: la caída pública del hijo de Mette-Marit
A sus 28 años, Marius Borg atraviesa el capítulo más oscuro de su vida

El hijo que la princesa Mette-Marit tuvo antes de casarse con el heredero al trono noruego espera un juicio que vuelve a poner a la Casa Real en el foco más incómodo: enfrenta 32 cargos, entre ellos varias acusaciones de violación a exparejas. Mientras la justicia prepara el proceso -que comenzará el próximo 3 de febrero-, el primogénito de la Princesa ha sufrido su primer gran revés judicial en un escenario paralelo, pero igual de devastador para su imagen pública.
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En Oslo, un tribunal ha rechazado su intento de retirar de circulación la biografía no autorizada Rayas blancas, ovejas negras, una obra polémica que irrumpió este otoño y que desde su publicación ha abierto un intenso debate público sobre adicciones, privilegio y libertad de expresión. En sus páginas, los autores -los periodistas Torgeir P. Krokfjord y Øistein Monsen- afirman, citando fuentes anónimas, que Marius habría vendido cocaína en 2023. Algo que él niega de forma categórica, aunque sí ha reconocido problemas de adicción.
Ataque a su honor
La defensa de Marius lo consideraba un ataque directo a su honor. Pero el juez no ha visto motivos para censurar la obra. El veredicto del Tribunal del Distrito de Oslo es contundente: el libro no se retirará. Y el precio de la derrota tampoco es simbólico: Marius deberá pagar alrededor de 4.000 euros en costas judiciales y otros 46.000 a la editorial Aschehoug y a la Asociación Noruega de Editores en apenas dos semanas.

El fallo sostiene que la biografía tiene interés social y que la libertad de expresión goza de "protección reforzada". Un golpe para la estrategia legal del hijo de la Princesa, cuyo abogado, Elias Christensen, admite que el tribunal ha cuestionado la solidez de las acusaciones de venta de droga y el uso de la imagen de Marius en la portada, pero aun así ha decidido mantenerlo en circulación.
A la presión judicial se suma ahora la soledad financiera: la Casa Real noruega ya ha dejado claro, en boca de su jefa de comunicaciones, Guri Varpe, que no cubrirá los gastos legales ni asumirá una posible indemnización. Ni el Palacio ni los príncipes herederos intervendrán. La distancia institucional es evidente.
Desde su publicación en octubre, el libro ha sido un detonante. Para Marius, está lleno de "falsedades y difamaciones". Para la opinión pública, es una ventana -incómoda y a veces sensacionalista- hacia un universo de excesos, vulnerabilidades y silencios que rodean al hijo no oficial de la realeza.
Lo que está claro es que Marius Borg vive en un territorio fronterizo: no tiene título, no forma parte de la Familia Real en funciones, pero su vida -sus decisiones, sus sombras- repercute inevitablemente en la imagen de una institución que siempre ha presumido de modernidad, transparencia y estabilidad.
Con un juicio penal inminente y una biografía que no desaparecerá de las estanterías, el joven se enfrenta al escrutinio más implacable de su vida. La historia ya no la controlan ni él ni el Palacio. Y Noruega observa. Con atención. Y, quizá, con desconcierto.
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