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Moda sostenible

Marta Ortiz, modelo y empresaria: “Llevo dos años sin comprar ropa”

Desde su marca, MATIZ, se ha propuesto plantar cara al todopoderoso «fast fashion» y apuesta por la sostenibilidad

Marta Ortiz con diseño de Andrés Acosta
Marta Ortiz con diseño de Andrés AcostaAndres AcostaAndrés Acosta

Modelo y ahora empresaria, puso en marcha un proyecto para promover el consumo de moda sostenible made in Spain durante el confinamiento. Hoy, se ha consolidado como una plataforma de venta online que ayuda al pequeño comercio y –por qué no– a los consumidores concienciados con el planeta.

-¿Cómo surgió la idea de crear una firma de moda sostenible?

-Como consumidora final, empecé a echar en falta un lugar donde poder encontrar una selección de prendas de calidad y diseños atemporales, distinta a lo que las grandes marcas ofrecen actualmente. Durante la etapa del confinamiento, puse en marcha una iniciativa para ayudar a promover el consumo de moda sostenible made in Spain, bajo el nombre de #YoTeSigoATi, a través de la cual daba a conocer marcas emergentes entre mis seguidores. Para mi sorpresa, ¡fue un éxito total! A través de esa iniciativa, vi el esfuerzo de muchas empresas familiares que respetaban el medio ambiente y a sus trabajadores, y me pregunté: ¿por qué premiamos a grandes corporaciones cuando no cumplen algo tan básico como los derechos fundamentales? Por lo que llegué a la conclusión de que una plataforma como MATIZ podría ser una gran solución digital no sólo para el consumidor, sino también un gran aliado para el pequeño comercio que cuida la forma en la que produce, desde la utilización de materias primas, hasta los derechos de los trabajadores. MATIZ es el altavoz para todas aquellas marcas que nadan a contracorriente del todopoderoso «fast fashion».

-¿A qué retos se está enfrentando al lanzarse a montar una marca de moda en este momento tan delicado, entre pandemia, crisis económica y ahora crisis de suministros?

-Emprender es muy complicado y te enfrentas a dificultades todos los días. El nacimiento de MATIZ surgió de una forma muy natural, en parte por mi trayectoria como modelo, pero también porque el momento era el adecuado. Desde la pandemia, ha habido un cambio en el comportamiento del consumidor, catapultando el mercado de moda sostenible. Por supuesto, MATIZ no sería posible sin la confianza de todas las marcas que tenemos actualmente en la plataforma. Hemos creado una familia que lucha por un mismo objetivo: la sostenibilidad.

-¿Realmente era consciente de lo que estaba haciendo?

-Como modelo, he aprendido a ser perseverante, creer en lo que haces, y sobre todo, fijarme metas realistas para evitar la decepción de las altas expectativas. Desde que me propuse en febrero que MATIZ iba a convertirse en realidad, hasta que lanzamos la web en junio, nunca me puse un objetivo real de ventas. Me lo tomé todo con bastante filosofía y dejé que todo fluyera. Sabía que estaba haciendo lo correcto, y con eso me bastaba para superar los retos. Cuando haces las cosas con cariño y pasión, contagias a otros y haces que la máquina funcione. No termino de creerme lo que hemos conseguido en estos seis meses, esto me da fuerzas para seguir trabajando por un consumo más ético y responsable.

-Cuéntenos... ¿Por qué debemos apostar por sus básicos? ¿Qué los hace únicos y distintos de los que ya existen en el mercado?

-En MATIZ encuentras una selección curada de marcas emergentes con diseños únicos que yo misma elijo. Los materiales utilizados son respetuosos con el medio ambiente y con sus trabajadores, algo que no encuentras en el mercado «fast fashion». La sostenibilidad empieza con un consumo responsable, por lo que le ponemos mucha atención a nuestro servicio de atención al cliente, aconsejando con un amplio abanico de «Matizes» sostenibles, de calidad y atemporales.

-¿Qué le contesta a la gente que ve cierta paradoja en que una firma de básicos promocione la idea de sostenibilidad, creando y produciendo aún más ropa de la que ya existe en el planeta?

-Personalmente, llevo dos años sin comprar ropa. Renunciar también es elegir. Lamentablemente, estamos educados en un sistema consumista, y no todo el mundo elige este camino. Consumir nos proporciona felicidad, por ello, si consumes, que sea de forma consciente, es decir, que seas honesto contigo mismo y te preguntes si realmente lo necesitas. Las marcas que tenemos en MATIZ producen de forma sostenible con materiales respetuosos con el medio ambiente. ¿Si miras lo que comes, por qué no miras lo que llevas?

-Además de su colección propia, trabaja con marcas sostenibles que también se venden bajo el paraguas de su marca. ¿Cuáles son los requisitos para que una firma pueda asociarse a lo que ya ha creado? ¿Tiene muchas peticiones de firmas? ¿Las elige personalmente?

-El primer requisito para entrar en MATIZ es la utilización de materiales sostenibles (ya sean fibras naturales, recicladas o con certificados eco). Después, toda marca debe cumplir con los derechos laborales de sus trabajadores. Casi todas las marcas que tenemos en la actualidad producen en España, potenciando el «kilómetro cero» y retomando oficios artesanales casi perdidos. Recibimos constantemente propuestas de firmas que quieren formar parte de MATIZ, pero soy muy selectiva, ya que priorizo la atemporalidad y calidad de los materiales.

-Dentro de su plataforma, las clientas pueden también vender la ropa que ya no usan, para darle una segunda vida y recibir puntos para canjear por productos de venta en su web. ¿Acepta todo tipo de ropa? ¿Qué filtros deben pasar? Ahora es casi todo de firmas de lujo, como Loewe, Celine, Tom Ford...

-Nuestro modelo de negocio está inspirado en la economía circular, por lo que debemos priorizar y comprar lo que ya está fabricado. Personalmente, soy una adicta de la ropa de segunda mano y quería que la sección de «Pre Loved» fuese una de las patas principales de MATIZ. Para las piezas vintage hacemos una preselección de las prendas que nos mandan por WhatsApp, las fotografiamos y las subimos a la web. Las prendas que encuentras son tesoros de primeras marcas en perfecto estado.