Entrevista

Lucía Ruiz Lafita: Isabel Preysler ama su tarta árabe y Georgina, su tortilla

Hablamos con la cocinera que guarda en su agenda a los apellidos más internacionales de la aristocracia

Lucía Ruiz Lafita
Lucía Ruiz Lafitalarazon

Lucía Ruiz Lafita tiene una de esas agendas con apellidos interminables, algunos tan finos que apetece pronunciarlos con retintín. Si pudiésemos fisgar cualquiera de los catering que organiza en esta época con su firma Delirium, nos quedaríamos con esas reservas en las que al nombre antecede el título y por fin sabríamos cómo hacer para cumplir aquello de desayunar como un rey y almorzar como un príncipe. Hasta la gran Isabel Preysler, tan comedida en la mesa que la hemos visto sulfurarse cuando su amado Mario moja a hurtadillas el pan, no puede evitar caminar de puntillas entre sus platos para entregarse al placer de los sentidos.

La socialité sintió verdadero delirio cuando probó la tarta árabe de Lucía en la romántica fiesta de pedida de mano que preparó a su sobrino Álvaro Castillejo, el pasado mes de mayo. La chef, amiga de los agasajados, es nieta de Felipe Lafita, ya fallecido, fundador de la ganadería de reses bravas El Torreón y gran amante del toro de lidia.

Apasionada del campo como él, pasa parte del tiempo en Los Corrales, una finca próxima a Madrid en la que guarda sus mejores recuerdos de infancia. En sus menús vuelca el «savoir faire» de la cocina francesa, la tradición de la comida española, asiática y mexicana y un exquisito gusto por la decoración y el refinamiento. Es sumamente perfeccionista y, antes de cada evento, templa el alma con un café dulce y con suave sabor a chocolate y caramelo y la intensidad perfecta para permanecer enérgicamente serena y serenamente enérgica.

¿Qué inspiró su vocación culinaria? ¿O es algo que tenía usted dentro desde niña?

En 2011, con 16 años, fui un verano a Nottuln (Alemania) para aprender el idioma y acabé como cocinera amateur para una familia. En esa casa hice mi primera tortilla de patatas y durante dos meses traduje recetas que me gustaban. Creé mi primer recetario guiándome por mis gustos. La experiencia dio un vuelco a mi vida y descubrí a qué quería dedicarme. Una vez en España, empecé a poner en práctica todas las recetas que había almacenado. Estudié en Le Cordon Blue en los centros de Madrid, México y París. He tenido la suerte de formarme en el Hotel Villamagna, el restaurante Pepe Sorolla (estrella Michelin) y el catering Sixsens by Cari Goyanes.

¿Su cocina tiene el influjo de su crianza en Los Corrales?

Tengo preciosos recuerdos de las reuniones familiares todos los fines de semana en el campo, con la cocina como lugar de reunión. Comíamos muchos y teníamos una cocinera estupenda. Me encantaba ayudar. Aquí aprendí que la cocina se hace para compartir, para reunir y disfrutar de la compañía. También el huerto me ha enseñado mucho. He visto salir las aceitunas, los membrillos, los melocotones y tantos otros productos de la huerta. Recuerdo los paseos con mi padre, parándose a probar los higos. Él nos enseñó a valorar las cosas más sencillas como un lujo.

¿Hay antecedentes de cocineros en la familia? ¿O es usted la que ha empezado la saga?

Mi madre siempre habla de lo bien que cocinaba una de sus abuelas. Se reunían para jugar a las cartas en su casa y preparaba unas meriendas estupendas, tanto dulces como saladas. Tenemos su cuaderno de recetas guardado. Recuerdo también, como algo especial, el arroz con leche en casa de mi padre, una receta buenísima que preparaba mi abuela removiendo la olla durante horas con una cuchara de madera. Nunca he vuelto a probar otro igual en ningún sitio.

En Instagram aparece su nombre en la pedida del sobrino de Isabel Preysler y primo de Tamara ¿Qué le sorprende de sus gustos o hábitos?

En esa fiesta algunos de los aperitivos que más éxito tuvieron fueron los bombones de foie y los rollitos de langostinos. Isabel ya había probado nuestra tarta árabe y le gustó mucho. Puedo imaginar que con una hija chef y la influencia de la cocina filipina, en su casa se comerá de fábula y muy saludable.

¿Los cumpleaños infantiles en la casa de Ronaldo le permiten una tregua más creativa?

Conocí a Georgina en una producción de Netflix. Le gustó tanto nuestra tortilla de patatas que le envié una a su casa. Poco después me pidió que organizara el catering para el cumpleaños de su hija Alana. Ella tenía muy claro el menú y me pidió que recreara su tarta favorita de la infancia, una tarta de chocolate que no probaba desde pequeña. Fue todo un reto acertar. A diferencia de la suya, para los niños me pidió que la hiciese con harinas integrales y azúcar de caña, más sana.

¿Los paladares con renombre son más exigentes?

Hasta un sándwich puede ser algo exquisito. Esto no hay que dudarlo. No depende del cliente, todo tiene que ser exquisito. Por supuesto, me adapto a lo que pide el cliente, pero desde un estilo de cocina refinado, de calidad y muy cuidado, que es el sello y seña de identidad de Delirium.

¿De verdad somos lo que comemos?

Lo que comemos dice mucho de nuestra personalidad. Por ejemplo, alguien que toma mucho picante suele ser más arriesgado y nos da algo más de juego a la hora de elegir un menú más creativo. También podemos intuir el estilo de vida de una persona o su carácter. Mi padre, que nunca ha sido exigente, disfruta igual comiendo en el sitio más humilde que en un restaurante estrella Michelin. Esto describe su sencillez. Pero tengo clientes muy exigentes, sibaritas acostumbrados a comer lo mejor.

A las influencers que exponen sus eventos con todo lujo de detalles se les critica el exceso de consumismo. ¿Qué opinión le merece?

Cada vez existe más conciencia y preocupación por el medio ambiente, la compra de productos ecológicos y una dieta más saludable. Por mi parte, el compromiso con la mejor materia, además del trato personal y el servicio exquisito, es una de las claves del éxito. Tenemos nuestro propio huerto.

¿Compartirá algún día las recetas preferidas de los aristócratas y miembros de la realeza a los que ha servido?

Me encantaría publicar mi propio recetario de cocina. En él incluiría también algunas de mis primeras recetas y aquellas otras que fui interpretando desde joven, cuando pasaba días cocinando y creando hasta las dos de la madrugada.