
Caso Marius Borg
Mette-Marit, señalada por proteger a su hijo mientras la Casa Real noruega enfrenta su mayor escándalo
El libro "Fuera de control", escrito por la periodista noruega Kjersti Kvam, y cuyas primeras páginas adelanta el medio alemán "Bunte", arrojan una sombra larga sobre la figura de Mette-Marit. Según el libro, la princesa habría "perdido de vista su papel institucional"

Hay historias que sacuden los cimientos de una monarquía, pero pocas lo hacen con la intensidad y el dramatismo del caso Marius Borg Høiby. A sus 28 años, el hijo mayor de la Princesa Mette-Marit se ha convertido en el protagonista de un thriller judicial que mantiene a Noruega en vilo. En febrero deberá sentarse en el banquillo para defenderse de 32 cargos, entre ellos cuatro presuntos casos de violación cometidos entre 2018 y 2024. Una caída en picado que ha colocado a su familia en una posición tan delicada como inédita.
El punto de inflexión llegó en agosto de 2024, cuando Marius fue detenido en Oslo acusado de violencia doméstica contra su entonces pareja. Lo que comenzó como un incidente grave pero aislado se convirtió en una historia aún más inquietante cuando varias exparejas decidieron alzar la voz, trazando un patrón de comportamientos abusivos. La Fiscalía, tras más de un año de investigación, presentó una imputación de enorme magnitud: violación, amenazas, maltrato, daños, alteración del orden público, infracciones de tráfico. El país entero contuvo la respiración.
El Palacio guarda silencio
Desde entonces, el palacio ha optado por un silencio casi hermético, sumergido en lo que algunos medios locales describen como un "búnker emocional". Haakon y Mette-Marit, habitualmente tan cercanos y discretos, han desaparecido de la conversación pública con la esperanza de contener una tormenta que no deja de crecer.

Y ahora, cuando faltan semanas para el juicio, un nuevo elemento ha irrumpido en escena para intensificar aún más el drama: el libro "Fuera de control", escrito por la periodista noruega Kjersti Kvam. Sus primeras páginas, adelantadas por el medio alemán "Bunte", arrojan una sombra larga sobre la figura de Mette-Marit. Según el libro, la princesa habría "perdido de vista su papel institucional" en su intento por proteger a su hijo mayor, llegando incluso a "encubrir repetidamente" algunos de sus comportamientos.
La acusación más explosiva describe una escena casi cinematográfica: Mette-Marit, horas después de la detención de Marius por violencia doméstica, acudiendo al apartamento del joven para limpiar a conciencia cualquier rastro que pudiera incriminarlo. "La princesa regresó a casa y limpió a fondo la vivienda antes de que se llevaran a su hijo", afirma la autora. La imagen resulta tan poderosa como perturbadora: una madre desesperada, una futura reina en conflicto entre su deber institucional y el instinto más primario.
Que la familia real noruega atraviesa uno de sus momentos más críticos es evidente. El caso Borg no solo expone la vulnerabilidad humana tras las paredes del palacio; también pone a prueba la solidez de una institución que siempre ha presumido de transparencia y cercanía. A medida que se acerca febrero, crece la tensión, la expectación y el inevitable escrutinio público.
Mientras tanto, Mette-Marit guarda silencio. Un silencio que, lejos de apaciguar las aguas, se ha convertido en otro de los grandes protagonistas de esta historia. Una historia que, por ahora, no tiene final.
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