«The Crown», el final

La trágica vida de Samira Kassoghi, la misteriosa madre de Dodi Al-Fayed

Con motivo de la última entrega de «The Crown», reconstruimos la historia de esta escritora saudí, que se casó tres veces. La primera con Al-Fayed. La última, con El Assir, íntimo amigo del rey Juan Carlos, con el que vivió en Madrid

Samira Kassoghi, madre de Dodi Al-Fayed
Samira Kassoghi, madre de Dodi Al-FayedLR

La última temporada de «The Crown» ha reproducido los últimos días del noviazgo, hijo de Mohamed Al-Fayed y de Samira Kassoghi. Todos conocen la historia del que fuera dueño de Harrod’s y del Ritz de París, pero la de la madre de la pareja de la princesa de Gales es tan fabulosa como misteriosa. Hermana de Adnan Kassoghi, el millonario de origen saudí identificado como «traficante de armas» y «rey» de Marbella durante los años ochenta, conoció en 1953 a Al-Fayed, fallecido el 30 de agosto a los 94 años y entonces un tenaz comerciante egipcio hijo de un profesor. Él no era rico, pero ella sí.

El padre de Samira, Muhammad Khashoggi, fue médico del rey Abdulaziz Al Saud, fundador de Arabia Saudí. El doctor tuvo seis hijos con Samiha Ahmad Sitti, a la que dejó por una mujer más joven, Khadejah Ismail. Samiha quiso recuperar a su marido y se sometió a varias operaciones para resultar más atractiva. En una de ellas, con 51 años, perdió la vida. El 16 de julio de 1954, Mohamed Al-Fayed, que comenzó a trabajar para su cuñado, y Samira se casaron. El 15 de abril de 1955, nacía Dodi, cuyo nombre en realidad era Emad –«alguien en quien puedes confiar»–. En 1957, la pareja se separó.

Dolorosa costumbre musulmana

Al parecer, fue Samira, una mujer adelantada a su tiempo que sentía pasión por las joyas, quien le pidió el divorcio a su marido para contraer matrimonio con su pariente, Anas Youssuf Yassin, exembajador saudí ante las Naciones Unidas, India y Turquía. Con él, tuvo a su segunda hija, Jumana, hoy directora de «Al Sharkiah», la revista que la que fuera una gran intelectual y la primera editora del país fundó en 1972. Al-Fayed se vengó y, según la costumbre musulmana, obtuvo la custodia de su hijo, convertido en un «pobre niño rico»: educado en los mejores colegios e internados del mundo, como Le Rosey (Suiza), pero siempre solo. «Sus ojos rezumaban tristeza», dijo de él su tía, la novelista Soheir Kassoghi.

La vida no se lo puso fácil

Lógico, si se tiene en cuenta que su padre le prohibió ver a su madre y creció sin su calor, mientras cubría ese socavón sentimental con vacaciones de lujo y propiedades, como un apartamento en el número sesenta de Park Lane, en Londres, que Dodi recibió con quince años. A Samira, una «mujer cálida y fuerte», en palabras de la interiorista Corinna Gordon, la vida no se lo iba a poner fácil y su segundo marido murió en 1974 en un accidente de coche con 45 años. Una tragedia que se sumó a la «pérdida» de su benjamín. Años después, recuperaron la relación y se tornaron inseparables. Al margen de su larga lista de ligues y amantes, Dodi emprendió junto a ella el camino del tiempo perdido y charlaban, a menudo, hasta el amanecer.

Samira decidió no tirar la toalla y demostró sus agallas ante los embates de su existencia: se volcó en la escritura de diez novelas, mientras dirigía su magazine. En 1976, renació y se casó en Francia con Abdul Rahman El Assir, quien, gracias a su enlace, se erigió en uno de los hombres fuertes en los negocios de Adnan Kassoghi. En España, se puso al frente de dos de sus empresas, Triad España y Alkantara S.A y tuvo un papel clave en las exportaciones militares patrias como mercader de armas. A su vez, se introdujo en los grandes cenáculos del poder. «Desayuna con Don Juan Carlos, come con Hassan II de Marruecos y cena con Felipe González», reseñó el diario árabe «Sourakia». El Assir y Samira vivieron siempre en El Viso, el barrio más exclusivo de Madrid. Primero en una casa que alquilaron al constructor Antonio García, padre de Ana Obregón. Más tarde, en su propia residencia, un chalet valorado en casi seis millones de euros.

Lazos con los Franco

A mediados de los ochenta, él, hoy en busca y captura internacional tras no presentarse a un juicio por defraudar 14,7 millones a Hacienda y vecino del emérito en Abu Dabi, se enamoró de su telefonista, María Fernández Longoria, hija de un diplomático español, con la que tuvo tres hijos: Alia; Khalidia, amiga de Tamara Falcó y casada con un bisnieto de Franco, y Adil, ex pareja de la hija de Isabel Sartorius. En 1985, se divorció de Samira, quien se instaló en El Cairo. Enferma de cáncer, un año después, le sorprendió la muerte con sólo 51 años debido a un ataque al corazón. Dicen que se le partió por la distancia sufrida con su hijo, quien, tras su desaparición, entró en caída libre. Nunca superó la muerte de su madre. Por eso, buscó el cariño en otras mujeres, como Lady Di, la princesa más frágil del mundo.