Opinión

Cervantes, inquilino del PNV

Gran metáfora del español en Euskadi y hábil maniobra del Apolo

Miguel de Cervantes
Miguel de CervantesJuan de Jáuregui

No era una leyenda urbana: los bilbaínos ricos que visitaban con frecuencia Madrid y el «Pasapoga» para desfogar sus apetitos sexuales (hoy estoy fino) y así evitar la horterada de pasar por la Palanca (calle de las Cortes, sede central del puterío vasco), acababan poniendo un piso en el barrio de la Concepción o así a sus piculinas favoritas o amantes temporales. Además de buscar la discreción, la mayoría preferían las meretrices españolas a las vascas, aunque muchas de éstas hablaran vascuence y les cantaran el «Maitechu mía» e incluso el «Gernikako Arbola» para excitar la libido. Entonces no había Aldamas que pusieran pisos con señoritas al personal rijoso. Además, un bilbaíno de pro jamás habría aceptado dádivas de proxeneta. Leo: «Un palacete de París, actual sede del Instituto Cervantes en la capital francesa, un regalo de más de 15 millones de euros al PNV».

​Está situado en el número 11 de la Avenue Marceau, entre el Sena y el Arco del Triunfo, junto a los Campos Elíseos, en la zona más elegante y exclusiva de París, oh la, la, la. Un palacete casi tan majestuoso como los mejores de Neguri. Es un detalle que el Apolo de la Moncloa ha querido tener con sus socios más fieles. El Instituto Cervantes podrá seguir ocupando el inmueble hasta 2030 pagando una renta, o sea, que Cervantes será inquilino provisional del PNV. Gran metáfora del español en Euskadi y hábil maniobra del Apolo: con Ortuzar y Esteban desfogándose en París, bebiendo champán en el Lido o el Moulin Rouge, sus votos están más que asegurados. Los de Bildu se conformarán, creo, con Instituto Cervantes en Pekín. Ahora solo falta que el Puchi exija el Instituto Cervantes de Nueva York para que sea su hotelito cuando vaya a hablar del reconocimiento del catalán en la ONU.