Semana de la Moda
Roberto Torretta: «Con Amancio hablo de las nietas»
Conversamos con el diseñador y su hija María que triunfan en la Mercedes-Benz Fashion Week
Cuarenta años ya -41 para ser exactos- en primera línea de fuego de la moda española, por seguir con el lenguaje belicista de los tiempos que corren. ¿Su secreto? Reinventarse, sí, porque como dice el patriarca de la firma, cada desfile, cada temporada, es una reválida, pero manteniéndose fiel siempre a su espíritu. Esa fue la luz que desde el principio alumbró su camino y que esperan que les siga guiando en esta época incierta con tantos caballos de batalla furiosos y de frente y tantos focos también cegados sobre la industria. Que si la sostenibilidad, que si los chándales de la pandemia, que si la crisis energética, que si –ahora- la guerra… Sin hablar de los gigantes del lujo y los mastodontes de la «fast fashion» que intentan dominar el mercado como los dinosaurios la Tierra. Que tiene gracia la cosa. En casa se sienta a la mesa uno de ellos, por no decir el más grande de todos, el dueño de Inditex y consuegro de nuestro protagonista, Roberto Torretta. De AmancioOrtegadice este otro grande de la moda que «es un encanto de hombre».
Los periodistas somos un cuadro. Cuatro décadas en la brecha y nosotros poniendo luz y taquígrafo en un tema bastante tangencial a la cosa, pero así es la agenda Setting, no la he inventado yo. Y que al final, el síndrome Greta Garbo se te vuelve en contra. Que tanto quieres ser discreto y estar «desaparecido» que desatas sin querer y sin ambages la curiosidad humana (véase morbo).
«Compréndeme Roberto, es que como es tan difícil saber de ellos, de Amancio, de tu nuera, Marta, que al final, como que nos vemos obligados a preguntar», le digo. Y este señor, porque Roberto Torretta es un señor de ‘chapeau’, responde entre risas y embarazo.
«Lo entiendo, por supuesto. Amancio es un encanto de hombre. Es una familia estupenda, eso te lo garantizo».
«¿Y habláis de moda?”, que, a ver, que me enseñaron que hay que insistir y que ¡oye! También soy de natural curiosillo.
«No, no. De moda, no. De cosas de familia. De lo que se habla en familia. De las nietas, que son una maravilla».
No se vayan a creer que la pregunta iba a bocajarro, que no. Desde antes de la pandemia, que la vida ya se divide entre el antes y el después aunque ya todo se confunda, la industria española intenta encontrar su lugar, aunque, a veces, toque ser un ‘outsider’.
«Yo soy bastante humilde y modesto, pero sí que creo que las cosas las hemos hecho bien. Hemos competido y seguimos haciéndolo 40 años después. Eso significa que hemos funcionado como debíamos y, sobre todo, que lo hemos hecho con dedicación y mucha honestidad. Mi mujer, Carmen (Echevarría) nunca, jamás, vendería una prenda de la que ella no esté plenamente convencida a una clienta. Eso es compromiso con la marca».
Roberto y Carmen forman matrimonio y tándem empresarial. «¿Qué si funciona? 40 años es la prueba de que sí –dice entre risas-Yo pongo la parte creativa, y Carmen la comercial, porque es extraordinaria. No hay nadie como ella y tiene un cable a tierra absoluto», asegura el diseñador para añadir después que, a ese conglomerado se unió hace ya un tiempo, María, la ‘hereu’, su hija, y se hincha de orgullo. «Es listísima, como su madre, una máquina. Con mucho que decir y que decidir».
«¿Pero tienes ya voluntad de ceder el testigo?», le pregunto. «No no, para nada y por ahora. Todo esta locura me mantiene muy activo y vivo». Mientras conversamos, María escruta casi como una cirujana a corazón abierto, cada pliegue, cada bies, de las prendas en un «fitting» previo al desfile. Hablamos también con ella. «¿Qué vamos a ver, María», espeta. «Es un homenaje al ‘tayloring’ como punto de partida, pero con vestidos muy femeninos», cuenta.
De hecho, observamos hechuras masculinas para el día y una noche muy brillante y muy sensual. Cómo no, también cayó con ella la pregunta sobre su cuñada, Marta Ortega, esposa de su hermano Carlos, pero declina la respuesta porque, si la pareja quiere ser discreta, quién es para romper con eso.
«¿Pero, en casa, cuando os juntáis todos, habláis de otra cosa que no sea moda?, les pregunto. Ellos contestan al segundo. «En casa hablar de moda es algo natural, que nos gusta a todos: ¡Disfrutamos con la moda!». Y aquí volvemos a lo mismo, cómo obviar el fenómenos Inditex cuando no H&M o Primark, por un lado, o los LVMH, Richemont… por el otro. «No creo que ni unos ni otros sean nuestra competencia directa. Nosotros tenemos un nicho de mercado muy establecido y en crecimiento ya que como hemos hablado antes, la demanda de la gente está cambiando hacia la calidad, el diseño y la perpetuidad a un buen precio», apunta María.
Cambio generacional
María ha cogido las riendas en la parte digital de Torretta. «Al ser de otra generación es más natural para mí la digitalización de la empresa. Mi visión de la moda es, aunque en muchos puntos estéticos coincido con mis padres, en detalles sí que tenemos diferentes visiones por el cambio generacional», dice. «Yo tengo muy claro cuál es el estilo Torretta. Es más, cuando nos hemos dejado influir por unas tendencias que no encajaban muy bien en nuestro ADN, no me he quedado contento. Me parece que hemos fallado aunque haya ido bien. Eso no quiere decir que hagamos siempre lo mismo, no, sino que somos fieles a nosotros mismos. A nuestro gusto», confronta Roberto.
Y eso se traduce, según María, en «calidad. Que nuestras prendas estén pensadas, diseñadas y confeccionadas para que perduren». Y enlazaríamos con las claves, la sostenibilidad como centro de futuro de la moda. Para María la apuesta es clara. «El gran cambio en la moda son los hábitos de consumo, la gente busca la inversión más que el gasto».Para su padre, esa apuesta fue algo que de manera inconsciente tomó cuando comenzó a vestir los maniquíes de la boutique Berlín allá por el año 78. «Sin saberlo, ya hacía slow fashion». La cuadratura del círculo vendría con la Casa Real. Una de las mayores embajadoras del compromiso de la moda española con el planeta es la reina Letizia, quien lleva no un día sí y otro también, pero casi, su traje de chaqueta rojo Torretta, un auténtico ‘must have’ de la Casa. «Es una señora que apuesta por la moda española. Es elegante, impecable y tiene un fachón. Todo le queda bien. Garantizado».
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