Autobiografía

Anthony Hopkins: un viaje hacia sus demonios

Hoy sale a la venta «We Did OK, Kid: A Memoir», las memorias del actor donde habla de sus problemas con el alcohol

Anthony Hopkins en "El silencio de los corderos"
Anthony Hopkins en "El silencio de los corderos"Gtres

Sale hoy a la venta «We Did OK, Kid: A Memoir», el esperado libro autobiográrfico del oscarizado Anthony Hopkins. A punto de cumplir 88 años en diciembre, el actor se desnuda emocionalmente ante los lectores y repasa, sin filtros, las luces y sombras que han marcado su vida: desde su batalla contra el alcoholismo hasta la inexistente relación con su única hija, Abigail, fruto de su primer matrimonio con Petronella Barker. Hopkins nació el 31 de diciembre de 1937. Hijo único de padres panaderos, recuerda en sus memorias su durísima infancia en la ciudad galesa de Port Talbot , etapa marcada por el maltrato en el ámbito familiar y escolar, donde fue señalado por sus profesores y compañeros. Estas dramáticas circunstancias influyeron directamente en su personalidad y carácter. Hopkins era un niño solitario y pronto adoptó la frialdad y la lejanía como señas de identidad. «La única forma en que podía protegerme era que, si un maestro de escuela me daba un golpe en la cabeza, lo miraba fijamente y lo desafiaba. No reaccionaba en absoluto», explicó el actor en una reciente entrevista en «The Guardian» durante la promoción de la obra.

Depresión y alcoholismo

De su padre heredó la propensión a la depresión, la ansiedad y el gusto por la bebida. Según explica, beber era una «tradición familiar» y el alcohol se convirtió en su mayor refugio durante su juventud y adultez. «El whisky era mi comida favorita. Bebía porque creía que impulsaba la creatividad, lo justificaba con los ejemplos de mis ídolos de la actuación», confiesa.

Anthony Hopkins
Anthony HopkinsPrime Video

Su primer matrimonio con Petronella Barker, madre de su única hija, estuvo marcado por la depresión y el alcoholismo. «Mi depresión era insondable y el alcohol mi pacificador. Yo era imposible de soportar, no podía evitar hundirme en la oscuridad».Finalmente, el matrimonio se rompió por un fuerte episodio de pelea y el actor abandonó a su esposa y su hija, con las que no tuvo contacto hasta mucho tiempo después. En la actualidad, Hopkins y Abigail no se hablan. Su vida dio un giro de 180º grados una noche de diciembre de 1975 por sus problemas con las copas. «Estaba borracho y conduciendo mi coche en California sin saber a dónde iba. Me di cuenta de que pude haber matado a alguien, o matarme a mí mismo, lo cual en aquel momento me daba igual. Ahí me di cuenta de que era alcohólico», recordó Hopkins en una entrevista en «The New York Times». «Eran las 11 en punto, miré mi reloj y escuché una voz, muy profunda, que me dijo: ‘‘Se acabó. Ahora puedes empezar a vivir’’», admite el famoso intérprete. A la mañana siguiente amaneció en un hotel sin saber cómo había llegado hasta allí y decidió pedir ayuda. Desde ese día, Hopkins no ha vuelto a beber y está punto de celebrar sus 50 años sobrio. «Bebía para anular esa sensación de no encajar. En aquellos días, los actores como Peter O’Toole o Richard Burton pensábamos que emborracharnos era parte del oficio. Lo veíamos romántico, pero sabíamos que nos estaba matando», confiesa.

Abigail, su gran pena

De hecho, el alcohol ha sido el detonante de la inexistente relación con su hija Abigail. «Nuestras personalidades opuestas y mi adicción condenaron la relación desde el principio. Mi depresión era ilimitada; el alcohol era mi chupete», declara Hopkins.

Para el actor, los dos años que duró su primer matrimonio fueron los más complicados y difíciles de su vida. Tras abandonar a su familia, ha visto a su hija en contadas ocasiones. «No tengo ninguna relación con ella. Lo acepto. No me afecta. No me molesta. No me importa», confesó en una entrevista para «Entertainment Weekly». Aunque Stella, su tercera esposa y la mujer de su vida, intentó un acercamiento padre e hija, el actor no recibió respuesta por parte de Abigail.

En sus memorias, Hopkins lamenta con tristeza y dolor su inexistente relación con su hija: «Abigail nunca pareció poder perdonarme por haber abandonado a la familia cuando era una bebé. Tenía sus razones. No puedo culparla. Así es la vida».

En «We Did OK, Kid: A Memoir», el actor realiza, en fin, un viaje introspectivo hacia los episodios más oscuros de su vida a través de sus demonios. El relato es un testimonio honesto y crudo que solamente ha podido escribir ahora, cuando asegura haber alcanzado un equilibrio vital a los 88 años. Como Anthony Hopkins reconoce, nunca intentó reconciliarse consigo mismo y afronta su pasado sin miedo. «No sé cómo volverme humano ni evitar el descenso a la oscuridad; pertenece al paquete de mi vida», escribe el protagonista de «El silencio de los corderos».