Entrevista

Sabrina Salerno: «Aquella Nochevieja me dañó como mujer»

Un descuido convirtió a la cantante en mito erótico en 1987. 37 años después, se sobrepone a una lesión en «Baila como puedas» (TVE)

SABRINA SALERNO
SABRINA SALERNO © Alberto BuzzancaAlberto Buzzanca

Me pide que la llame a su teléfono italiano por WhatsApp «para que no te cueste la llamada». Y según contesta al móvil, Sabrina Salerno (Génova, 1968) se disculpa por su español, de un nivel más que avanzado. Una conversación de casi una hora en la que la palabra que más pronuncia es «familia». Los que solo la recuerdan por su actuación en la Nochevieja de 1987 van a encontrar a una mujer sincera, tradicional, humilde y luchadora. Y sobre todo, resiliente. Hace 37 años, un descuido al bailar «Boys, boys, boys» en TVE destapó uno de sus pechos sin su conocimiento. Sobre lo que ella considera un engaño, construyó una larga carrera. A día de hoy, tras haberse lesionado de gravedad en «Baila como puedas», el «talent» de la pública los lunes, ha decidido seguir adelante. «En la vida no siempre todo va bien y cuando pasa hay que ver el lado positivo».

Fue descubierta por Silvio Berlusconi. ¿Cómo era trabajar con el magnate italiano?

Silvio ha sido una figura para Europa, un emprendedor que ha dado mucho trabajo. Ha sido un visionario. Luego hizo una carrera política en la que ha sido muy querido y muy cuestionado. Es una figura controvertida, que divide a Italia. Para mí, ha sido un gran emprendedor, con gran visión y muy inteligente.

«Boys, boys, boys», el «hit» que la encumbró, vendió 25 millones de copias. Luego sacó diez discos y participó en otra decena de películas, pero gran parte del público sigue recordándola por ese tema. A día de hoy, ¿cómo explica aquel fenómeno?

«Boys» era una canción muy fácil, con un estribillo fácil y por eso ha triunfado varias décadas. Ha tenido buena estrella.

Dicen que su actuación en la mítica Nochevieja de 1987 «cambió la historia de España». ¿Cómo lo vivió usted?

Lo viví de una manera inconsciente. Yo hago la actuación y todos me dicen que no ha pasado nada. Pregunto si se ha visto algo y me dicen que no se había visto nada. Tenía 19 años y me habría gustado hablar con los responsables. Han hecho la revolución con mi cuerpo sin preguntarme. Era cuestión de respeto. Para la televisión española fue un momento histórico, pero me habría gustado saberlo. Y hoy no digo que no esté contenta con aquello. A veces pasan cosas que uno no quiere y traen suerte. Aquella Nochevieja no dañó mi imagen, me hizo daño como mujer.

La Sabrina de hoy, ¿cómo reaccionaría a algo similar?

Iría a decírselo a los responsables, para mí el respeto es fundamental.

En Italia ha sido muchos años la reina pop, aunque ha diversificado su carrera en el teatro, la televisión y como empresaria. ¿Se considera ambiciosa?

A veces creo que sí y otras que no. La prioridad es mi familia. No estoy obsesionada con mi ambición.

Pese a su enorme experiencia ha definido «Baila como puedas» como un «concurso duro». Los ensayos, estar lejos de la familia, los jueces... ¿Qué es lo que más le está costando?

Lo peor es estar lejos de la familia más aún cuando, después de dos días de ensayos, me rompí el cruzado anterior. El doctor me dijo que no podía bailar, pero encontré una fisioterapeuta que me dijo que podría intentarlo porque tengo una musculatura fuerte. Lo que pasa es que compito al 20 por ciento.

Tras esa lesión, reconoce que tiene miedo al bailar y le está costando no abandonar…

Con un cruzado anterior roto es muy difícil. Está sufriendo la otra pierna.

Escassi, Ana Guerra, Fabiola o Colate son algunos de sus compañeros en el formato de Banjay. ¿Algún amigo para siempre?

Tengo mucho cariño a todos y el tiempo verá si la amistad perdura o no.

Para grabar el programa lleva semanas viviendo en Madrid. ¿Ha tomado ya un café con leche en la Plaza Mayor o su fama le impide ejercer de turista?

He intentado hacer de turista. Con mi hijo Luca y mi marido he estado en el Museo del Prado y en el Palacio Real. Me habría gustado hacer más turismo, pero solo paramos los domingos y del cansancio no me puedo levantar. Madrid es una ciudad magnífica.

Asegura que su gran éxito es su vida privada. ¿Cómo se consigue mantener la estabilidad familiar en medio de su vorágine?

La apariencia engaña mucho. Soy una mujer con los pies en la tierra. Tengo un amor increíble por mi hijo, al que he deseado mucho. Mi familia es lo más importante, mi prioridad, mi verdadero éxito. Para mí fue duro crecer con un padre ausente. Por eso a veces tengo miedo de que nos pase algo. También creo que cuando tienes el corazón limpio todo se puede arreglar.

¿Por qué no le gusta la palabra feminista?

Yo soy una mujer feminista en mi cabeza, porque nunca me he sentido inferior a un hombre. Estamos en una sociedad profundamente patriarcal y me siento al mismo nivel que los hombres.

¿Qué ha perdido el mundo del espectáculo desde que se fue Rafaella Carrá, con la que también trabajó?

Rafaella está en el corazón de todos. Es muy querida y siento que está conmigo. En mi cabeza está viva. Era muy empática con el público. Tenía carisma y era mágica.