Recuerdo
Un año sin Ana María Lajusticia: así es el legado del imperio del magnesio
Se cumple el primer aniversario de la muerte de la fundadora de la saga. Hablamos con Lara Feliu, nieta de la creadora del suplemento más viral
La frase ha quedado grabada en la saga Feliu Lajusticia: «Lo que funciona, funciona, aunque ya no esté de moda». Esa sentencia, repetida innumerables veces por Ana María Lajusticia, la química bilbaína mundialmente famosa por su magnesio, se ha convertido en el principio rector de la compañía que fundó y que hoy, un año después de su fallecimiento, continúa avanzando con paso firme.
El siete de noviembre de 2024 fallecía en Barcelona, a los 100 años, Ana María Lajusticia, pionera en el ámbito de la nutrición. Su nombre se asocia de inmediato con el magnesio, el colágeno y una manera sencilla y rigurosa de explicar la ciencia aplicada a la vida cotidiana. Pero su legado va mucho más allá de los complementos alimenticios: representa una filosofía de trabajo, honestidad y coherencia que hoy sigue guiando la empresa familiar que lleva su nombre y su cara como logo de la marca, una imagen que ha permanecido en los envases durante más de cuatro décadas.
Soluciones accesibles
Nacida en Bilbao en 1924 y licenciada en Ciencias Químicas por la Universidad Complutense de Madrid, Ana María comenzó a interesarse por la alimentación a raíz de una artrosis severa diagnosticada a los 31 años y una diabetes tipo II a los 41. Esas circunstancias la llevaron a estudiar los procesos bioquímicos del organismo y el papel fundamental del magnesio en la salud. De esa experiencia nació su propósito: divulgar el conocimiento científico de forma comprensible y ofrecer soluciones accesibles.
En 1980, fundó la marca Ana María Lajusticia. Su rigor, unido a su cercanía, le permitió conectar con varias generaciones y ganarse un lugar privilegiado en el mercado español. El crecimiento empresarial no habría sido posible sin la visión del hijo de Ana María, Manel Feliu (y de sus nietos Lara y Joan), quien transformó el conocimiento científico de Ana María en una estructura empresarial sólida. Así nació Distribuciones Feliu, la compañía responsable de la marca, que supo combinar la ciencia con una gestión moderna y estratégica. Hoy, la empresa mantiene su organigrama afianzado y su plan de expansión internacional, bajo la dirección general de Anna Solé —colaboradora de confianza de Ana María durante más de 30 años—, junto con Manel.
Adaptación al mundo digital
Su labor se complementa con la participación de la nueva generación, Lara Feliu, quien aporta una mirada contemporánea centrada en la comunicación digital y la adaptación del mensaje al público actual. «La fuerza de esta marca está en mantener la esencia de mi abuela, pero saber hablarle al mundo de hoy», explica Lara, reflejando el equilibrio entre tradición e innovación que define a la empresa.
La relación entre Ana y su nieta Lara Feliu se hizo especialmente visible a través del canal de YouTube que compartieron en los últimos años. Aquel proyecto convirtió a la fundadora en la primera influencer octogenaria de España, un fenómeno que demostró que la edad no es barrera para comunicar ni para innovar. En ese espacio, Ana hablaba de salud y nutrición con sencillez, mientras Lara aportaba la visión tecnológica y digital que conectó con el público más joven. Hoy, esa línea de comunicación sigue evolucionando en redes sociales y plataformas digitales, donde la empresa combina contenido científico con un tono accesible y educativo.
Un año después de su despedida, el mensaje de Ana María Lajusticia sigue vigente. Su marca y su filosofía siguen recordando, con la misma convicción que ella repetía: «Lo que funciona, funciona, aunque ya no esté de moda».
Un relevo asegurado sin salir de casa
Ana María Lajusticia y Manel Feliu tuvieron seis hijos. Uno falleció en un accidente y Conxita, la segunda, murió en 2019 a los 63 años. La mayor es Luisa, que vive en Anglès, y el tercero es Manel, que reside en Barcelona. La más pequeña, Marta, vive en Girona. La relación con su hijo Manel fue siempre muy estrecha.